Martes y 13, ni te cases ni proyectes en Cantabria
Es martes y trece, ni te cases ni te embarques. La fecha del gafe por excelencia en España. Y, somos así, nos parece el día idóneo para repasar los 13 proyectos gafados en la comunidad autónoma.
Como veréis a continuación, nos salen muchos más que 13. Así que hemos tenido que categorizar para justificar el titular (y si de paso Google premia este artículo con buen posicionamiento SEO ya lo bordamos).
1.-Proyecto con gafe number one: el engaño del tren.
Lo prometió Aznar. Lo prometió Zapatero. Lo prometió Rajoy. Lo acaba de volver a prometer Pedro Sánchez. Y los líderes políticos que pueden quedar. Lo cierto es que el tren de alta velocidad a Cantabria está fuera del Plan Europeo de Infraestructuras y Transporte (PEIT) 2020; no así cada territorio que linda con nosotros (País Vasco, Asturias y Castilla-León).
Así las cosas, el único que empezó a construir una conexión moderna de Cantabria por ferrocarril fue el actual alcalde honorario de Santander, Francisco Franco. Pero el Gobierno de España abandonó el tren del Mediterráneo con el túnel de La Engaña finalizado. Hoy es, seguramente, el más visitado monumento al abandono de Cantabria.
2.- Cualquier megaproyecto que se atasca en la zona política
Nos hace ilusión recordar el proyecto Moneo porque tuvo de todo. Nadie se acuerda de él y nosotros somos muy de conflictos olvidados. Recordemos la pelea en el barro de Piñeiro y Mediavilla (‘manu militari’), la manipulación de la sociedad civil controlada en Santander, hasta maquetas con sus debates volumétricos y varios modificados. Necesitaríamos azafatas del Un, dos, tres para saber lo que nos costó aquel despliegue infográfico. Y todo para terminar siendo un solar en el que se aparcan coches gratis en pleno Puertochico. Cómo será, que Nacho Diego lo sacó en el top manta de Invercantabria en México y todavía no ha llegado ningún indiano.
Pero es que hay más: desde ese Puerto de Laredo sin barcos por el que indemnizaremos a sus empresas por no haber hecho nada; o nada, una minucia, el Hospital Ferrovial, queremos decir Valdecilla, que simplemente es el símbolo de la sanidad en Cantabria, que decidimos levantar sobre sí mismo en unas obras llenas de sobrecostes e incumplimientos de plazos y promesas que hemos aderezado, por si teníamos poco, con una polémica interinstitucional y muy edificante sobre la licencia.
3.- La Remonta
La Remonta, joder, la Remonta. Que iba a ser jardín botánico, con su torre bioclimática y todo. Este gafe que esporádicamente vuelve a la actualidad, como este último Puente del Pilar, se lo podemos imputar íntegramente al bipartidismo, al PPSOE que se enzarzó en una batalla por la apropiación que nos ha llevado a no construir viviendas en época de burbuja y a no renunciar – nunca- a doblar la VPO de Santander en plena crisis económica. Por cierto, el parque tampoco abrirá antes de que acabe el año, el último plazo que se había dado antes del siguiente: ahora se nos dice que a principios del año que viene, que será 2016. Y esta historia empieza en los primeros dosmiles.
4.- La reordenación ferroviaria
Pero si algo caracteriza a un megaproyecto fracasado en Cantabria es que nos resistimos al gafe, por lo que nadie lo da por zanjado nunca; ni hoy que todos sabemos que nunca llegará el AVE renunciamos a la reordenación ferroviaria, con sus infografías faraónicas y sus edificios singulares de forma fálica.
Nuestro gafe con las vías es digno de estudio informativo. En Tanos siguen con las mercancías peligrosas y en Torrelavega van por el decimoséptimo proyecto para el soterramiento de las vías de FEVE.
5.- Las colaboraciones público-privadas: Elegimos pero fatal a los socios con los que nos embarcamos en las aventuras institucionales. Sea GFB o Ecomasa, o la gente que nos hace asfaltos ecológicos investigados judicialmente y por la Comisión Europea (Green Road). Nos da igual que sean de aquí de toda la vida, o que pasáramos a buscarles por Zurich o la India (estamos intentando hablar sutilmente del Racing). Os confesamos que estamos cruzando los dedos muy fuerte para que el Hospital Valdecilla no se embarranque como el Puerto de Laredo.
