El Ayuntamiento y la Fundación no informan a los creadores de los problemas en el Centro Botín
Los creadores de Santander estaban citados ayer (no todos) a una reunión para exponerles las conclusiones del borrador del Plan Director de Cultura, realizado tras un prolijo proceso de consultas entre distintos sectores culturales y sociales de la ciudad.
En la cita se les plantearon, además, algunos de los proyectos de futuro en los que se encuentra embarcada la ciudad, como un centro de artes en el Barrio Pesquero, o el Archivo Lafuente ligado al Reina Sofía.
En general, aparte de enumerar y debatir sobre las conclusiones del Plan Director de la Cultura, desde el Ayuntamiento se les dibujó, en base a todos estos proyectos, un panorama optimista para el sector.
Pero algunos de los asistentes se ha encontrado al leer el periódico esta mañana con que El Diario Montañés confirmaba, con jugosos detalles, uno de esos secretos a voces que ruedan por una ciudad en la que todos somos primos y todo el mundo fue al instituto con algún jefe de obra.
Esto es, que las obras del Centro Botín están sufriendo un parón, otro, motivado por desavenencias entre las empresas (ASCAN y OHL) y la Fundación Marcelino Botín, que es quien promueve y paga la obra.
Desavenencias en torno a los sobrecostes que se han ido acumulando por los sucesivos modificados de obra en el edificio diseñado por el arquitecto genovés Renzo Piano, así como por distintos problemas burocráticos.
No es la primera vez que se producen estos problemas en el Centro Botín, que ya tiene una larga lista de fechas de apertura incumplimiento. La información de El Diario Montañés llega a hablar de 2017.
EL BANQUERO Y EL CONSTRUCTOR
Según citaba esa información, los problemas en torno a quien debe asumir los sobrecostes están provocando reuniones al más alto nivel entre Santiago Díaz (ASCAN), Villar Mir (Ferroatlántica) y Javier Botín, de la Fundación ligada al Banco Santander.
Todo en uno de los proyectos en la ciudad en los que más se evidencia la coincidencia entre el banquero, el político y el constructor.
Y, en este caso, en un proyecto que involucra a dos empresas, ASCAN y el Banco Santander, estrechamente relacionadas entre sí: el banco fue una de las entidades que les ayudó a refinanciar su deuda cuando presentaron el preconcurso de acreedores y la familia Botín salió al ‘rescate’ de los Díaz en una operación de compraventa de terrenos.
SIN EXPLICACIONES PÚBLICAS
De todo esto no se habló en el encuentro de ayer con los creadores y promotores culturales, como ellos mismos han manifestado a EL FARADIO, pese a la presencia en el encuentro tanto del alcalde Íñigo de la Serna como de representantes de la Fundación Botín.
Y eso a pesar de los discursos públicos en los que se les ha subrayado el papel aglutinador que tendrá el Centro Botín para los creadores de la ciudad, que ya han tenido sus primeros contactos en experiencias como la exposición de Sol Lewitt.
Los creadores lamentan la falta de noticias y la ausencia de explicaciones sobre los problemas del Centro.
Desde la oposición, el socialista Pedro Casares hacía sangre preguntando si el problema es que el alcalde, Íñigo de la Serna, no está informado de lo que sucede en torno al Centro Botín, una obra privada enarbolada profusamente desde el equipo de Gobierno.
OPACIDAD
En general, todo lo relacionado con la obra se ha gestionado con bastante poca transparencia: ninguna institución ha informado, por ejemplo, de que la Fundación Botín se vio exenta del pago de tasas por el uso de espacios públicos (los Jardines de Pereda) o del cumplimiento de la normativa de ruidos, por sus actividades allí durante este verano.
Ni del incremento en el precio en uno de los contratos municipales, es decir, público, consecuencia directa del Centro Botín: el del mantenimiento de los túneles de la ciudad.
Para soterrar el tráfico hubo de construirse un túnel, y esto supone más trabajo para la empresa concesionaria, por tanto, más dinero, en un sobrecoste de 42.833 euros, del que no se informó públicamente.
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