El periodismo que Cuenca
“En periodismo, si nadie hace nada de lo que crees que debe hacerse, no lo hará nadie. O, lo que es peor, lo hará otro, y lo hará peor, o respondiendo a otros intereses”.
Ese es el principal mensaje que quise trasladarles este martes en Cuenca a los estudiantes de la Facultad de Periodismo de la Universidad de Castilla-La Mancha, en una charla a la que fui invitado para hablar de nuestro proyecto, EL FARADIO, y del premio de Libros.com y Ctxt por nuestra línea de investigación sobre el urbanismo.
Durante casi dos horas hablamos (porque hubo un interesante turno de preguntas y opiniones) de la independencia de los medios, de cómo hace un medio para conseguir ingresos, ser sostenible, de líneas editoriales y de la falta de autocrítica en unos medios siempre triunfalistas, sobre la que llamaban la atención los estudiantes.
Pero retos como cambiar la agenda de temas o de referentes informativos, los principales motivos que hicieron nacer EL FARADIO pueden quedar algo lejanos cuando la principal preocupación en tu cabeza, que todos hemos tenido cuando estábamos en esas aulas, es qué sucederá cuando salgas de la Facultad, si habrá hueco en el mercado laboral para ti.
El contexto es peor ahora que cuando yo me enfrentaba a ese momento: el sector al que aspiran tiene un fuerte desprestigio y hay menos puertas a las que llamar.
Y a la vez hay más opciones, porque en los últimos años han sido los propios periodistas (y no empresarios de otros sectores, como la construcción que, sin ir más lejos, estuvo ligada a una de las empresas por las que he pasado) los que se han lazando a crear sus propios medios, con nuevos temas y estilos.
Porque un medio de comunicación tiene que saber dónde vive, es decir, el momento en el que se encuentra. Saberlo, como lo supieron en su momento EL PAIS o EL MUNDO, como lo saben ahora buena parte de los nuevos medios, es clave para conectar con tu público, para contarles lo que les pasa, lo que les preocupa. A veces no son grandes revelaciones, sino describir el mundo más cercano, su red de relaciones y llevarlo a la agenda.
“Nos dicen que tengamos iniciativa, que apostemos por nuestros propios medios. Pero, ¿cómo?”, preguntaban. Pues poco a poco. Se trata de un proceso del que yo mismo nunca pensé que formaría parte: del aprendizaje en medios tradicionales, fundamental y de los que no hay que renegar, a la inseguridad, la toma de confianza y la conciencia de que había cosas que podían mejorarse, hasta llegar a la certeza, compartida con mi socio y amigo Guillem, de que era algo que sólo podía cambiarse desde fuera, con un medio nuevo porque había cuestiones que eran estructurales.
Tardamos años en llegar a esa conclusión, hubo varias versiones de EL FARADIO antes de lanzarnos, y ayudó sobre todo, y paradójicamente, un contexto de crisis, en el que desaparecieron ataduras y dependencias.
Así es como pudimos contar noticias sobre el Banco Santander, Liberbank, las eléctricas, las bajas temerarias y las constructoras, gracias al apoyo de los socios que sostienen EL FARADIO, que publicará en Libros.com ‘Expulsados. Santander, la transición urbanística pendiente’, el libro de investigación que abordará el relato de las víctimas del urbanismo (y que puede reservarse desde este enlace).
No es fácil hacerlo en sitios pequeños, donde a veces cuesta incluso construir comunidad y apoyos, como señalaban los estudiantes. A algunos de ellos, por cierto, les dolía Cuenca y les dolía su prensa, que leen con atención y perspectiva crítica. Y ese es el primer paso para cambiar la agenda.