El Concejo Abierto de Santander, formado por la Plataforma DEBA (constituido por ARCA, Ecologistas en Acción Cantabria, Cantabria Nuestra, Amigos del Casetón), la Asociación de vecinos los Arenales, la Plataforma el Pilón, y los movimientos Conciencia Ciudadana y El Faro de la Senda Costera, han criticado duramente el concepto del urbanismo con el que se está gobernando la ciudad.

Actuaciones excesivas en la Senda Costera.

En una nota de prensa, el Concejo critica que la Corporación Municipal entienden por cohesión social «expulsar de sus viviendas a los vecinos de las laderas de General Dávila, afectados por las Áreas Específicas del Plan General», para sustituirlas por “modernos bloques, multiplicando la densidad de los barrios en una ciudad que pierde población y en la que hay censadas cerca de 10.000 viviendas vacías».

También critican el estado de abandono del Cabildo de Arriba, pendiente de una rehabilitación que ha enfrentado a los vecinos, y que según el Concejal el estado deteriorado culminará con que «los edificios terminen por caerse y los vecinos por marcharse, para así poder ocupar el centro de la ciudad con nuevos usos y clases sociales de mayor nivel económico».

El Concejo ha acusado a los dirigentes de la ciudad de estar «anclados en el síndrome del incendio de 1.941», al no contemplar los conceptos de “rehabilitación” y “realojo” y seguir optando «por la expulsión de los vecinos del centro y la destrucción de la memoria histórica de la ciudad».

Este concepto lo achacan estas asociaciones, formadas y unidas con la lucha contra el Plan General como punto de unión, a un «afán de negocio inmobiliario» que busca la reconstrucción del centro con bloques de la mayor altura y densidad posible.

CRÍTICA AL CONCEPTO DE PROTECCIÓN MEDIO AMBIENTAL

Además, el Concejo ha puesto el foco en cómo se entiende en la ciudad el concepto de un urbanismo sostenible y la protección del medio ambiente. Consideran que el equipo de gobierne se está limitando a la construcción de numerosas viviendas en espacios como San Martín o La Remonta (1.400), o a un «destrozo», como el de la senda costera, cuyo nuevo borrador ha sido duramente criticado por la Asamblea al considerarlo un «maquillaje» del inicial.

El vial de Amparo, una de las grandes obras que critica el Concejo.

El concepto de Smart City, que llegó a ser cuestionado incluso por el propio alcalde que tanto ha apelado al término, el Concejo critica que consiste en hacer entrega «del control de las funciones informatizadas, de la gestión administrativa y los datos personales de los vecinos a empresas y plataformas privadas».

Y hasta la promoción cultural, el famoso anillo del centro de Santander, es motivo de crítica por parte del Concejo, que critica que se cedan los mejores espacios públicos, como el Muelle de Albareda o la sede del Banco de España, a fundaciones y colecciones privadas, «mientras que la joya de la corona”, el Museo de Prehistoria sigue alojándose, en una provisionalidad perpetua, en los sótanos de un establecimiento de hostelería».

Precisamente este lunes el Gobierno de Cantabria ha anunciado que el lugar elegido para construir una nueva sede será en el aparcamiento del Palacio de Festivales, que se ha optado por levantar de cero en vez de rehabilitar otros edificios vacíos.

En definitiva, según el Concejo, «los hechos contradicen al autobombo» pues «el diseño urbano de Santander ni es cohesionado, ni sostenible ni se ocupa seriamente de la cultura». «Todo indica que la máxima prioridad municipal es que la ciudad esté salpicada de obras, a mayor gloria del equipo de gobierno y en beneficio de contratistas e intermediarios».

Hablando de obras, el pasado jueves el pleno de Santander acordó destinar 7,2 millones de euros en la construcción de un nuevo vial entre General Dávila y Camilo Alonso Vega, que ha sido muy criticado por la oposición al considerarlo una obra «faraónica» e «innecesaria».