Pablo López y sus amantes inocentes llegan al Palacio de Festivales
Este viernes, 28 de octubre, la Sala Argenta del Palacio de Festivales recibe por primera vez un concierto de Pablo López.
A las 20.30 comenzará el concierto en el que el cantante malagueño presentará su nuevo trabajo, ‘El mundo y los amantes inocentes’, el cuando ha logrado el disco de oro en ventas en España. Este es su segundo trabajo tras el éxito de su debut discográfico ‘Once historias y un piano’ que le llevó a ser nominado como ‘Mejor artista nuevo’ en los Latin Grammy 2014.
Con este álbum se convirtió en uno de los artistas revelación, con diferentes galardones que se entregan en España por todos los grupos mediáticos. Recorrió entonces más de 120 escenarios y colaboró con grandes artistas nacionales e internacionales como Jaime Cullum, Tiziano Ferro, Bustamante, Malú, David Bisbal, Dani Martín, Juanes y Alejandro Sanz.
Con este nuevo trabajo, el artista malagueño ha grabado en los prestigiosos estudios East West de Los Ángeles y en Miami, y también como Madrid y Barcelona, con Andrés Saavedra como ingeniero de sonido, Kim Fanlo como productor y Max Miglin desde su estudio en Madrid.
HOMENAJE A ISAAC CUENDE
El sábado, la Sala Pereda del Palacio de Festivales acoge un estreno absoluto de La Machina Teatro con la colaboración de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria.
El objetivo de esta función es un homenaje a Isaac Cuende, con el estreno de su última obra ‘Casquería Fina’, que estará interpretada por Patricia Cercas, Rita Cofiño, Manuel Menárguez, Fernando Madrazo y Alberto Sebastián.
El poeta y director cántabro falleció el pasado año en Santander, y a su memoria se dedica la representación de su último años en el mismo escenario que otras veces disfrutara de otras de sus obras, como ‘La sucursal’.
La compañía ha reiterado «el respeto por el trabajo de una de las voces más originales, personales y sabias del teatro en Cantabria y más allá» a la hora de poner en marcha este proyecto. El autor terminó de escribir ‘Casquería fina’ poco antes de su fallecimiento, y en ella se parte de la misma situación de ‘La Sucursal’, conservando los mismos personajes a los que se ha añadido dos protagonistas femeninas.
Como en su antecedente, se trata de teatro de la desolación salpicado con una abundante ración de ironía ácida, al abordar un asunto que está en la calle y a la vista de todo el mundo: la esclavitud disfrazada de mendicidad.
No es una obra de tesis, es una metáfora de la explotación, que se expone con unas buenas dosis de humor negro y un cierto sarcasmo vil y canalla. Sus personajes -dos mujeres y tres hombres-, que se desenvuelven en los márgenes de la vida, desheredados de la fortuna, olvidados de la historia y escapados de la pesadilla de la sociedad del bienestar, se elevan como metáfora de un mundo injusto donde la explotación del hombre por el hombre es una constante cotidiana.
Y, como en el resto de la producción dramática de Cuende, estamos ante un teatro de personajes, un universo poblado de unos tipos especialmente definidos, unos seres que desarrollan conflictos de naturaleza humana, pero que dejan en el aire el desenlace porque, o bien no procede mostrar una conclusión, o bien es el espectador el responsable de rellenar el hueco existente.
Los personajes de Cuende son unas criaturas excepcionales que trazan un recorrido vital que camina entre la ironía y el drama. Se comunican a través de un lenguaje claro, sencillo, conciso, en el que está presente de manera constante un particular humor (como en muchos de sus poemas) y una singular carga satírica que, a pesar de todo, no esconde el calado dramático de la situación que protagonizan. Es entonces cuando el rostro del espectador adopta una extraña mueca, el de la risa torcida.