La Casa Museo de Menéndez Pelayo puede cerrar a finales de 2016
En el corazón del santanderino Barrio de las Letras, popularmente conocido entre sus vecinos, comerciantes y promotores culturales como Barrio del Buen Vivir, una zona de la ciudad donde las autoridades municipales han mostrado con ahínco su interés de convertirla en Milla de la Cultura, a base de sucesivos proyectos de remodelación ilustrados (con infografías de todo tipo); en un momento en el que la ciudad vende en el exterior las excelencias de un hipotético Anillo Cultural, con especial interés en ocupar el antiguo edificio del Banco de España con el Archivo Lafuente como sede asociada al Museo Reina Sofía que interactúe como complemento idóneo al Centro de las Artes de la Fundación Botín, en fase final de construcción; entre las calles Rubio y Gravina, recientemente peatonalizadas, Santander puede perder uno de sus principales recursos históricos y culturales: el legado de Marcelino Menéndez Pelayo: su Casa Museo y los Jardines que dan acceso a la Biblioteca Menéndez Pelayo.
Según ha podido saber EL FARADIO el Ayuntamiento de Santander comunicó en febrero a la Sociedad Menéndez Pelayo la finalización del convenio que regula la relación entre las partes desde el año 2007.
Y aunque añadía que estaba abierto a una negociación de un nuevo convenio “más adecuado a la realidad actual” desde entonces no ha habido ninguna comunicación a la Sociedad Menéndez Pelayo ni el Ayuntamiento ha mostrado ningún interés en negociar ese nuevo marco.
La finalización del convenio supondría que el Ayuntamiento tendría que devolver las llaves y abandonar el edificio el último día del año en curso (31 de diciembre de 2016), con lo que la Casa Museo quedaría cerrada.
Igualmente, la Fundación Gerardo Diego debería abandonar su parte del edificio y la biblioteca del poeta perdería el lugar donde viene albergándose en Santander.
Asimismo, la Sociedad Menéndez Pelayo, que busca otros recursos privados para poder seguir adelante con las actividades culturales que desarrolla desde 1918, podría cerrar el jardín que da acceso a la Biblioteca.
BIBLIOTECA, CASA Y JARDINES
El convenio que se ha dado por finalizado tiene tres participantes: el Ayuntamiento de Santander, la Sociedad Menéndez Pelayo y la Fundación Gerardo Diego.
Consistía, fundamentalmente, en la utilización de la casa que fue vivienda de Don Marcelino y su familia, situada enfrente de la Biblioteca Menéndez Pelayo, que en la actualidad conserva el dormitorio, el salón y muebles originales de época.
Tiene 590 metros cuadrados de superficie repartidos en tres plantas y un jardín de 390 metros cuadrados, es propiedad de la Sociedad Menéndez Pelayo, que la compró en 1933 a María Echarte, viuda de Enrique Menéndez Pelayo, el hermano pequeño de Marcelino, médico de profesión.
La Sociedad pudo adquirir la vivienda con los ingresos de los derechos de autor de los fondos legados por Marcelino Menéndez Pelayo.
Los derechos de autor en España duran 80 años (en este caso hasta 1992) y generaron grandes ingresos sobre todo en las décadas de los 40, 50 y 60, cuando el Régimen de Franco editó y distribuyó muchas de sus obras.
Con esos ingresos, se ha podido mantener durante décadas la Biblioteca Menéndez Pelayo: una biblioteca cerrada con alrededor de 45.000 fondos bibliográficos que fueron de su propiedad y que no se pueden extraer pero sí consultar in situ. Está considerada la segunda más importante en España después de la Biblioteca Nacional.
En ella han vivido dos directores de la biblioteca, una figura que hasta el año 1992 estaba reservada al Secretario ejecutivo de la Sociedad Menéndez Pelayo, con mayores atribuciones que el propio presidente.
Un cargo que han ocupado funcionarios del Ayuntamiento, nombrados por el Consistorio, aunque desde la descentralización de las competencias el puesto depende de la Consejería de Cultura.
El director debe ser un facultativo superior del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, pero el puesto está vacante desde 2004, por las diferencias entre el Ayuntamiento y el Gobierno de Cantabria. Desde entonces ejerce en funciones Rosa Fernández Lera, una técnico municipal.
En la actualidad, en el edificio se encuentran la Casa Museo Menéndez Pelayo (que depende del Ayuntamiento) y la Fundación Gerardo Diego (que ocupa la mitad de la casa).
EL CONVENIO QUE PELIGRA
Por todo ello, el Ayuntamiento paga 70.000 euros anuales que la Sociedad Menéndez Pelayo debe justificar, en concepto de alquiler de la sede para la Fundación Gerardo Diego – a la que aporta otros 140.000 euros anuales- y de alquiler de la Casa Museo.
El Consistorio nunca ha compensado a la entidad cultural por el uso público del jardín que se encuentra entre la Casa Museo y a Biblioteca Menéndez Pelayo, por el que se accede a la Biblioteca Municipal.
A finales de septiembre está prevista una reunión del Patronato de la Fundación Gerardo Diego, en el que están presentes como patronos el Ayuntamiento y la Sociedad Menéndez Pelayo.
Y si se mantiene el desinterés por la renovación del convenio, en esa reunión, previsiblemente, se harán oficiales las consecuencias de la finalización del convenio: el Ayuntamiento tendría que devolver las llaves y cerraría la Casa Museo de Menéndez Pelayo; toda la biblioteca de Gerardo Diego tendría que abandonar el edificio y buscar una nueva sede (bien en Santander o bien fuera) y el jardín que hay entre la Biblioteca de Menéndez Pelayo y la Casa Museo quedaría cerrado al público.
