Las otras metodologías educativas comienzan a abrirse paso
David Viadero es el director del Colegio Público ‘Los Puentes‘, de Colindres. Hace varias semanas acudió a una charla de la FAPA en la que los deberes eran el protagonista de la jornada y, como director, Viadero podía aportar su experiencia con el tema.
Porque el colegio Los Puentes, que el pasado año hizo 10 de historia y en 2014 inauguró un nuevo centro, los deberes no son un objetivo a seguir. Son, como mucho, un complemento, pero la mayor parte del tiempo los 230 alumnos de preescolar y primaria matriculados no tienen que llevar tarea a su casa.
Viadero defiende los beneficios de que los alumnos no tengan este trabajo extra. «Esencialmente el tiempo que pueden dedicar a otras actividades que sí son absolutamente necesarias y convenientes para su momento psico-evolutivo es mucho mayor», asegura, «es decir, si un niño tiene que dedicar dos o tres horas, como sucede en algunos casos, a realizar tareas escolares fuera del horario escolar tiene mucho menos tiempo para vivir».
Los deberes, insiste, se justifican desde el punto de vista de que esos alumnos van a tener mejores resultados académicos cuando acaben la escolarización primaria, pero los diez años de experiencia de su centro avalan lo contrario. «Hemos apreciado que nuestros alumnos acaban con los mismos resultados que los niños de los otros colegios de la zona, con lo cual ese argumento no se mantiene», cuenta.
LAS ALTERNATIVAS: METODOLOGÍA DE PROYECTOS O TRABAJOS POR RINCONES
En lugar de los deberes, los estudiantes trabajan con otro tipo de proyectos que respetan el currículum marcado por el Ministerio y la Consejería de Educación. «Ahora mismo estamos inmersos en programas específicos como el programa de bilingüe o en el Plan de Nuevas Tecnologías del Gobierno de Cantabria o participamos en el nuevo Plan Lector», revela el director del colegio entre otros proyectos.
«No tratamos de hacer experimentos con gaseosa, son métodos que vienen de muy atrás aunque parezcan muy novedosos»
El colegio está unido al proyecto TIC, y es que todas las aulas están dotadas de ordenadores y pantallas digitales interactivas.
Viadero defiende que no tratan de hacer «experimentos con gaseosa», sino que «hay otras vías para hacer escuela» con «métodos que vienen de muy atrás aunque parezcan muy novedosos».
Algunos de los métodos que usan son la metodología de proyectos, que se trata de una alternativa en la que se parte de las necesidades, intereses y problemáticas planteadas por cada estudiante partiendo de sus características contextuales particulares.
O también se basan en el trabajo por rincones, mediante el cual cada alumno trabaja en diferentes áreas: lengua, matemáticas, conocimiento del medio, y que enriquece su propia investigación con materiales estimulantes y el intercambio con el profesores y los compañeros.
FUERA LIBROS
«En nuestro centro prescindimos también de los libros editoriales» revela el director de Los Puentes, que aclara que eso «no quiere decir que no utilicemos libros o no consultemos bases científicas, principalmente vía Internet». Más bien, consideran que seguir un libro editorial puede limitar al profesor, cosa que no sucede con los maestros del centro.
El ahorro económico que supone para los padres de los alumnos y a la salud de los niños que no deben cargar ese peso ayuda a que se pueda invertir en más materiales educativos y didácticos. «Por ejemplo, los alumnos de segundo acaban de salir de clase de cerámica y los de quinto está haciendo hologramas caseros», revela Viadero por teléfono.
«Por un lado se sigue el currículum habitual de todas las escuelas», insiste. Se trabajan las materias comunes como fracciones, potencias, el desarrollo de la lectura y la escritura en los primeros cursos como en todas las escuelas pero además, «nosotros intentamos abrir un poco más a otras experiencias y expectativas».
Esta década de experiencia le ha valido al director del centro para defender que su metodología, «unido a que no utilizamos deberes nos dan unos resultados académicos buenos». No es el único centro que actualmente trabaja en Cantabria con esta metodologías, de hecho asegura que «hay otros que tienen propuestas incluso más abiertas».
«DAMOS MÁS IMPORTANCIA AL PROCESO QUE A LOS RESULTADOS»
No es el único centro en Cantabria que trabaja así. De hecho, estos colegios suelen estar conectados y en continua comunicación con otros que aplican la misma pedagogía. ‘Los Puentes’ mencionan varios de sus centros ‘amigos’, entre los que se encuentra el colegio público Vital Alsar, situado en Cueto
En este colegio tampoco hay exámenes ni deberes obligatorios, sino que apuestan por una evaluación continuada, global y objetiva. «Aquí damos más oportunidad al proceso que a los resultados», explica Tito de la Fuente, profesor del Vital Alsar.
Este colegio, aún muy joven, es bastante pequeño todavía dentro de la comunidad y sobrevive con pocas ayudas. «Creemos que se puede educar de otra manera en la educación pública», defiende. El funcionamiento del centro es más democrático y participativo, no solo entre maestros y padres, sino también para los alumnos. «Los niños y las niñas utilizan el modelo asambleario para resolver problemas, al menos una vez a la semana», revela.
El objetivo del centro es «llevar al extremo el dicho de que el niño o la niña es el elemento principal del proceso educativo, que no sea una frase hecha». También tratan de evitar que la educación se convierta en un sistema competitivo. «Hay notas, pero los niños nunca las ven. Los padres pueden acceder a ellas por una plataforma para ver el proceso».
Aunque es difícil mantener la atención de los niños sin deberes o exámenes obligatorios, ellos apuestan por la motivación. «Trabajamos con proyectos voluntarios que cuentan con el interés de los niños y les hacen implicarse».
Buscan, por ello, «aflorar el sentido crítico de los niños» y utilizar las materias para potenciar a la persona, «más allá del sistema de memorización, y de timbres, más propios de la Revolución Industrial». «»Cumplimos el currículum escolar, pero no queremos quedarnos en él, queremos que tengan también valores, con un aprendizaje continuo pero comprometidos con el medio ambiente o las artes», finaliza.