Las Gildas emulan el espíritu de Rosa Parks contra el conformismo

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Si hay algo que Las Gildas odian es el conformismo y a una frase tan repetida como ‘No se puede hacer nada’.

Por eso en su nueva temporada quieren emular el discurso de Rosa Parks, esa mujer que desafió a las leyes segregacionistas norteamericanas y se negó a aceptar que las cosas eran injusta e inevitables.

Los encuentros de té y café son reuniones a través de las cuales Las Gildas se hacen más fuertes.

Los encuentros de té y café son reuniones a través de las cuales Las Gildas se hacen más fuertes.

En 1955 esta mujer afroamericana se negó a obedecer al conductor del autobús en el que viajaba y ceder su asiento a un hombre blanco, tal y como estipulaba la ley. Este acto, que la llevó a la cárcel, reveló una gran valentía y convicción.

Ella pertenecía a un grupo de reivindicación por los derechos de la población negra en los EEUU. Existía toda una red de mujeres y hombres que desde siglos atrás, ya en los algodonales, se rebelaban juntos por conseguir la libertad y los derechos de todos los seres humanos, fuera cual fuera el color de su piel.

Tanto ella como todo ese colectivo luchaban por la dignidad individual, pero también por la toma de conciencia, responsabilidad social y solidaridad con los que, como ella, sufrían la segregación racial. No estaban solos, aunque la sociedad y las leyes les hicieran creer que sí.

Porque ninguno se creyó ese mantra narcótico de “No se puede hacer nada”, sino que lucharon por hacer lo difícil, posible. Su acción desató un movimiento que comenzó boicoteando el uso de autobuses y terminó consiguiendo la abolición de las leyes raciales.

Porque a veces hace falta que una persona se lance a derribar las barreras del conformismo y la resignación para encontrar el hueco que abra el cambio.

Y es sobre ellos que quieren hablar Las Gildas, porque con estos movimientos se sienten identificadas. Porque este grupo de mujeres jamás se ha resignado, ni se ha rendido, ni ha dejado la acción para los otros. Siempre se ha caracterizado por coger las riendas y ser protagonistas de un cambio, apelando a la responsabilidad y la acción individual que surge y a la vez alimenta la movilización colectiva.

Lo hacen porque quieren probar que es falso eso de que el mundo no se mueva, que las cosas no cambien, que dé igual lo que hagamos. Porque invitan a leer un poco de historia para comprobar que no es cierto.

Por ello quiere abrir sus horizontes y llegar a más inconformistas que les acompañen en sus Encuentros de Té y Café, como el que tendrán este jueves, día 6, en La Vorágine a partir de las 20.00 horas.

Además, el domingo 9 inaugurarán oficialmente su temporada como es habitual con una fiesta con pinchos y música en el Bar Bolero, a partir de las 13.00 horas.

EL INCONFORMISMO COMO MEDIO DE VIDA

Desde 1998 este grupo asambleario de mujeres ha ido creciendo y haciéndose fuertes en su deseo por conocer otras culturas y realidades, así como ayudar o colaborar contra cualquier injusticia.

En 19 años han pasado por ella más de 100 mujeres. La asociación acostumbra a celebrar cada jornada aderezada con música, actuaciones y comida que ellas mismas preparan. Y con el dinero recaudado a lo largo de cada temporada han apoyado diversos proyectos en diferentes lugares del mundo.

Su principal objetivo es apoyar proyectos que aporten un planteamiento transformador de la realidad, y que cuestione el actual sistema neoliberal y globalizador. Proyectos que sean concebidos a largo plazo y cuenten con poca cobertura desde otros medios, como ONGs, instituciones gubernamentales o medios de comunicación.

El concepto de comunidad debe ser primario en estos proyectos, pues deben estar centrados en el entorno en que se desarrollen. Con esas ideas, algunos de los planes que apoyan son el de Tiluchi, en Bolivia, una casa de acogida de niñas y adolescentes con alta vulnerabilidad. Gracias a su colaboración se les proporciona la atención que precisan para construirse un nuevo futuro.

También colaboran con el Sáhara, en coordinación con la asociación Cantabria por el Sáhara, apadrinando camellas para abastecer de leche, carne y lana a la población de los campamentos de Tindouf. Un proyecto que, además, crea varios empleos directos e indirectos.

Están presentes, asimismo, en Haití, donde han ayudado a crear casas de acogida principalmente para niños; y en Palestina, donde ofrecen orientación legal a presos palestinos y sus familiares en Gaza. Proyecto en el que se coordinan con INTERPUEBLOS (España) y ADDAMEER (Palestina).

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