El líder y candidato socialista a la presidencia del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ha estado este miércoles en Santander, invitado a un Foro de la Cadena SER con empresarios y periodistas de la región.

Pedro Sánchez, este miércoles en Santander.

Sánchez ha estado apoyado por los dirigentes regionales de su partido, como la vicepresidenta del Gobierno, Eva Díaz Tezanos, la presidenta del Parlamento, Dolores Gorostiaga, el líder del PSOE en Santander, Pedro Casares, varios nuevos alcaldes socialistas; y también algunos representantes del PRC, socio en el Gobierno de Cantabria, como el portavoz en el Parlamento, Pedro Hernando y el Consejero de Obras Públicas, Urbanismo y Vivienda, José María Mazón.

El candidato socialista ya está en precampaña,  y ha querido desmarcarse como un candidato a la Moncloa que lleva por bandera «el camino de la reforma, del acuerdo y el diálogo». «Quiero representar todo lo contrario a lo que ha representado Rajoy durante estos últimos cuatro años», ha declarado, que cree que ha hecho «todo y de todo para ser presidente de Gobierno».

Así, Sánchez ha criticado los años de gobierno de Mariano Rajoy, asegurando que España está «peor que en 2011», y ha descrito al Gobierno del PP como «absolutista» e «incapaz de atajar la corrupción de su partido»; entre la que ha destacado a Rato, quien antaño fue calificado por el PP como «el mejor ministro de Economía» de España, y de quien ha dicho que “no sólo no puso freno a los excesos, sino que los protagonizó”.

PROMESA DEL AVE A SANTANDER, Y NINGÚN COMPROMISO CONCRETO CON VALDECILLA

Pero está en Cantabria, por lo que se ha visto obligado a centrar, al menos parte de su mensaje, en la región. Sobre el pacto de su partido con el PRC para formar gobierno, por segunda vez, Sánchez ha reconocido que les ha sido «rentable políticamente». «Nos beneficia y mucho», ha dicho sobre un pacto que les ha dado la mitad del Ejecutivo de la región y les ha permitido entrar en el gobierno de nueve de los diez municipios más grandes de Cantabria (menos Santander).

De este pacto, el socialista destaca la labor de su parte en el Gobierno de Cantabria, encabezado por Eva Díaz Tezanos, a la que ha alabado por llevar a cabo, en sus primeros meses de gobierno medidas, que «son hechos, y no palabras»; destacando especialmente «el Plan Integral contra la Pobreza en Cantabria, el Fondo Extraordinario para cumplir necesidades básicas, red de bonos alimentarios y la recuperación de la universalidad de la sanidad».

Poco se ha prodigado sobre los temas centrales que copan actualmente la política en Cantabria. En cuanto al AVE, Sánchez ha vuelto a reiterar su compromiso a que el AVE llegue a Santander, «a pesar de Ciudadanos», ha insistido hasta dos veces. Una afirmación irónica si se tiene en cuenta que el partido de Albert Rivera no ha gobernado todavía en ningún lugar para oponerse al AVE; y supone ignorar la actitud de los sucesivos ministros de Fomento, tanto del PSOE como del PP, que son los que han evitado este desarrollo ferroviario desde hace años.

En cuanto a Valdecilla, Sánchez no ha mostrado ningún compromiso nacional, sino que se ha remitido a la «voluntad» del Gobierno cántabro de «hacer público el hospital». «El Gobierno está pidiendo informes jurídicos a los letrados para saber exactamente cuáles son las opciones de poder revertir» el contrato público-privado con Ferrovial, ha asegurado.

No ha habido ninguna alusión al criticado proyecto eólico en Cantabria, sino que en todo caso ha hablado de la energía a nivel nacional, que considera un «lastre para la competitividad de nuestra economía». Por ello ha insistido en que la causa de que la industria española no sea competitiva lo tiene el «despilfarro energético», y cree que «la revolución energética que tenemos en nuestro país es el ahorro energético», ha matizado.

Sobre el tema de pactos, Sánchez también ha parecido reticente a concretar si contaría con el apoyo de Ciudadanos o el de Podemos para tratar de llegar a la Moncloa. Se ha limitado a hablar de los beneficios la centralidad del PSOE, sin perder su carácter social-demócrata, y que les da «capacidad para pactar» con varias formaciones.

También ha defendido un país sin mayorías absolutas pues cree que «cuantos más partidos haya implicados en la gobernabilidad, menores casos de corrupción haya». Una respuesta bastante genérica, que no le compromete ni le excluye de ningún pacto posible.