¿Por qué la diversión necesita sangre y sufrimiento?
Hoy Rompesuelas será asesinado. Y aunque es una expresión que no gusta a todo el mundo, es la única posible cuando se prepara con alevosía, maldad y disfrute, la tortura y muerte de otro ser vivo.
Esta ‘tradición’ del Toro de la Vega no es precisamente nueva, aunque los últimos años han supuesto toda una revolución en la concienciación social. Los que hemos sufrido toda la vida con estas prácticas, y con el hecho de que desde el Estado se haya fomentado la unión de esta crueldad con la de la identidad nacional, ahora nos sentimos un poco menos solos.
Ya no hacemos eco en la nada cuando defendemos nuestra postura, cuando se nos trata a nosotros de radicales o de anti-españoles. Afortunadamente el español medio está evolucionando y cada vez son menos quienes se quedan anclados en el medievo. La prueba está en esa multitudinaria manifestación que este domingo atravesó Madrid en contra del Toro de la Vega.
Y, aun así, esta es una larga espera porque el maltrato animal sigue llamándose cultura en España, nos obligan a todos a subvencionarlo con impuestos, y se sigue catalogando de ‘fiesta’. ¿Fiesta, en serio? Yo jamás necesité la sangre y el sufrimiento de otros para divertirme. De hecho es precisamente algo que a mí me hace sufrir, me acongoja.
Y pensar en el futuro de Rompesuelas, que pasará horas perseguido por hordas de salvajes a pie y a caballo y armados con lanzas con el único fin de matarlo, vuelve a retorcerme el estómago. No sobrevivirá a esa carrera injusta por su vida, estará solo en su final sangriento, provocado por aquellos en los que ahora ingenuamente confía.
Recuerdo las últimas imágenes de Elegido, el infortunado toro al que dieron muerte en 2014, y cuyos últimos momentos fueron recogidos por los activistas animalistas que allí acudieron en protesta, y que fueron insultados y golpeados por ser compasivos mientras la policía era testigo sin hacer absolutamente nada.
Esto volverá a suceder este 15 de septiembre, puede que incluso con peores circunstancias. Porque desde el Estado y los mandos policiales han blindado esto que llaman torneo y lo vigilarán para evitar que haya activistas que lo boicoteen. ¿Acabará alguno de ellos siendo víctima de la ley mordaza solo por querer demostrar algo de inteligencia emocional y humana? Entra dentro de lo posible, lo que es seguro es que no se multará a los organizadores.
Y eso que, por lo visto, el Toro de la Vega podría entrar en conflicto con el nuevo Código Penal diseñado por el Partido Popular. Lo hemos sabido a través de eldiario.es, que se ha hecho eco de la protesta llevada a cabo por una asociación animalista de La Rioja, la Red de Protección Canina.
La asociación ha advertido al alcalde de Tordesillas, al delegado territorial de la Junta y al subdelegado del Gobierno que la nueva redacción del código incluye penas a quienes maltraten animales «que temporal o permanentemente viven bajo control humano», y les ha avisado de que consentir esta práctica podría llevarles a cometer un delito de prevaricación. ¿Se hará cumplir este Código Penal contra Tordesillas? Permitidme dudarlo…
EL PSOE, ESE PARTIDO QUE NO SE MOJA POR NADA
Este tipo de prácticas se solucionarían fácilmente con voluntad política, como así ha sido en lugares como Palma de Mallorca, declarada recientemente ciudad antitaurina, A Coruña, ciudad que ha rescindido el precontrato que firmó el anterior gobierno sobre la Feria Taurina, o distintas localidades levantinas como Gandía o Alzira que han suprimido los festejos.
Si se quiere, se puede. El problema es que los principales partidos políticos no quieren. En absoluto. Ya sea porque el negocio de las subvenciones da mucho dinero e intereses, o por el empecinamiento por el que tanto le cuesta a España avanzar, o por el miedo de identificarse y que eso suponga una pérdida de votos.
Es lo que le pasa al PSOE de Pedro Sánchez, que un día va a Sálvame a decir que rechaza de ‘Fiesta’, y que si llega a Presidente impulsará leyes de protección de los animales; y otro día dice que no va a hacer ninguna presión sobre José Antonio González Poncela, el alcalde socialista de Tordesillas, porque esta decisión «entra dentro de su autonomía».
Dadas sus declaraciones previas cualquiera pensaría que apoyar este torneo llevaría a incumplir las bases ideológicas de su partido, y muchos han sido expulsados por ello. Ahora no se hace, de nuevo, porque no se quiere. Porque pesa más conservar la mayoría absoluta en un pueblo que otra cosa…
Para él no ha supuesto ninguna presión las más de 360.000 firmas recogidas y entregas al PSOE por parte de Pacma y varias asociaciones animalistas. El PSOE de Pedro Sánchez pretende hacerse un Rajoy, porque debe pensar que sale más a cuenta no hacer nada y esperar a que pase la tormenta, que dar la cara y posicionarse sin tapujos en una postura.
Pero a España ya no le valen las medias tintas. Los españoles estamos evolucionando y somos perfectamente capaces de empatizar con estos animales masacrados para la diversión de aquellos que solo disfrutan con el dolor y la sangre. Dejar pasar el tiempo no sirve de nada, y desde luego querer condicionar un puesto en el sillón de presidente para empezar a moverse por un tema tan crítico revela una fuerte presencia de la vieja política. Parece que el PSOE no aprende de sus errores.
No será la primera vez que la sociedad civil avanza antes que sus líderes. De hecho, tanto en España como en el resto del mundo es la gente la que ha hecho historia a lo largo de los años. Los políticos corren peligro, una vez más, de quedarse de nuevo atrás.
Puede que aún tengamos que ver morir a muchos Rompesuelas, pero acabaremos con este tipo de prácticas y nos convertiremos en un país humano y moderno, donde se empatice con el sufrimiento y no con la psicopatía que sufren los que disfrutan con la sangre. No queda tanto porque cada vez somos más los que vemos el horror en estas prácticas. Lamentamos llegar tarde para ti, Rompesuelas. La evolución necesitará más muertes para llegar…