EL ABANDONO DE LA BIBLIOTECA Y OTRAS TENSIONES PREVIAS
Para llegar a esta situación, en los últimos tiempos, la Sociedad Menéndez Pelayo ha alertado al Ayuntamiento de la situación en la que se encuentra la Biblioteca Menéndez Pelayo y el incumplimiento que se está haciendo de administrarla adecuadamente.
La Biblioteca, probablemente la segunda gran biblioteca española tras la Nacional, está huérfana de medios y es desconocida por los estudiosos del mundo entero, que ni siquiera pueden consultar el listado de sus fondos a través de Internet.
En el testamento de Marcelino Menéndez Pelayo, que legaba la Biblioteca a la ciudad de Santander, constaba el mandato de que fuera adecuadamente cuidada y administrada.
De no ser así, la Biblioteca podría ir a parar a otros lugares con los que el polígrafo mantenía un fuerte vínculo sentimental, como la Universidad de Barcelona, donde cursó los primeros años de su carrera.
Por este motivo, la Sociedad Menéndez Pelayo ha urgido al Ayuntamiento a modernizarla, para ponerla en el lugar que le corresponde entre las grandes bibliotecas españolas.
Además, a comienzos de este año, la Sociedad ha reclamado al Ayuntamiento más de 50.000 euros, en concepto de actualizaciones del IPC que figuraban en el convenio firmado en 2007.
En la Sociedad Menéndez Pelayo consideran que sería absurdo que estas dos iniciativas tuvieran como respuesta la decisión del Ayuntamiento de terminar con la colaboración entre ambas instituciones.
En cualquier caso, la entidad sin ánimo de lucro se prepara para un 2017 en el que, por primera vez, la administración local y la Sociedad Menéndez Pelayo, tomen caminos separados.
Y no descartan acciones judiciales para el cobro de la deuda acumulada por el Ayuntamiento de Santander.
LA SOCIEDAD MENÉNDEZ PELAYO
La Sociedad Menéndez Pelayo es, de forma incomprensible, una de las grandes desconocidas entre los principales argumentos históricos y culturales de la ciudad.
Se creó para administrar los derechos de autor de Menéndez Pelayo que el polígrafo había legado a la ciudad de Santander para el mantenimiento de su Biblioteca.
A los pocos meses de su constitución, el 16 de octubre de 1918 – por lo que la entidad camina hacia su centenario-, la Sociedad comenzó a publicar el Boletín de la Biblioteca Menéndez y Pelayo, órgano de la Sociedad que lleva el nombre de la Biblioteca como muestra de que ésta es su referencia más inmediata, además del lugar físico del que surgió.
Como subraya en su página web la Sociedad, en sus páginas han escrito, a lo largo de su historia, los más importantes especialistas en los ámbitos de pensamiento de Menéndez Pelayo, como Allison Peers, Aurelio M. Espinosa, Menéndez Pidal, García de la Concha, Cardenal Iracheta, Alarcos Llorach, Bosch Gimpera, Bonilla San Martín o Ballesteros Baretta.
La Sociedad, como heredera del espíritu y pensamiento de Menéndez Pelayo, mantuvo una intensa relación con la Monarquía – Don Marcelino llegó a representar a Alfonso XIII en la inauguración del monumento a José María de Pereda en 1911, en los Jardines que han llevado desde entonces su nombre.
Años después, en 1923, con motivo de la inauguración de la Biblioteca de Menéndez Pelayo, Miguel Artigas escribió que “gracias a la vigilante y asidua intervención de la Sociedad había podido inaugurarse este año la Biblioteca y descubrirse la estatua de Don Marcelino”.
Fue la Sociedad la que consiguió la ayuda material del Marqués de Valdecilla y organizó el acto que, con la asistencia del Rey don Alfonso XIII y el discurso del Presidente de la Real Academia Española, Antonio Maura, tuvo “una brillantez extraordinaria”.
LOS CURSOS DE VERANO
En 1923, por iniciativa de Miguel Artigas, se crearon los Cursos de Verano de la Sociedad Menéndez Pelayo, con la estrecha colaboración de varios de los miembros de la entidad.
Siguieron el ejemplo que en Madrid suponían los del Centro de Estudios Históricos, como forma de extender diversos aspectos de la cultura española entre los estudiantes de otros países que llegaban cada verano a Santander para perfeccionar nuestro idioma.
El advenimiento de la II República Española posibilitó la creación, en agosto de 1932, de la Universidad Internacional de Verano de Santander, que retomaba la idea primitiva de Miguel Artigas y era fruto del empeño personal del Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Fernando de los Ríos Urruti.
En el verano de 1938, antes de que acabara la Guerra Civil, se reanudaron en Santander los Cursos para Extranjeros, pero habría que esperar hasta el 10 de noviembre de 1945 para que el Gobierno del General Franco firmara el decreto de creación en Santander de la Universidad Internacional ‘Menéndez Pelayo’, la UIMP.
ACTIVIDADES CULTURALES EN CURSO
Desde mayo de 2015, fecha en que se renovó la directiva de la sociedad, ha organizado cinco cursos monográficos, una veintena de conciertos, dos exposiciones y más de treinta conferencias.
Además, ha llevado a cabo varias publicaciones y ha difundido el nombre de Santander y de Menéndez Pelayo por todo el mundo.
En la actualidad, cuando acaba de concluir un curso sobre la obra cinematográfica de Mario Camus, prepara un congreso sobre Cervantes que forma parte del programa nacional de la conmemoración del centenario cervantino, con la colaboración de la Universidad de Cantabria y la propia UIMP.