Ya sea en términos de costes económicos como de servicios o población afectada, Cantabria es la comunidad autónoma más expuesta a las consecuencias del cambio climático.

La urbanización en primera línea de Somo afectada por los temporales

Así lo refleja un informe para toda España elaborado en 2014 para el Gobierno central por el Instituto de Hidráulica Ambiental (IH).

En el apartado económico, es Cantabria la comunidad que más pérdidas económicas sufrirá por inundaciones, calculado en un 0,12% del PIB del año 2008 (unos 16.000 euros, sólo en concepto de inundaciones).

Este dato se corresponde a una proyección al año 2040, y si no se toman medidas al respecto.

Para ese año, Cantabria, Coruña y Guipúzcoa son, en este orden, las más afectadas tanto ante inundación permanente como ante eventos extremos.

Para 2100, otro de los escenarios previstos, la proporción económica sigue siendo elevada: un 0,13% del PIB del año 2008, el porcentaje más alto de todos los estudiados.

De momento, un avance de los costes económicos de los fenómenos meteorológicos extremos (que serán más frecuentes en los próximos años, según advierten investigadores de la Universidad de Cantabria), lo hemos tenido en los dos últimos temporales fuertes, cuyas imágenes aún se mantienen en muchas retinas: el dinero consignado por el Ministerio de Medio Ambiente para reparaciones de sus efectos fue de 43,6 millones de euros en 2014, y de 21,5 millones en 2015.

INUNDACIONES

Y en cuanto a población afectada por inundaciones, Cantabria es nuevamente la población más afectada (en el escenario previsto para el año 2100), con más del 10%, seguida de Guipuzcúa.

Ambas zonas son también las más expuestas a eventos extremos de inundación en fechas más próximas, en 2040 (Cantabria, un 9%, frente al 4% de Vizcaya).

EL OLEAJE

El informe arroja datos como que en los últimos 60 años el oleaje en el mar Cantábrica ha aumentado hasta 0,8 centímetros al año.

Los cambios en el oleaje tienen otra consecuencia: una reducción en la operatividad de los puertos y, en general, de las infraestructuras marítimas, diseñadas para un escenario diferente en su origen.

OTROS EFECTOS

También se detecta, según la observación de los últimos 60 años, un aumento en la potencia del viento en el Cantábrico, con mucha variación en los meses de invierno.

Estos datos no incluyen, precisa el estudio, otros efectos, como las consecuencias del aumento de la temperatura del mar sobre las especies, las olas de calor o los cambios en el régimen de precipitaciones.