El San Vicente viral: “Todos los barquereños tenemos un apodo”
Ni capuletos ni montescos, ni siquiera andaluces y vascos. No hay amores más imposibles que los de San Vicente de la Barquera y los de Unquera.
Desde esa premisa parte ‘Ocho apellidos barquereños’, un corto promocional de la villa barquereña, dirigido por Sara Torre, periodista de El Diario Montañés. y con música de Nando Agüeros.
Se proyectó este fin de semana en la gala organizada por el Ayuntamiento en la que se enseñaron los vídeos seleccionados para el concurso con el que el Consistorio ha mostrado su apuesta por el vídeo como formato promocional turístico.
Tuvo buena acogida entre el público barquereño, y de ahí saltó a sus muros de Facebook.
Porque el corto, en la línea de la pareja en la que la chica (Barquera) tiene que convencer a sus abuelos de que su novio es del pueblo) no deja de reflejar algunas cosas con las que muchos se sienten identificados en un pueblo en el que, para lo bueno y para lo malo, todos se conocen.
Desde los apellidos del pueblo que se enumeran y que quien más y quien menos tiene (el que firma estas letras, sin ir más lejos, se encuentra con dos de esos apellidos –Noriega y Roiz—a poco que rasque en el árbol genealógico).
Hasta la necesidad de un mote que sirva para ubicar, pasando por la devoción a la Virgen de la Barquera (que profesan hasta los que no son religiosos y que hace que para muchos ser ‘picayo’ sea casi un rito iniciático), y el origen pescador.
O algunos menos conocidos, como el movimiento asociativo local (sea en el fútbol, en la comisión de fiestas o en las cornetas y tambores) y la existencia de un club de remo.
El vídeo recorre lugares del municipio, como el castillo medieval, la Iglesia o el Santuario de la Virgen de la Barquera, y no olvida alusiones ni al sorropotún, el plato típico, o a su famoso más ilustre, omnipresente en las imágenes de sus bares, David Bustamante (en cuestiones de música, no les valen Los Perezosos, de la vecina Unquera).
Al final, el protagonista tiene que redimirse y para conseguir lo imposible, dice la tradición que hay que cruzar el Puente de La Maza sin respirar, y entonces se te concede el deseo.
Y uno no es supersticioso, pero puedo dar fe de que el que pedí de niño se cumplió. Será la magia de San Vicente.
Los comentarios de esta noticia está cerrados.