Mariano Rajoy no consigue esquivar la corrupción en su paseo triunfal por Santander
Para Mariano Rajoy, venir a Santander es un descanso en la dureza de la campaña electoral y de la labor como presidente.
Aquí se le recibe en plan ‘grupi’, y más aún desde que se han extendido los móviles, como han comprobado este martes autoridades como el presidente del partido en Cantabria, Ignacio Diego; el alcalde Íñigo de la Serna o la candidata por Cantabria y diputada nacional, Ana Madrazo, que le han ido haciendo fotos con numerosos espontáneos a lo largo del paseo que media entre Castelar y el Palacio de Festivales, donde daba un mitín justo a continuación, porque estamos en campaña.
Es este un recorrido que nunca falla, incluso en un día entre semana, de sur y ya haciéndose de noche.
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Mariano Rajoy
A Mariano (a paso rápido, como buen andador de montaña), le paran señoras mayores, gente de mediana edad, gente joven y hasta un chico de Bilbao que le sigue a todas partes. Se hace fotos con niños a pares (mellizos, rubísimos).
Todos le animan, le gritan presidente y le felicitan por el debate.
A los pies de la glorieta de Puerto Chico, de la rotonda con la bandera española (antiguo Matías Montero), un hombre le señala la enseña y le insta a poner una igual en Cataluña, para que la vea Mas.
Pero no se puede escapar de todo, y durante el recorrido también se ha encontrado con algún, escaso, mínimo reproche a su actitud ante la corrupción, el asunto que ha tratado de esquivar en campaña y el que mayor irritación le causó tanto a Sáenz de Santamaría como a él mismo en los debates en los que han participado, el último, el agrio cara a cara de ayer mismo.
“Mariano, sé fuerte”, le ha gritado un hombre, que tiene muy interiorizado cuál es la principal debilidad del candidato del PP: su actitud ante el principal escándalo que se ha encontrado, el de los papeles del tesorero que fue senador por Cantabria.
Y para rematar, cuando enfilaba ya la Cuesta del Gas, y entre los espontáneos que le han asaltado a lo largo de su recorrido le ha surgido uno de los suyos: Gastón Gómez, alcalde de Santa María de Cayón, imputado por supuestas irregularidades en su gestión relacionadas con la contratación de personal municipal, pendientes de resolución judicial tras denuncias d elo que el regidor considera una persecución a su persona.
Fue una de las piezas que reclamó Ciudadanos en sus condiciones para empezar a hablar sobre la investidura de De la Serna en Santander, que consiguieron que se le apartara de su cargo orgánico en el partido, sin pedirlo en la institución.
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