‘Cría cuervos y te sacarán los ojos’, reza un dicho. También puede ser que te destrocen la casa, si es que los tienes dentro.

Es precisamente eso lo que le puede pasar cuando tienes al enemigo metido en casa, tal y como le ocurre a la Señora de la obra ‘Mal’, que actualmente tiene en cartel el teatro El Principal.

Sus criadas, Solange y Clara, querrán quitárselo todo, hasta su identidad. No es que a odien, tampoco la admiran. Es un sentimiento retorcido mezcla de ambos, propio de una falta de autoestima y de cultura de la clase en la que están atrapadas estas jóvenes.

Cartel de ‘Mal Criadas’, la nueva obra de El Principal.

Ambas quisieran subir de categoría, emular a su señora. Por ello, cuando se quedan a solas en la casa juegan a suplantarla, e incluso inventan intrigas con el amante de la mujer. Intrigas que pueden llegar demasiado lejos, como de hecho ocurre en el libro en que está basada la obra.

LA HISTORIA REAL DETRÁS DE LA FICCIÓN

En ‘Las Criadas’, Jean Genet puso mucho de la realidad que estaba viviendo en aquel momento, recién terminada la II Guerra Mundial, donde las clases se diferenciaban entre oprimidos y opresores. Genet la escribió cuando aun permanecía en la cárcel, revelando así parte de su rebeldía e inconformismo por seguir en la misma situación en que se encontraba.

Y así nació una historia cuyo parecido es, a su vez, muy fuerte con el deuna historia real. En la de las hermanas Christine y Lea Papin, criadas durante siete años en la casa de los Lancelin, una familia burguesa del noroeste de Francia.

Un día, el 2 de febrero de 1933, el señor Lancelin encontró los cadáveres de su mujer y su hija asesinados y mutilados en el suelo de su casa. Christine y Lea se confesaron autoras del crimen sin el menor nerviosismo. Lo achacaron a una discusión porque no les había dado tiempo a repasar la plata

«Nada teníamos contra ellas. Hace demasiado tiempo que somos criadas, eso es todo. Tuvimos que demostrar nuestra fuerza», relató Christine durante los interrogatorios. Una declaración tan fría, tan incomprensible, que curiosamente las llevó a ser consideradas una especie de heroínas por ciertos movimientos de antes de la II Guerra Mundial.

Un paralelismo que todos los críticos recuerdan en la obra de Genet, y que este negó que se basara en la historia para su libro; pues no quería que el mensaje se centrara tanto en la situación del servicio doméstico como en esa enfermiza relación que une a la señora y sus criadas.