Los movimientos sociales recuerdan el ejemplo que marcó la lucha de Amparo
Un año después, la semilla de la lucha vecinal y la negativa a rendirse que Amparo Pérez plantó en el jardín de su casa ha germinado. Las máquinas excavadoras no han acabado con ella, las apisonadoras no la han arrancado como ocurrió con su hogar.
El día 9 hizo un año que el Ayuntamiento derribó su casa, y este lunes es el primer aniversario de su muerte. Pero Amparo sigue presente, firme e inamovible en los recuerdos de los santanderinos, especialmente de aquellos que se han levantado contra el desarrollo urbanístico de Santander.
La recuerdan los miembros de la PAH, que estuvieron apoyándola durante todos los meses que luchó por conservar su casa. «Se acumularon un cúmulo de sentimientos que es difícil de explicar», nos cuenta su portavoz, Antonia Luengo, que cree que Amparo supuso un «despertar» para los demás vecinos.
Vecinos como los del Pilón, que la recuerdan en cada acción que llevan a cabo, como la reunión que tuvieron el pasado sábado en el Centro obrero Bertolt Brecht junto a sus vecinos de Prado San Roque.
Ellos se ven a sí mismos como la segunda fase del proceso que se llevó la casa de Amparo para construir ese vial que conecta la avenida Los Castros con la S-20 y que no tiene ni multas, ni accidentes, ni atascos, ni nada.
«Yo, personalmente, me siento identificada con ella por mi madre», cuenta María José, una de las vecinas afectada por la creación de una junta de compensación que afectaría a la casa de su madre donde también vive ella con su familia. «Me ha supuesto un reflejo de lo que le puede pasar a mi madre, que el disgusto de verse en la calle puede repercutir en su salud».
«Siempre he dicho que mi madre es la segunda Amparo de Santander. Es una mujer activa socialmente, involucrada con su barrio, que va a la pisicina a los Salesianos, a bailar a Altamira, o a ayudar a Cáritas. Si la sacan de allí, la matan, así me lo ha dicho ella», relata esta vecina.
Amparo, desde luego, supuso un movimiento renacido en Santander. «Creo que la gente lo vio como una injusticia que creía que no podía pasar en 2016», cree María José.
PRADO SAN ROQUE: «AMPARO HA AYUDADO A QUE LA GENTE VEA LO QUE PASA EN NUESTRA CIUDAD»
Así lo cree su vecino, José Luis, que vive un poco más abajo, en Prado San Roque. Para él, Amparo se volvió «la cabeza visible de la lucha en Santander» porque «ha ayudado a que la gente vea lo que pasa en nuestra ciudad».
«A raíz de ella nos hemos dado cuenta de que peleando entre todos y unidos todos juntos se puede llegar a conseguir alguna cosilla», opina. «La gente se ha dado cuenta de que se puede pelear contra un ayuntamiento, es muy doloroso, pero no siempre el ganador va a ser el que más fuerza tiene. De vez en cuando el pequeñito tiene su oportunidad».
«Me ha supuesto un reflejo de lo que le puede pasar a mi madre, que el disgusto de verse en la calle puede repercutir en su salud» (María José, vecina del Pilón)
Por desgracia, Amparo no conservó su casa, pero ayudó a que los que vinieron detrás tuvieran más armas. «A veces no sale como uno espera, y si tú no consigues lo que peleas, das un paso para que otro consiga lo que necesite», asegura José Luis, cuya lucha comenzó hace más de un año, se unieron a ellos vecinos de otros barrios para apoyarles, y sirvieron de ejemplo para los del Pilón.
Precisamente sus vecinos de Antonio de Cabezón y Francisco Giner, dos barrios que están un poco más abajo del funicular, y que vieron en su falta de cuidado higiénico y estructural un síntoma de que podrían llegar a tener los mismos problemas en el futuro, se unieron a ellos en la lucha.