6.- El Centro Botín
Nunca acabarán las obras en el Centro Botín, como en el sketch de Martes y 13 sobre los retrasos en los Juegos Olímpicos de Barcelona, en el estadio olímpico de Montjuic y en el aeropuerto de Barcelona.
Este proyecto formaba parte de la integración de espacios portuarios en el, atención, FRENTE MARÍTIMO. Fue empezar la casa por el tejado y, salvo actuaciones puntuales en Marqués de la Hermida y Gamazo… ahí seguimos.
7.- El Plan Eólico/la energía
Con ‘m’ de megaproyecto se escribe molino, de viento. El Plan Eólico, por favor. Recordemos a todas las familias poderosas (las BCABB: bancos, constructoras, agua, basuras y balnearios) buscando partners – queda bien partner en proyectos de futuro- y LA agencia de publicidad comisionando antes de la adjudicación. Cumple el requisito de que nadie lo zanja , y siempre queda la posibilidad de que lo vuelvan a tumbar los tribunales.
El desarrollo eólico es gafe, en el marco de una fuerza sobrenatural que bloquea cualquier proyecto energético, desde los problemas para la línea de alta tensión para conectar Soto, Penagos y Güeñes hasta la multimillonaria inversión en la central de Aguayo que nunca llega, sin olvidar esa prohibición antifracking que da igual porque depende del Estado, y mira, ellos están más por el sí.
8.- La Industria
La Industria de Cantabria siempre ha estado gafada. Ahora Nestor Martin (perdón, ECOMASA WORLD INVESTMENTS) es ‘megaactual’ por la estafa a 88 trabajadores y la pérdida de 18 millones de euros de dinero público. Y mañana mismo declaran los presuntos estafadores, que llegaron de la mano del expresidente, Ignacio Diego, que igual tiene que declarar algo también.
Sucede que a Cantabria le cogen todas las crisis de reconversión industrial sin demasiada anticipación. Mucho tiempo atrás, Barrionuevo supo cómo se las gasta Campoo enfurecida, en aquella ‘Primavera del 87’ de la que la Fuga hizo canción; en los 90 fueron los de Astander los que quemaron contenedores, con la crisis de los Astilleros.
Y lo de Ecomasa no deja de venir de la adaptación de la plantilla de la multinacional que es TEKA; aquí siempre nos acordamos de que una vez estuvimos orgullosos de ser Campeones de Europa de balonmano. Y de los maillots de lunares azules y blancos en el Tour de Francia. De Enrique Aja y Raimond Dietzen.
Sigamos. Sniace, repetimos, SNIACE. Que está a punto de liar a los trabajadores la última trilerada. Dan ganas de decirles a los dueños: “Venga, vale. Aceptamos construcción de pisos como plan de viabilidad”.
Hasta GFB (pérdidas por encima de los 50 millones de euros), el penúltimo proyecto de instalación de una nueva fábrica fracasado en Cantabria, ha habido otros muchos fiascos. Aunque el fibroyeso fue muy mediático, se habla poco de Greyco, que fue 100% pública y dilapidó no menos de 26 millones de euros.
Ahora la amenaza es la deslocalización. Bridgestone amenazó con esa posibilidad para implantar un modelo salarial polaco. Así lo llamaron, no es un menosprecio. No estamos tan sobrados, ha ido pasando también durante estos años en Los Corrales de Buelna. Y en Treto se temen lo peor con los planes de futuro de Robert Bosch.
9.- Museo de Prehistoria
¿Os acordáis de Tuñón y Mansilla? ¿Era uno o eran dos? Bueno, ¿Los arquitectos que diseñaron una maqueta de museo que emulaba a los Picos de Europa? ¿Os acordáis? Sí hombre, sí: el edificio que iba a albergar el Museo de Prehistoria en la Vaguada de Las Llamas de Santander, de manera que los Picos de Tuñón y Mansilla quedaran alineados con el verdadero Naranjo de Bulnes, y que cada vez iba alejándose más de El Sardinero, cada vez más cerca de Bezana.
