Julia Casanueva toma el mando de la vela española
Tras varios meses de litigios entre su antecesor en el cargo, José Angel Rodríguez, y la presidenta de la Federación Cántabra de Vela (FCV), la primera moción de censura de una federación deportiva española se ha producido y Casanueva ha ganado la partida, según parece. Son 50 votos a favor (de 79 posibles) y 5 en contra los que ha obtenido, aunque todavía podría haber alguna sorpresa judicial, ya que la Real Federación Española de Vela (RFEV) presentó un recurso al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) horas antes de la moción, para intentar poner otro palo más en la rueda del proceso, como publicó ABC.
Así pues, el culebrón parece que aún podría no haber terminado. Y ya es largo, pero sobre todo tiene puntos vergonzantes, y por ambas partes. Los cruces de acusaciones se han producido sin pudor en los últimos meses. El mismo medio de comunicación se hacía eco también de los correos electrónicos, cartas o mensajes de Whatsapp que han sido enviados al presidente y a Rosa García, miembro del equipo de organización de Mundial de Vela Santander 2014 para amenazarles con publicar pruebas que demostrarían una demostración sentimental entre ambos. Hasta aquí se ha llegado.
El presidente federativo ha procurado alargar todo este proceso, pero no ha evitado su consumación. Desechó varios de los avales que Casanueva presentó en verano para evitar convocar una asamblea el pasado 18 de julio, y los argumentos presentados eran tan débiles que el TAD, a principios de septiembre, instó a Rodríguez a convocar a los 79 miembros de la RFEV con derecho a voto en una fecha temprana, tan pronto como fuera posible.
Aún así, el ya expresidente sigue remando, esperando que en los tribunales se le dé la razón y poder seguir agarrado al asiento de la federación, al menos el año que queda hasta las próximas elecciones presidenciales de la RFEV, que se producirán el próximo otoño, después de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
A Casanueva, que ha dimitido de la presidencia de la FCV (la sustituirá en el cargo su vicepresidente, Jorge Pineda, si no pasa nada raro), le espera un año de presidencia. Ella misma ha dicho que no va a cobrar ningún sueldo en el cargo y que no se va a presentar a las elecciones de 2016. Eso puede ser una pista de que hay alguien detrás de ella con la intención de presentarse el año próximo y que no quiere enseñar su rostro todavía.
Así pues, Casanueva tiene una ambición simplemente deportiva. El próximo verano hay Juegos Olímpicos y la vela siempre ha sido una de las principales cartas que ha jugado España para sacar preseas en la competición deportiva más importante del mundo, y ahora las expectativas no son las mejores. La lucha de poder que han tenido los dos protagonistas ha dejado totalmente de lado a los deportistas, que incluso han llegado a competir en la regata previa a los Juegos, un año antes de la gran cita, sin uniformes de la selección, dando una impresión, al menos, cutre.
Las rencillas, parece, vienen desde el Mundial de Santander, a colación de que Rosa García tuviera una fuerte implicación en su organización, pero hasta que Casanueva no fue destituida en mayo como vicepresidente de la RFEV, nunca se habían conocido tales rencillas. De repente todas afloraron y se montó el circo.
EL CEAR DE SANTANDER
La capital de Cantabria tiene una importancia crucial dentro de la vela española. No solo por ese campeonato disputado hace poco más de un año y cuyas implicaciones judiciales aún pueden llegar, también por el Centro Especializado de Alto Rendimiento (CEAR) de Vela Príncipe Felipe, una de las pocas fuentes de ingresos que la RFEV, de hecho la única junto al Consejo Superior de Deportes (CSD) y las licencias federativas.
La Escuela del CEAR ha vivido importantes problemas en este 2015. Los padres de los alumnos tuvieron que movilizarse porque llegaron a ver que sus hijos se quedaron sin dar las clases ya abonadas algún fin de semana. Se aducía que no había dinero para monitores, pero si aumentan los alumnos está comprobado que la Escuela es rentable económicamente.
El Faradio ha podido saber que, actualmente, se ha cubierto el tope de alumnos. Son 92, tantos como barcos se disponen, por lo que la situación de la Escuela es difícilmente mejorable. No hay motivo para pensar que puede costarle dinero a RFEV, que es lo que Casanueva no quiere. En estos últimos tiempos había bajado mucho la afluencia de jóvenes para aprender en el CEAR, pero tras el verano se ha vuelto a completar el cupo.
Hay que recordar que el CEAR ya trajo dimes y diretes cuando Casanueva era vicepresidenta de la RFEV y presidente de la FCV, a colación de quién debía gestionarla. De hecho, cuando se firmó el convenio de colaboración entre RFEV y Ayuntamiento de Santander, la FCV pensó en denunciarlo. Este asunto saltará de nuevo a la palestra, seguro. Y deberá encontrarse una solución pensando en los alumnos, algo que no siempre se ha tenido en cuenta, igual que a los deportistas de élite.
¿QUIÉN SERÁ EL DIRECTOR DEL EQUIPO OLÍMPICO?
Otra decisión importante que se debe tomar con rapidez es sobre quién llevará el equipo que vaya a Río. Parece que Toni Ripoll fue apartado, de manera grotesca, de ese cargo, con mensualidades sin cobrar y decenas de miles de euros adelantados en gastos que también se le debía restituir. Lo ha estado contando todo el verano el periodista Jaume Soler en su blog.
La situación resulta incómoda, sobre todo por la cercanía de los Juegos. Cambiar a esta figura ahora no parece lo más conveniente. Hay regatistas españoles que ya están clasificados para Río, otros aún están en ello, y precisamente por eso el papel de Ripoll puede ser determinante. Su 2015 resulta extraño, se ha llegado a quedar sin acudir con el equipo a alguna regata imporrtante, y ha vivido un verano de lo más surrealista, con el presidente de la RFEV aireando su despido y las razones de que se produjera sin que el propio interesado hubiera recibido ninguna notificación oficial.
Está por ver si ese despido tiene marcha atrás o si hay que buscar a otra persona que se haga cargo, en cuyo caso seguro que sonaría el nombre de Jan Abascal, director del CEAR y que tuvo que salir al rescate del Mundial 2014. Como campeón olímpico en Moscú 1980, pero sobre todo por su reciente experiencia, sería uno de los favoritos. La nueva presidenta lo dirá.
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