Su presidenta, Almudena, considera que Amparo supuso un cambio en la mentalidad, pero no es tan positiva. «Debería haber cambio más de cara a la gente», opina «porque las plataformas y los que nos movemos sí estamos concienciados, pero aún hay gente no se da cuenta de lo que le ha sucedido a esta señora». En cuanto a la actitud del Ayuntamiento, Almudena cree que «les ha dado exactamente igual porque están haciendo lo mismo con el Pilón».
PLATAFORMA DEBA: «EL CASO DE AMPARO FUE UN DETONANTE»
Con el mismo desaliento analiza la situación Santiago Sierra, portavoz de la Asamblea de la Senda Costera. Desde Cueto, Monte y San Román, ven el desarrollo que se llevó la casa de Amparo como un gigante que avanza hacia ellos inexorablemente.
Reconoce que (tras antecentes como el derrumbe con víctimas en el Cabildo o el incendio de Tetuán), Amparo supuso «un cambio de tendencia», y «un punto de flexión», pero avisa del conformismo de la mayor parte de la sociedad. Parafraseando a Paco Gómez Nadal (La Vorágine), que en BUENAS TARDES CANTABRIA aseguró que «la sociedad española está de espaldas» a las movilizaciones, Santiago opina igual. «Cuando la situación parece que mejora y encontramos un punto de comodidad nos olvidamos de todo lo que tenemos alrededor». Por ello anima a los colectivos a estar alerta y no relajarse.
Y exactamente lo de no relajarse es lo que siempre alerta la Plataforma DEBA en Defensa de la Bahía, que estos últimos meses está pateando barrio a barrio Santander para explicar a los vecinos el proceso urbanístico de la ciudad y cómo les afecta en cada caso.
«El caso de Amparo yo creo que fue un detonante», cree José Antonio Bonilla, uno de los miembros de DEBA y vecino afectado por el incendio de Tetuán. «Sirvió para que más gente fuese consciente de la política que se está llevando a cabo por el Ayuntamiento». Una política «que pasa por encima de las necesidades de las personas y se centra en satisfacer los intereses especulativos de los promotores y los constructores».
Cada lunes los miembros de la plataforma tienen su reunión semanal, pero este lunes la han suspendido para acudir a la concentración que se hará en honor de Amparo frente al Ayuntamiento a las 19:30 horas, y el micro abierto que ha preparado La Vorágine a las 20:00 horas.
SU NIETO: «ME DA MUCHA RABIA QUE ESTO SE VAYA A REPETIR»
A ella acudirá también el nieto de Amparo, Marco, que recuerda esos días de febrero con una mezcla de tristeza y alegría. Por un lado, la vida de su abuela se apagó junto a la desaparición de su casa, que derribaron cuando ella se encontraba en la UCI. Por otro lado, precisamente el día que su abuela entraba en la UCI, nació su primera hija. Amparo no llegó a conocer a su bisnieta.
«Ella me dio la vida porque si no tendría que haber acudido a un psicólogo», confiesa Marco en BUENAS TARDES CANTABRIA. «Es duro recordarlo» dice sobre esos días. «El apoyo fue muy gratificante, pero ahí está la rabia de que todo haya acabado así, de que el Ayuntamiento no diera ninguna solución».
Ahora Marco está muy implicado con los movimientos vecinales. Está pendiente de las reuniones, les apoya, va a las movilizaciones. Se ha convertido en un agente activo de esta lucha contra la especulación urbanística. «Es que me da mucha rabia de que esto se vaya a repetir», asegura, y afirma que ha conocido a señoras del Pilón, como la madre de María José «que me representan a mi abuela», «al final es dejar a gente mayor en la calle por cuatro duros».
Su lucha con el Ayuntamiento aún no ha acabado, sigue en los tribunales. Actualmente están a la espera de que el juez valore las conclusiones de un perito que se ha pedido para tratar el tema del justiprecio de la casa de Amparo. «Ellos tienen un beneficio y es que juegan con un dinero que no es suyo. Mis padres han hecho previsión de gastos y a ellos no les ha hecho falta».
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