Las basuras viajeras de Guipúzcoa, una cuestión de modelos de gestión de residuos
Detrás del viaje que los residuos de Guipúzcoa están haciendo ya hacia Cantabria (merced a un convenio económico firmado entre sus representantes institucionales que supone el transporte y tratamiento de residuos al vertedero de Meruelo) se esconden varios problemas relacionados con el modelo de relación con los residuos en el día a día y con su gestión.
La gestión de los residuos se abordará este viernes en una charla en Torrelavega: será a las 19.30 horas en el Centro Social Ítaca de Torrelavega, (en la calle Herminio Alcalde del Río).
Bajo el título ‘La basura que va y viene: los residuos como negocio’, abordará cuestiones como el contrato de los residuos entre Guipúzcoa y Cantabria.
Lo hará con las intervenciones de Tate Muñoz, de la asociación de los Traperos de Emaús de Torrelavega (que ha trabajado con la gestión de las basuras) y de un vecino de Usurbil, primer municipio donde se instauró el sistema de recogida conocido como Puerta a Puerta.
Y de Ainhoa Arrozpide, activistaMiembro de la Plataforma ZERO ZABOR de Gipuzkoa (Basura Cero de Guipúzcoa).
Y, tal y como explicaba a Buenas Tardes Cantabria, el problema en Guipuzcúa es que había tres vertederos de los que se cerraron dos, con lo cual quedó uno.
Esto supone que “Guipúzcoa carece de infraestructuras para tratar las basuras que genera” y que “el único vertedero que queda no puede sortear”, ya que al ritmo actual, “llegaría a su tope en el mes de abril”.
Y además, con el cambio en el Gobierno hubo un cambio en las prioridades de los proyectos, apostándose por el de las incineradoras.
QUEMAR RECURSOS
Dentro de un modelo, aún en proyecto, que supone “quemar recursos” que si se reciclaran tendrían otra vida, por lo que, en la práctica, “estás quemando oro”.
Y todo en un proceso que supone convertir ese recurso no utilizado en un material “altamente exótico”, ya que acaba dejando cenizas y escorias.
Elementos que, además, “hay que volver a colocar”, lo que supone que este tipo de instalaciones, las incineradoras, requieren vertederos complementarios, que aún no existen, y que siguen siendo contaminantes.
Desde su perspectiva, estas instalaciones “no interesan” a los ciudadanos, expuestos a problemas de salud, y en cambio interesan a grandes productores y financiadores como constructoras o bancos.
Sea cual, ambas fórmulas, “los vertederos y la incineradora son una mala práctica: si no reduces, no reutilizas y no reciclas, con lo que te queda, poca solución buena puedes tener”.
“Nosotros creemos que hay que trabajar seriamente en los primeros pasos para no tener que llegar al vertedero, o llegar con el mínimo número de toneladas posible”, explicaba la activista.
Porque de fondo lo que hay es un problema de modelo, de relación y gestión de algo tan diario como la basura: “tenemos que ser conscientes de que generamos residuos, y de que debemos depositarlos separadamente, porque si no, pierdes un recurso y los conviertes en un problema de salud”.
La activista mostraba su “solidaridad” con los vecinos de Meruelo y con los cántabros en general: “a mí como guipuzcuana me da vergüenza que nuestros residuos mezclados lleguen a Meruelo y ocasionen daños a otros ciudadanos”.