“A los que vivimos en Torrelavega nos cuesta mucho asumir que esto haya sucedido»
Cuando se produce un hecho trágico, como la muerte del comerciante oriental tras recibir una paliza el pasado jueves de manos de varios jóvenes en Torrelavega, un profesor suma más trabajo a su trabajo: tiene que explicar a sus alumnos qué es lo que ha sucedido, por qué, y plantearse si se puede hacer algo para evitar que se repita.
En el caso de este “acto muy salvaje”, ha sucedido en el Barrio La Inmobiliaria, “muy cerquita” del instituto de educación secundaria Miguel Herrero, donde trabaja el profesor Germán Trugeda.
En conversación con Buenas Tardes Cantabria, el codente hablaba sobre la “desolación” y el “dolor” en torno a estos “episodios tan violentos”.
“A los que vivimos aquí nos cuesta mucho asumir que esto suceda”, admitía Trugeda, quien relacionaba tanto estos hechos como la reciente agresión homófoba en la capital del Besaya con la situación de crisis económica (“estas personas debían estar trabajando, en lugar de estar por ahí).
Y también con la educación, con problemas de fracaso escolar y de exclusión social.
“Todo está muy vinculado, habría que ver la manera de fomentar una escuela más inclusiva, que atendiera mejor a los distintos intereses, orígenes y capacidades”, exponía, admitiendo que es algo que “no se hace de un día para otro” y que también tiene un componente de “respuesta individual”.
La agresión ya recibió en su momento las condenas de partidos y colectivos sociales, redobladas hoy tras conocerse la muerte, con condenas expresas de las asociaciones de comerciantes locales, al igual que cuando se produjo la agresión homófoba (y que, entre otras reacciones, ha suscitado la inclusión del municipio en el ciclo de cine LGTB organizado por la asociación Alega).
LOS DELITOS DEL ODIO
En cualquier caso, desde el mundo asociativo se insiste en que el hecho de que se conozcan las agresiones supone que se denuncian, lo cual es visto como un avance, ya que el 90% de los delitos por cuestiones de odio (racismo, machismo, homofobia, motivos religiosos, u otros) quedan sin denuncia por el miedo de las propias víctimas.
En el caso concreto de Cantabria, en 2014, último año del que constan datos oficiales del Ministerio del Interior, constan 15 episodios de este estilo, lo que aplicando la estadística supondría que están quedando sin denunciar 135 delitos de odio.
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