Pues no pudo ser, como tampoco pudo ser un museo de prehistoria en la abandonada sede del Banco de España. Porque en improvisación nuestras élites políticas sacan buena nota, y decidieron que mucho mejor sería albergar en la Plaza de Alfonso XIII el Archivo Lafuente. Que está muy bien, pero pobre museo de Prehistoria, cuyos fondos se han pasado años de inquilinos por varios locales, y aunque sólo sea por el porcentaje de aportación al patrimonio de la humanidad, se merecía un mejor trato.
10.- El mal trato al patrimonio, en general.
Nos da igual que un molino experimental de VESTAS amenace a un monte (una empresa danesa que venía a invertir mogollón en Cantabria y que dio una rueda de prensa en inglés con Lola Gorostiaga) o que se lleven el muro de arranque de la muralla medieval de Santander a la Vaguada de Las Llamas (hubo un tiempo que allí acababa todo lo que sobraba). Tenemos toda una tradición de pasar por encima del patrimonio. Somos de cultura renovadora, porque la rehabilitación limita mucho más el negocio. Y así, nos hemos cepillado plazas y jardines, la fachada del Mercado del Este, la Casa de los Guardeses o el mismísimo Teatro Pereda.
11.- Anillos y millas culturales
(No vamos a meter aquí la Ciudad del Cine proyectada en las canteras de Cuchía porque incumple la norma de que nadie lo da por zanjado; nunca más se supo y lo celebramos, porque recientemente ha salido en las noticias el fracaso de un experimento parecidamente burbujil en Alicante).
Hablemos muy brevemente del anillo cultural. El Archivo Lafuente tiene placa pero no se puede visitar todavía y el Museo de Prehistoria es provisional en el Mercado del Este. Al menos hasta que no se resuelva si va a ocupar también la primera planta y, en ese caso, qué pasaría con el mejor Kebab de la ciudad. Y ya.
Luego está la milla de la cultura, ese proyecto de control y encorsetamiento de la cultura en un barrio, que tanto tiempo llevan pergeñando las élites políticas, y puede que incluso económicas, de Santander. Y mira que les tenemos muy dicho que no hay una milla de la Cultura; que la Cultura no tiene un único recinto; que los que programan Cultura no son los pingüinos de la Magdalena ni los gorilas de Cabárceno; que la Cultura tiene sus espacios, que están dispersos, que están mejor así y que todos sabemos dónde podemos ir a buscarla. Que no toquen.
12.- Las televisiones locales
Presentamos nuestros respetos a todos los compañeros que por siempre serán los profesionales de Telecabarga que hicieron la televisión local más digna que se ha hecho en Cantabria.
Pero tenemos que decir que fue otro proyecto de comunicación de un constructor, que es supertípico de aquí. No de cualquier constructor, no. De Santiago Díaz; y luego estaba el constructor del PSIR de El Bojar, en Telebahía, que ahora es de un senador del PP.
Bueno, un recuerdo también a todos los compañeros y compañeras de Localia, que también hicieron buena tele, en el fracasado despliegue de televisión local del grupo PRISA. Por cierto, un recuerdo a Juan Luis Cebrián y a su capacidad de enriquecerse con el desguace del grupo de los Polanco.
A partir de ahí, el gafe de Cantabria con los medios es que siempre tiene que haber un constructor, un lobista o un destacado militante de un partido político concreto. Alerta, el Mundo, casi todos los digitales…
Los que mejor lo saben son los 50 extrabajadores de aquí, que en una legislatura pasó de confidencial local a CNN y acabaron mal indemnizados por el FOGASA cuando el Gobierno cambió de signo político.
13.- Las relaciones Santander-Cantabria
Las relaciones del Ayuntamiento de Santander con el Gobierno de Cantabria están gafadas por siempre. Da igual la época y el signo político de los representantes. Por ahí han estado y se han llevado siempre mal Huerta y Hormachea; Piñeiro y Sieso; Piñeiro y Revilla; Iñigo y Revilla; Iñigo y Nacho Diego. Y de nuevo Iñigo y Revilla, aunque les une más de lo que les separa.
Sea como sea, el alcalde de la capital y el presidente de Cantabria están condenados a llevarse mal. Es el gafe número trece.
Diréis que son los proyectos los que están gafados. Para mala suerte, la nuestra, que no sólo no los vemos prosperar, sino que encima nos toca pagar, salgan bien o mal.
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erreyerre
Muy dificil de mejorar. Radiografía del mayor mal regional. De la maqueta a la infografía sin tocar la realidad