La legislatura transaccional
Las palabras dicen mucho. En la vida política hay una palabra que no habréis ido nunca fuera de un Parlamento. O sea, que no habréis oído nunca porque no soléis estar ahí dentro. Instar. El Hospital de San Rafael es un sitio en el que se insta mucho. Es más: se insta a instar, que es al extremo que llegamos cada vez que nos metemos en la política nacional.
Le insto a que me dé una barra de pan. Le insto a que nos ponga otra ronda. Cari, te insto a…
Es irreal, porque es irreal pedir y pedir, sólo pedir. Aunque no os lo parezca, allí fuera (en LACALLE TM) se pone en práctica otro verbo que realmente sólo se usa mucho allí dentro.
Transaccionar. Significa añadir contenido a una propuesta. Luego está en manos del primer partido aceptarla, y de todos votarla.
Estamos en la legislatura a cinco, la legislatura de las transaccionales, de la geometría variable. Y eso significa que es también una legislatura en la que hay algo de incertidumbre sobre lo que pase en cada sesión.
Todavía mínimo porque se van configurando con demasiada frecuencia los grandes bloques PP-Ciudadanos y PRC-PSOE-Podemos, pero es que estamos aprendiendo. Todos. Los partidos nuevos, a ver qué mociones presentan, sobre qué temas y cuando. Los partidos tradicionales, a ser un poco más flexibles. La prensa, a no dar por supuesto nada en el Pleno.
Una de las novedades de esta legislatura que acaba de empezar es que va a haber más transaccionales. Y eso significa más oportunidad al diálogo. Significa que muchas veces no se va a votar la propuesta original. Sino la reformada. O, como ha sucedido con la moción de transparencia, que Ciudadanos ha incorporado a su propuesta original dos transaccionales, de PP y PRC, que además no casaban mucho entre sí. Digamos que Ciudadanos se ha vuelto marxista porque al final ha acabado tirando de síntesis.
Si todo va bien, esta legislatura vamos a pasar de instar a empezar a transaccionar. Con un poco de suerte, los periodistas nos volvemos locos cada Pleno para saber qué se ha votado exactamente, y quién ha votado cada propuesta. Significaría que aún tenemos margen de sorpresa. Y que hay gente que está dedicando tiempo a hablar. Que de ahí venía la palabra Parlamento.
Transaccional 1: Vimos en Cantabria, la comunidad en la que hace falta una votación para actualizar una página Web. Es lo que ha hecho Ciudadanos en el Parlamento cántabro con el Portal de Transparencia, cuyo ámbito de influencia quiso extender el PP a las empresas públicas (en Podemos, directamente, han presentado una proposición de Ley).
Actualizar la Web y más cosas, de esas que vienen en la Ley. El gran fallo de lo que se llama transparencia es que sigue dependiendo del impulso personal de los gobernantes. Y así es como se consigue que el Portal de Transparencia no se actualice con el cambio de legislatura. ¿Os imagináis que pasará igual con los colegios y no abrieran al día siguiente de unas elecciones? No es así, y eso es porque todos tenemos claro lo básica que es la educación. Quedan un par de décadas hasta que la transparencia esté a ese nivel.
Transaccional 2: Antes teníamos El efecto mariposa, pero a Jorge Fernández, ministro de Interior, le parecía demasiado serio y ha creado el #efectochupito, que lo ponemos así con hastag porque Twitter está de moda.
Resulta que si tú apruebas una Ley que lo pone más difícil para manifestarse y protestar, cosas de la técnica legislativa, puedes beber hasta más tarde y e ir a conciertos sin que te multen.
(Os contexto: al entrar en vigor, la Ley Mordaza derogó normas, de modo que Cantabria perdió temporalmente la capacidad de sancionar incumplimientos de la Ley de Espectáculos. Se podía denunciar, pero no sancionar, porque usamos muy bien el autogobierno)
Debe ser que el Partido Popular conoce como nadie España, y por eso sabe que si se nos impide protestar, lo que no se nos puede impedir es beber y evadirnos de la realidad sin ser sancionados por ello.
Seguro que hubo tentaciones de extender el ámbito de la prohibición y poner trabas también a criticar.
Pero eso desataría una paradójica revolución de criticar que no se pueda criticar. De ese bucle, de criticar y evadirse para no protestar, lleva años viviendo Tele inco, en una técnica que ha conseguido extender al debate público. Porque Berlusconi como político no es sólo una realidad a olvidar, es, sobre todo, una metáfora.
En realidad, Fernández sí que se la ha jugado un poco, no obstante, porque al final no hay nada tan español como protestar en el bar. Parl