Se acerca el 80 aniversario del bombardeo de Santander por las tropas sublevadas. Poco después del mediodía del domingo 27 de diciembre de 1936, sonaron las sirenas avisando de la presencia en el cielo de «pájaros de acero». Tras cruzar la cordillera por El Escudo, desde la mar y por La Maruca, entraron 18 aviones de la Legión Cóndor, nueve de ellos trimotores Junkers Ju-52 de bombardeo y los otros nueve biplanos de caza Heinkel He-51 que la Alemania nazi envió en ayuda de las tropas franquistas  a iniciativa del jefe de la Luftwaffe, Hermann Goring y con la intención, entre otras cosas, de probar la fuerza aérea alemana en una guerra convencional. Se convertía así la guerra civil española en lo que la mayoria de historiadores han denominado como el laboratorio experimental de lo que poco después sería la Segunda Guerra  Mundial.

En la ciudad de Santander las primeras bombas cayeron sobre el Barrio Obrero del Rey. Unos diez minutos, de bombardeo sobre la ciudad, dejaron un saldo de alrededor de sesenta y cuatro personas muertas, lo que provocó que en poco tiempo se multiplicara la construcción de refugios por toda la ciudad.

En el refugio antiaéreo  Mariana Pineda, descubierto en el 2006 y situado en la plaza del Príncipe, aún permanece viva la memoria del refugiado de ayer. Una memoria que busca acomodo en un presente tan frágil como la ausencia cotidiana. Una memoria sepultada tras las paredes que guardan los secretos inconfesables del miedo y la sinrazón. De un futuro hecho a la medida de un Olvido que nos impide vernos reflejados en el refugiado de hoy, sea de donde sea, por el motivo que sea. Porque las bombas siempre caen sobre lxs mismxs, ayer y hoy.

Porque las bombas siempre caen sobre lxs mismxs buscaré refugio en En el Búnker.

 

VerS.O.S desde el Subsuelo

 

Hoy busco refugio tras estas paredes

memoria de piedra

y escucho el goteo sordo de la muerte

sobre mi cabeza

 

Y escucho el latido de tu corazón

saliendo de cuentas

y hay gotas de lluvia pidiendo perdón

por explotar cerca

y salpicar al Olvido con una oración

que ya nadie reza…

 

Y sangra el silencio buscando tu voz

dime que te pasa…

y tras verte muerta ya no creo en dios (en nigún dios)

dice esta plegaria

Y tras verte muerta ya no creo en dios

no me quedan balas

 

y dime que hay detrás del gatillo

¿Quién sujeta el arma?

 

Y borro la letra de todos los himnos

que matan por nada

y en este rosario hay bombas de racimo

que matan por nada

y muere un soldado desconocido

que muere por nada

y levantan su estatua los dioses caídos

que llevas a la espalda

que llevas a la espalda…

 

Para vivir de rodillas…

 

Y esquivo el temblor de la tierra muerta

de hambre

y estalla mi voz buscando consuelo

en tu aire…

 

Buscando consuelo en tu aire…

¿Por qué no respiras?

 

Y hoy me refugio tras estas paredes

que tiemblan de miedo

y cubro tu cuerpo con todas la pieles

que mudan Silencios

que mudan Silencios…

 

Hechos de banderas, hechos de fronteras,

hechos de alambradas,

hechos de pateras, hechos de cadenas,

hechos de miradas

 

Que mudan Silencios

 

Y no dicen nada, porque tienen miedo

Y no dicen nada…

 

Hechos de uniformes, hechos de medallas

bañadas en sangre

hechos de los nombres en listas de bajas

tras otra masacre…

 

Y no queda Nadie, Ya no queda nadie

Y no dicen nada, Nadie dice nada

Y escucho el sonido de balas perdidas

frente al paredón

y suena un disparo, tal vez sea la mía,

solo que Yo…solo quedo Yo…

 

Y hay polvo en mis uñas

haciendo preguntas

¿Qué ha sido del Tiempo?

Y he acabado solo

cosiéndome arrugas

¿Qué ha sido del tiempo?

Mientras en la calle

explota la lluvia

y salpica el miedo

y salpica el miedo

 

Y tras estos muros

hay un cementerio

en cada palabra

y hoy busco refugio

en este silencio

que hay detrás de una bala

¿qué hay detrás de una bala…?

 

Y suena un disparo

estáis todos muertos

dejó de llover…

 

Autora: Tú misma