La otra conmemoración del 15 de febrero: la muerte de Amparo
El 15 de febrero será una fecha para el recuerdo en Santander, y no sólo por los actos que conmemoran el 75 aniversario del incendio del centro urbano de Santander, en 1941, que cambió su fisonomía urbana y social para siempre.
Este 15 de febrero se cumple el primer aniversario del fallecimiento de Amparo Pérez, la anciana de Santander, de 86 años de edad, que luchó contra la expropiación de su finca en la vaguada de Las Llamas para construir uno de los viales de conexión entre la S-20 y el centro que existen en la zona.
Su lucha contra la expropiación es citada como fuente de inspiración por movimientos sociales y colectivos que trabajan en la ciudad en los últimos tiempos, la llamada ‘plataformitis’, como la senda costera, los vecinos de El Pilón o DEBA.
Y sirvió para poner el foco en el modelo urbanístico de la ciudad, que después se ha evidenciado en otras expropiaciones como la que amenazaba a los propietarios de el Prado San Roque- Río de la Pila o El Pilón, en el antiguo El Alta.
Eso es lo que se recuerda sobre todo de unos días en los que todo fue muy rápido (el derribo de la vivienda con Amparo ingresada, el fallecimiento y la aprobación del sobrecoste).
Por ello, se ha convocado un homenaje ciudadano en su memoria, que será a las 19.30 horas en la Plaza del Ayuntamiento.
Y al que seguirá, a las 20.00 horas, un encuentro en la librería La Vorágine, en la calle Cisneros, abierto a las intervenciones de todo el que quiera rendir homenaje a Amparo.
EL CONTEXTO
Frente al trato negativo institucional, entonces con mayoría absoluta del equipo de Gobierno, (con comunicados públicos en su contra), Amparo fue apoyada, en un primer momento por la PAH, y pronto por todo tipo de colectivos y ciudadanos: se organizaron escraches al alcalde, protestas en momentos emblemáticos como la inauguración del Mundial de Vela o una acampada en su finca.
Aparte de la propia expropiación, se puso el acento en todo lo que rodeaba al vial: construido a pocos metros de otro vial del que ya se habían afeado los sobrecostes, se adjudicó en 3,7 millones de euros con la criticada fórmula de la baja temeraria y acabó experimentando también sobrecostes por valor de 220.000 euros.
Con datos previos que cuestionaban su necesidad por el descenso general de tráfico en la zona y la ciudad, se abrió al público en período electoral (sin inauguración oficial porque lo prohíbe la ley).
Se recurrió para su financiación a una subvención del Gobierno de Cantabria que el Ayuntamiento esgrimió como argumento para no paralizar el proceso y que cubre el 80% del importe.
Y se adjudicó a COPESA, empresa adjudicataria habitual en la ciudad, con otros proyectos (la fabricación de asfalto ecológico) investigados y propiedad de un compañero de partido, el ahora exalcalde de Ramales, Domingo San Emeterio).