Las mujeres feministas que viven en un lugar como Palestina tienen una doble guerra que librar. Por un lado, la situación en Cisjordania y especialmente en Gaza, no ha hecho más que empeorar desde la ofensiva a la que Israel sometió a la zona. Por otro, deben enfrentarse al islamismo que está ganando terreno en su propia sociedad, aparcando a las mujeres como meros floreros sin derechos.

Esta doble guerra es la que muestran las periodistas Ana Alba, Isabel Pérez y Beatriz Lecumberri en su libro, ‘Genealogía feminista palestina. Historias de mujeres desde la diversidad’, que están presentando estos días en España.

Ana Alba e Isabel Miguel (UNRWA) presentando el libro ‘Genealogía feminista Palestina’.

Esta publicación se trata de un relato feminista de la historia del conflicto palestino – israelí y la situación humanitaria derivada de la guerra y la insostenible tensión social que viven miles de mujeres palestinas que luchan por empoderarse y no ser testigos y víctimas impotentes.

La idea del libro surgió desde UNRWA, la agenda que la ONU creó para los refugiados de Palestina en 1949 tras la creación de Israel y la posterior guerra contra una coalición de países árabes por su ubicación en Palestina.

Tras aquella guerra, se expulsó a más de 720.000 palestinos de sus casas o tuvieron que huir forzosamente de ellas. Y a raíz de entonces surgió UNRWA, que aún hoy en día sigue trabajando con elloms ya no solo en Palestina, sino en Líbano, Jordania o Siria, allá donde hay refugiados palestinos.

“Se dieron cuenta de que había una carencia de literatura y documentación sobre el movimiento feminista en Palestina y sobre la historia de organizaciones de mujeres palestina desde antes de la creación de Israel”, relata Alba, que cuenta que le contactaron para formar parte del proyecto por su gran conocimiento de la realidad de la zona.

“CADA DÍA QUE PASA Y NO HAY PAZ, ES UN DÍA PERDIDO”

En el libro, busca explicar esta historia y la situación humanitaria que se vive en Palestina, concretamente desde el punto de vista de las mujeres palestinas, en lugares Cisjordania, Gaza o incluso dentro de Jerusalén.

A lo largo de sus testimonios, las periodistas, corresponsales residente en la zona, trazan la realidad que viven miles de mujeres atrapadas entre dos bandos igualmente opresores.

Tras el bloqueo de Gaza en 2014 la situación en la zona no ha hecho más que empeorar por las acciones de Israel “Mucha gente perdió sus casas, hay miles de desplazados, está perjudicado el sistema eléctrico”, explica Ana Alba en una entrevista concedida a EL FARADIO DE LA TARDE. “Ahora se ha recuperado un poco, ha habido reconstrucción pero mucho menos de la que debía haber habido”.

“Y a nivel político tampoco se ha movido nada”, añade. “La guerra se acabó con un pacto  y una tregua con una serie de puntos que se tenían que negociar posteriormente y que han quedado totalmente en el aire también, no han seguido las negociaciones y no se ha cumplido prácticamente nada de lo que se había estipulado”.

Lo único que no ha habido es otra escalada de violencia, pero “cada día que pasa y no hay paz es un día perdido y uno más de sufrimiento”. Además, Alba critica que Israel va ampliando ilegalmente su territorio con total impunidad. “Los asentamientos en territorio ocupado van creciendo, con lo cual la situación cada vez parece más irreversible para crear dos estados”.

“LOS PARTIDOS DE AHORA LAS TIENEN COMO FLORERO Y ELLAS ESTÁN TRATANDO DE VOLVER A LO DE ANTES”

En este libro sus autoras han querido poner el foco en el papel de las mujeres en la lucha palestina. “En la primera intifada las mujeres tuvieron un papel central en lo que es la lucha por la causa palestina, desde primera fila en manifestaciones y protestas y a nivel político”, explica Alba, que insiste en que “en esa época prácticamente todas las facciones palestinas que lideraban la lucha por la causa nacional, que eran laicas y de izquierdas, tenían comités y representación femenina que eran muy activas”.

De hecho, aquella representación fue tan fuerte que fueron las mujeres quienes llevaron las riendas de la intifada cuando todos los cabecillas de los movimientos fueron arrestados y encarcelados.

Sin embargo, este protagonismo ha ido disminuido con el tiempo y el auge de los partidos islamistas. El aumento de la importancia de la religión ha supuesto un preocupante aumento de la representación islámica en los países de todo el mundo árabe.

“En la primera intifada Hamás no era una fuerza con el volumen de poder de ahora, que es una de las dos fuerzas mayoritarias”, recuerda Alba, que de hecho señala que este partido no forma parte de la OLP (Organización de Liberación de Palestina), a pesar de su gran fuerza actual en la sociedad.

Las mujeres que tradicionalmente lideraron la lucha, mayoritariamente laicas y de izquierdas, tienen que luchar contra su propia sociedad también. “Los partidos de ahora las tienen como florero y ellas están tratando revertirlo y volver a lo de antes”, relata Alba.

“El problema es que hay una serie de movimiento femeninos, que no feministas, que están vinculados a las opciones islamistas. Y las mujeres de los otros grupos, los feministas y más laicos, se quejan de que estas asociaciones de mujeres no trabajan por las mujeres en la línea que a ellos les gustaría, sino que va en detrimento de los valores que ellas defienden”.

La lucha de las feministas en Palestina se intensifica por diferentes bandos actualmente, pero su espíritu de lucha ha sido siempre legendario e incombustible.