¿Sabéis qué pasa cuando las elecciones generales se realizan siete meses después de las elecciones autonómicas? Pues que simplemente todo lo hecho, o lo no hecho; lo prometido, lo cumplido y lo insinuado durante ese tiempo es lo que se utiliza para la campaña electoral.

En definitiva, que si las campañas electorales están llenas de tópicos, utilizaciones de las instituciones de cada cuál, la aplicación de políticas de última hora y la inauguración de obras públicas; las de este año van a serlo por partida doble.

Porque en mayo han cambiado mucho las cosas o, al menos, eso parece. Los sillones han cambiado de color, algunos que habían sido expulsados de la casa han sido readmitidos por el público, y hasta han aparecido nuevos concursantes. Perdón, partidos políticos.

Hay que tener clara una cosa: todo lo que se ha prometido antes de mayo lo era con las miras puestas en las elecciones autonómicas, y todas las medidas prometidas, cumplidas o criticadas desde entonces lo han sido con el ojo puesto en el 20 de diciembre.

UN PSOE QUE TRATA DE RECUPERAR LA CONFIANZA

En Cantabria tenemos un nuevo gobierno, casi calcado a aquel que dejó el Ejecutivo hace cuatro años. Un PRC-PSOE, en el que el primero no se juega nada en diciembre, aunque Revilla también interviene en el juego, como la crítica por no haber sido recibido por Rajoy. Critica que ha sido escuchada, (sí, el plasma tiene oídos), y ha sido convocado el 2 de noviembre, Día de Difuntos.

El PSOE «venderá» sus propuestas en la calle, como haría un buen repartidor de publicidad.

Su socio de gobierno, por su parte, quiere recuperar la confianza perdida durante la anterior legislatura. Es por ello que el PSOE busca utilizar estos primeros meses de gobierno para mostrar sus diferencias con el Partido Popular, y también con las antaño suyas, en un claro mensaje de que han cambiado que defienden que ya se nota allá donde gobiernan.

De eso quieren convencer a los votantes, y ahora la estrategia es hacerlo puerta por puerta, tal y como anunció el pasado miércoles el líder socialista en Santander, el concejal Pedro Casares.

Para ello han preparado unos panfletos donde comparan las políticas durante cuatro años de PP, con sus propuestas incluidas en el programa electoral, y que irán repartiendo por la calle, confundiéndose entre los repartidores de publicidad o los captadores de ONGs.

No hay mucho de las medidas ya tomadas en los gobiernos autonómicos, aunque en Cantabria no ha dado tiempo a concretar ninguna de las grandes promesas. Y, es por ello, que el Gobierno tira de gestos durante sus primeros 100 días.

Gestos como la recuperación de la mesa de diálogo social con la patronal y los sindicatos. Y no es poco, porque durante cuatro años de Nacho Diego esa mesa de diálogo brilló claramente por su ausencia. Así que, claro, el PRC-PSOE ya ha aprovechado para venderse como el «Gobierno del diálogo»

EL PP USARÁ SU POSICIÓN EN EL GOBIERNO CENTRAL Y EL AYUNTAMIENTO DE SANTANDER

Si el PSOE utilizará, y ya utiliza su posición en el Gobierno regional, otro tanto le queda a su némesis, el PP, en el Gobierno central; pero también desde el Ayuntamiento de Santander, el más grande y la capital de Cantabria.

A pesar de la aparición de nuevos partidos políticos, asumámoslo: en lo que se refiere a esta campaña va a consistir en un PP-PSOE de libro. Estado vs gobierno autonómico o Ayuntamiento vs Ejecutivo cántabro, da igual. Si no es por Valdecilla, que cada cuál querrá apropiárselo sin otorgarle un punto al otro; será por la inauguración de la A8 o por temas urbanísticos.

Zona de El Pilón

Y si no hay, se inventan, como en el caso del Pilón. Algo tan sencillo como que ese caso ha sido provocado por un PGOU aprobado por el Ayuntamiento de Santander, y que es, no solo competencia, sino obligación de este modificarle para sacar a los vecinos de un problema que les han creado.

