7N: Todas a una contra todas las violencias machistas
Es este sábado, 7N, una de las grandes citas para el movimiento feminista, que se reunirá desde todo el país en Madrid para denunciar las violencias machistas, y semanas antes del 25 de noviembre, el día contra la violencia de género.
Esta cita es contra las violencias, en plural, porque el problema es más amplio de lo que parece limitarlo a los malos tratos: están los asesinatos de mujeres, por supuesto, pero también los machismos cotidianos, la desigualdad salarial, la educación, los retrocesos en salud sexual y reproductiva…
Colectivos feministas de toda España y mujeres y hombres a título particular partirán desde sus puntos de origen en columnas que confluirán este sábado a las 12.00 horas, en una marcha con origen en el Ministerio de Sanidad y destino en la Plaza de España.
Desde Cantabria salen varios autobuses, organizados en el colectivo Feministas de Cantabria, que agrupa a distintas asociaciones y colectivos en lucha por la igualdad y los derechos de las mujeres, además de quienes asistan a título particular.
A nivel estatal, las convocantes recuerdan que desde el año 1995, 1378 mujeres han sido asesinadas por el terrorismo machista, y en lo que llevamos de año se han contabilizado 70 feminicidios y otros asesinatos de mujeres cometidos por hombres.
Sólo en el verano de 2015 han sido asesinadas 37 mujeres y 8 menores a manos de sus parejas, padres o parejas de sus madres.
En Cantabria, este 2015 fue asesinada una mujer en Camargo, y otra quedó parapléjica, en Polanco, después de que su marido la tirara por la ventana.
Al incremento de asesinatos, suman “los recortes sistemáticos en los recursos públicos generales, en los derechos sexuales y los derechos reproductivos, recortes en la interrupción voluntaria del embarazo de las menores de entre 16 y 17 años y recortes en los recursos especializados contra las violencias machistas”, junto al acoso laboral, la trata de mujeres y niñas…
Y apuntan al origen común de todas estas situaciones: “una sociedad que tolera la desigualdad, y resta credibilidad y autoridad a las mujeres”.
“El machismo alimenta nuestra desvalorización, la cosificación de nuestros cuerpos y la falta de respeto a nuestras decisiones. Igualmente, estas agresiones son inseparables de las que sufren las personas que no responden a la masculinidad hegemónica”.
Por eso reclaman que la lucha contra el terrorismo machista sea una cuestión de Estado, contra la que se comprometan toda la sociedad y todas las organizaciones, con recursos materiales y protección efectiva para las víctimas, trabajando en la prevención desde la educación.