La empresa Forjas de Cantabria.

El Consejo de Administración de la sociedad regional Sodercan ha aprobado hoy dos operaciones, por importe de un total de 750.000 euros, para asegurar la continuidad de Puertas Nueva Castilla, y mantener así los 60 puestos de trabajo de la compañía, y para dar viabilidad a la operación en Forjas Cantabria.

En concreto, el Consejo de Administración ha aprobado este lunes la creación de un fondo de contingencias de todo tipo, incluidas las laborales, a favor del accionista mayoritario de Forjas de Cantabria durante un periodo máximo de 24 meses y por un importe de hasta 300.000 euros.

En referencia a la fábrica de Reinosa, que se puso a la venta el pasado mes de febrero, el Gobierno ha anunciado que esta semana se firmará el acuerdo laboral de los trabajadores con NORAY. Este será un “paso fundamental” en la operación de Forjas, informa SODERCAN, que actualmente cuenta con una plantilla de 20 trabajadores, dando COMFORSA soporte industrial (de calidad y comercial) a Forjas y cooperación técnica, a través de la formación de COMFORSA a cuadros de Forjas.

Por otra parte, el Consejo de Administración de la sociedad pública ha aprobado una operación que garantizará la continuidad de la empresa Puertas Nueva Castilla y el mantenimiento de los 60 puestos de trabajo con que cuenta la compañía, mediante la ampliación por 450.000 euros del préstamo que tiene actualmente la empresa.

El Gobierno mantiene que esta aportación “asegurará” el futuro de la empresa “que es rentable en su actividad, pero que atraviesa una dificultad puntual de liquidez”, según ha manifestado en un comunicado.

EL TRIBUNAL DE CUENTAS HA CUESTIONADO LAS INVERSIONES EN EMPRESAS DE SODERCAN

Esta nueva inversión ha tenido lugar justo después de que se conocieron que los informes del Tribunal de Cuentas, que han cuestionado la política de inversión en empresas por parte de SODERCAN durante la anterior legislatura del Gobierno PRC-PSOE en que la empresa pública fue gestionada por Salvador Blanco, y que actualmente sigue en el cargo.

La vicepresidenta Eva Díaz Tezanos dirige el consejo de administración de SODERCAN, con Salvador Blanco de mano derecha.

Precisamente EL FARADIO ha informado que la documentación manejada que corresponde a los años entre 2008 y 2011, y que desglosa deficiencias contables graves en la gestión de Blanco, pone de manifiesto las consecuencias sobre las cuentas de SODERCAN de su participación en empresas privadas como accionista.

Y precisamente este modelo es una de las principales apuestas de la sociedad durante los años de PSOE y PRC, secundada luego por el PP –que ya la había desarrollado en pasados pasos por el Gobierno de Cantabria– en casos como Ecomasa –pendiente de Comisión de Investigación– Tubacex o Coated Solutions y retomada con fuerza en esta legislatura pese a la acumulación de experiencias que se han revelado fallidas.

Precisamente debido a estas inversiones, la empresa experimentó resultados financieros negativos, con un crecimiento que se disparó en 2009 en un 191%, en que pasó de los 5,7 millones de euros a los 16,7 de resultados negativos, debido precisamente al incremento de provisiones económicas por su política de participaciones en empresas.

Para 2009, SODERCAN tenía participaciones financieras en otras empresas por valor de 8,5 millones de euros, si bien al no poder disponer el Tribunal de Cuentas de los informes de auditoría de las cuentas no se pudo pronunciar sobre si esas cantidades podían ser recuperables.

En 2008, el riesgo por los avales otorgados a empresas era de 9,5 millones (de los que los avales a la frustrada fábrica de fibroyeso de GFB acapararon 9,2). Para los siguientes ejercicios gestionados por Salvador Blanco, el deterioro por la participación en empresas se valoró en 2009 en 9,8 millones de euros y en 2010 ascendió a 10,4 millones.

Algunos de estos casos son el de la fallida fábrica de fibroyeso de GFB, donde SODERCAN excedió el límite de inversión máxima (más de un 15%) al invertir cerca de 34 millones de euros, y no se pudieron recuperar dos avales concedidos, después de que la empresa entrara en concurso de acreedores y fuera liquidada.

A esta lista se unen la Papelera del Besaya o IDERMAR, que pese a la fuerte inversión no se llegó a culminar el objetivo deseado de reflotar estas empresas.