Pero ahora Iñigo de la Serna trata de trasladar el problema al Gobierno, a una Ley de Suelo que cojea por todas partes y sí, es necesaria y urgente su reforma, pero que no llegaría a tiempo para los vecinos del Pilón. Para los de las otras 89 actuaciones previstas en el PGOU de Santander puede que sí, pero no del caso que nos atañe. Pero es que el PSOE, con Eva Díaz Tezanos, ha caído en la trampa y no ha señalado algo tan obvio. Quizá, como hemos dicho en BTC, porque tampoco quieren ser ellos los que legislen en contra de las constructoras.

Y en el papel autonómico, el PP ya se ha metido en su traje de oposición y ha pillado al Gobierno en algunos de sus puntos débiles, como pueden ser las contrariedades que, según él, son naturales en un gobierno «formado por dos partidos que se dan la espalda», y que «compiten por ver quién de los dos generan más titulares» en beneficio de sus intereses.

Nacho Diego también ha acusado al Gobierno de estar «repitiendo los errores que nos llevaron a la crisis». Una referencia al gran número de altos cargos que el Ejecutivo ha otorgado, y que no parece que vayan a recortarse de su mano.

LOS PARTIDOS EMERGENTES VIENEN PISÁNDOSE MUTUAMENTE

En el pleno del pasado lunes, el Grupo Popular presentó, pactada con el Grupo Mixto (Ciudadanos), una iniciativa sobre el nombramiento de cargos y la reducción de empresas públicas que, tras haber perdido las elecciones tras cuatro años de mayoría absoluta, por fin parecen haberse dado cuenta de su importancia.

Esta iniciativa no salió adelante por el rechazo del PRC y el PSOE, y por la abstención sorpresa de Podemos que inicialmente había apoyado la propuesta. Esta abstención, por lo visto, vino fomentada por el discurso crispado realizado previamente por la diputada popular, Isabel Urrutia, que ya en un pleno anterior vinculó iniciativas de Podemos con los del «tiro en la nuca».

Así que, como estaban de acuerdo en el fondo pero no en la forma, el grupo Podemos presentará ante el Parlamento una iniciativa similar y que parece que sí será apoyada por el PSOE y el PRC.

Algo que, a su vez, les ha criticado Ciudadanos, que cree que ha hecho el «ridículo». El partido naranja puede que no llegue a apuntarse ese tanto, pero sí presentará otro iniciativa, propuesta no de ley, muy ambiciosa y que viene demandando la sociedad cántabra (y española): cambiar el Estatuto de Autonomía para eliminar los aforamientos. Está por ver qué partidos lo apoyarán.

Están los partidos emergentes pisando fuerte, disputándose un electorado desencantado pero a la vez muy diferente, y cada uno utiliza los medios de los que dispone. Podemos quiere que las «buenas intenciones» que mantiene el Gobierno con respecto a las propuestas de su partido para aceptar la investidura pasen pronto «a hechos».

Los tres diputados de Podemos en el Parlamento de Cantabria

Mantienen su carácter social, su política anti-desahucios y buscan más concreción en la Ley de Emergencia Habitacional, que ya han anunciado un primer borrador para noviembre. Propuesta clave en el pacto de investidura con Revilla, pero que, cuidado, el PSOE también querrá apropiarse como suya.

Por su parte, Ciudadanos está en una situación bastante cómoda en la comunidad. Puede realizar una política muy crítica con todos los partidos de la cámara y, en la competición de partidos emergentes con Podemos, puede culpar a estos de cualquier incumplimiento del Gobierno regional, pues fueron ellos los que lo permitieron.

Por eso han catalogado estos 100 primeros días como una pérdida de una «maravillosa oportunidad» de llevar a cabo reformas; y no ha dudado en señalar a Podemos como «socio externo» del Gobierno, por su «lasitud» durante estos meses.

Claro que, también tiene el perjuicio de que sus actuaciones en los municipios les perjudiquen. Mientras que Podemos no quiso entrar en las municipales y los que han salido son escisiones de los que no se hacen cargo, Ciudadanos tiene concejales en Santander, Bezana y Piélagos. Y, concretamente en Santander, no están demostrando ser más que un cómodo bastón para Iñigo de la Serna.

Como se puede apreciar, ambos partidos emergentes tienen también sus argumentos para cargar entre sí. La pregunta es, ¿lo harán? ¿ese «y tú más» se trasladará a los nuevos partidos, con esa mezcla de instituciones que tan bien conocemos?