Día de difuntos: Revilla acude ante Rajoy con un consenso muerto
Después de Todos los Santos, vienen los Fieles Difuntos. Después de la Fiesta de Halloween, viene una resaca mortal.
Después de un Pleno del Parlamento en el que se acordó definir por unanimidad de todos los grupos una lista de las necesidades de Cantabria en materia ferroviaria….
…llegaron las declaraciones del expresidente Ignacio Diego, minimizando el consenso alcanzado el día antes, asegurando que eran reivindicaciones innecesarias y volviendo a una pelea partidista con las infraestructuras a la que su sucesor y predecesor, Miguel Ángel Revilla, se sumó alegremente. Poco dura la alegría en casa del pobre.
Y con esos antecedentes, y con todo el mundo, el propio presidente mediático que tenemos incluido, arañando minutos de tertulias en La Sexta a costa de pronunciar la palabra Cataluña (el secesionista ha sido el disfraz más comprado este Halloween y el que más miedo provoca) se plantará en La Moncloa.
No sólo de tren vive el hombre, aunque en Cantabria no ha habido otro discurso en lustros. Revilla también quiere hablar de la financiación de Valdecilla, de los problemas del sector lácteo y de la reindustrialización de Torrelavega.
Lo hará ante un presidente que no se atreve mucho a bajar la escalinata que da a la calle, porque cada día que abandona el despacho tiene más un pie fuera que dentro del Gobierno central. Por si nos lo habíamos comentado, en diciembre hay elecciones.
Por tanto, da un poco igual lo que se hable, si luego llega otro presidente de otro partido, o si es el propio Rajoy con una minoría que es la tónica de los tiempos (según marcaron las municipales, que en España siempre hacen de prólogo) y que significa que hay que pactar cosas, con lo que no sabemos que pasará con las necesidades de Cantabria en esas reivindicaciones.
Así que tenemos presidente saliente, fecha gafe (por lo menos no son los inocentes), comunidad pequeña, atención mediática en otro sitio y un inútil consenso bajo el brazo.
No hace falta ser muy listo para saber lo que va a pasar el Día de Difuntos, ni al siguiente, ni al otro en la Cantabria del bucle infinito.
Nos aferramos, por tanto, en la era del infoentretenimiento, a con qué nos sorprenderá el presidente Revilla para sorprender a los fotógrafos.
Un beso a la bandera española, que ya hizo en su día, gana muchas opciones, ante el contexto catalán, pero no descartamos que, una vez que Errejón le ha enseñado las claves de la hegemonía de la anchoa, esté más vivo, se vuelque con la carne y en lugar de taxi se presente en Moncloa a horcajadas de una tudanca. Bien podría ser Revilla un sleepy hollow cántabro. Al fin y al cabo, este es un puente de espejismos fantasmales.