Las ‘amistades’ peligrosas
Un chico llega a un bar. Después de mirar a derecha e izquierda y analizar a las chicas que se encuentran en el interior, decide acercarse a una joven de 19 años que hay en la barra. Se presenta. Su conversación es agradable y aparentemente sincera.
Él, de 24 años, le dice a ella que representa a una agencia de modelos. “Me has llamado la atención y me gustaría que trabajemos juntos. Te dejo mi tarjeta. Si quieres, acércate a esa dirección mañana, hablamos con la directora y hacemos unas fotos, ¿te parece?”.
Parece evidente que ella no va a ir. A lo sumo, buscará referencias de esa empresa y puede que vaya a ese lugar acompañada porque, oye, puede ser cierto y le vendría bien ese dinero. Pero cuando trasladamos esta misma situación al salón de nuestra casa o a la comodidad de nuestra habitación, y el chico se dirige a nosotros desde un mensaje de Facebook la cosa parece menos peligrosa. O, por lo menos, eso debió pensar una chica de Castro a la que amenazaron con chantajearla publicando imágenes de ella en ropa interior tras una supuesta videoentrevista de trabajo.
Nuestro dispositivo móvil, nuestro ordenador, nuestra habitación… son entornos y cosas que nos transmiten esa confianza de la que pueden aprovecharse los desconocidos para entrar en nuestra intimidad y acosarnos y/o chantajearnos después. Para intentar evitarlo basta con aplicar algo de sentido común. Ni más ni menos que lo que hacemos con nuestra vida no digital.
- No hables con extraños. Bueno… O sí, pero toma precauciones. Sabemos que te has cuidado mucho para ser muy deseable este verano pero, ¿de verdad crees que esos pibones desconocidos que de repente te siguen en redes sociales se han fijado en ti? Comprueba la actividad reciente de su perfil, comprueba amistades comunes (comprobar = preguntar) y utiliza opciones de privacidad. Por ejemplo, Facebook te permite usar una lista de usuarios restringidos que solo verán tu información pública. Utilízala para añadir a la gente que te genera dudas.
- ¿Y tú? ¿Estudias o trabajas? No te cortes en preguntar antes de aceptar amistades. Hay muchos perfiles robot que únicamente quieren tu amistad para extraer datos. Si pueden leer tu dirección de correo, la añadirán en una lista de spam y te llegarán cantidades ingentes de correo basura. Eso en el mejor de los casos. En el peor, la usarán para intentar entrar en tu perfil de Facebook utilizando contraseñas por fuerza bruta. Por ello debes…
- Utilizar una contraseña segura. Ya se ha demostrado que no es seguro cambiar la contraseña a menudo porque tendemos a utilizar patrones fáciles de recordar. Estrújate las sienes y crea una contraseña segura. Utiliza combinaciones de números, letras y símbolos. No es complicado. Sólo tienes que darle un toque de creatividad a la tuya. ¿Qué te parece “C0ntr@Señ@!”? ¿’M1F@c€b00k’? No vayas a utilizarlas, ¿eh? Pero tómalas como ejemplo.
- No envíes fotos demasiado sugerentes. “¿Cómo voy a hacer yo eso?”, pensarás mientras estás leyendo esto. Imagina que estás en la soledad de tu cama una noche, charlando animosamente con esa nueva amistad. Bromas, risas, algún comentario picante… y recibes una foto de las que te encienden de repente. El ardor del momento te lleva a corresponder esa imagen con una tuya… y la conversación se corta de repente. Dos minutos después te envía una imagen de un nuevo perfil en una red social con tu nombre y esa foto. ¡Ah! Y tampoco por Snapchat. Desaparece a las 24 horas y te avisa si te hacen una captura de pantalla, pero… ¿crees que no se puede fotografiar la pantalla de un móvil? ¿Hacerlo desde un ordenador conectado al móvil?
- Si usas una webcam asegúrate que hay alguien al otro lado. En ocasiones se utilizan vídeos en bucle. Desde tu dispositivo ves a una persona pero, realmente, no hay nadie al otro lado de tu pantalla. O no es quien tu ves. Pregúntale por algo del entorno de la habitación donde está, dile que tiene una mancha en la cara… Si no reacciona, ¡huye!
Y tanto si has seguido estos consejos como si no, y te encuentras en una situación como la de esa chica, o te han secuestrado el perfil, o sufres acoso digital de cualquier otro modo, DENUNCIA. Siempre. No caigas en el chantaje pensando que acabará, porque nadie te da garantías de que ocurra. Acude SIEMPRE a la Policía.