Este martes Amparo Pérez cumpliría 88 años. Hace un año su nieto estuvo acompañado por personas y colectivos que les apoyaron en su lucha, y colocaron flores y velas en el vial, entonces recién estrenado, que se llevó la casa de su abuela pocos días antes de su muerte.

Ha querido la casualidad o el azar de que precisamente este martes Marco Santamaria, el nieto de esta luchadora mujer de la Vaguada de las Llamas, haya comparecido hoy en el Parlamento de Cantabria. Ha sido él quien ha cerrado la ronda de intervenciones ciudadanas en la Comisión que estudia la modificación de la Ley del Suelo, incluyendo el derecho al realojo.

Antes que él, también han hablado dos vecinos de Prado San Roque, cuya causa se encuentra en este momento paralizado y que, hoy hace un año, estaba acompañándole en el homenaje a la mujer que para mucho simboliza la lucha vecinal contra la especulación urbanística en Santander.

Hace un año, los vecinos colocaron un altar con flores, velas y poemas recordando a Amparo.

Hoy Marco no ha querido presentarse como el nieto desconsolado “que viene a mostrar el húmedo pañuelo de la pérdida”, porque no ha querido servir a ninguno de los políticos presentes “de elixir que tranquilice su conciencia política”.

Ha dejado en casa al nieto de Amparo y, con él, también “a ese ciudadano que hubiera diagnosticado Iñigo de la Serna como enfermo de plataformitis”. Se ha acordado del alcalde de su ciudad para afearle, una vez más que diera “nombre de una enfermedad” a unas plataformas “que no vienen si no a suplir a una política municipal que ha fallado en lo básico, la representación de sus ciudadanos”.

También ha criticado unas palabras de Iñigo de la Serna en la comisión, en las que dijo que los parlamentarios estaban “para ayudar a los ciudadanos”. “A ustedes se les eligió para que ningún ciudadano necesitase de ayuda. Las ONGs son las que ayudan después de que el sistema haya fallado”, ha querido matizar Santamaría.

El nieto de Amparo ha criticado, como sus vecinos, la decisión de la mesa de la comisión de que sus declaraciones fueran a puerta cerrada “hurtando a la sociedad a la que se deben”, les ha reprochado.

INSISTE EN QUE NO SE PRETENDA COBRAR UNA POSIBLE MEJORA QUE “EL REALOJADO NUNCA HA SOLICITADO”

Sobre sus peticiones, Marco ha querido centrarse en qué obras públicas “son tan pertinentes para pensar, no en el realojo, sino en el desalojo”. Algo que puede entender necesario y comprensible en caso de grandes infraestructuras de comunicación y transportes imprescindibles para el desarrollo social y económico de una ciudad; y siempre que se hayan estudiado todas las alternativas y dado voz a todas las partes.

Para no repetir la situación de su abuela, Marco ha abogado por una mayor participación de los vecinos en las decisiones urbanísticas, “huyendo de la soberbia de obras faraónicas”.

En caso de ser necesarios los realojos, ha insistido en que deben reunir las condiciones de proximidad al alojamiento original, de manera que la inserción social de los individuos y las familias no se vea comprometida.

También se debe considerar las condiciones de habitabilidad, con garantía de accesibilidad a sus domicilios y que todo el proceso se haga con el acompañamiento profesional de trabajadores sociales, técnicos en materia de vivienda que monitoreen de adaptación al nuevo entorno.

Estos realojos en ningún caso deberían suponer un coste económico para los desplazados, ni que se pretenda cobrar una posible mejora de las condiciones de vida “que el realojado nunca ha solicitado”, ha recordado.

“¿Cuántas de las propuestas u opiniones de los ciudadanos que hemos sido invitados a participar en esta comisión van a tenerse en consideración en su inclusión en la modificación de las leyes?” ha preguntado, finalizando su intervención.