Nos queda la verdad documentada
Con el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, en Madrid, en plena Conferencia de Presidentes Autonómicos; con su discurso anticorrupción en entredicho por los datos del Consejo General del Poder Judicial y con las novedades que está aportando El Faradio sobre la investigación de la UDEF a la trama en la administración regional sobre el presunto reparto de mordidas pagadas por los centros de formación: ese es el contexto en el que se libera el bombazo informativo del ‘carpetazo’ (parcial) de la Audiencia de Cantabria al Caso Racing, como balón de oxígeno a los dos partidos en el poder en la comunidad autónoma: el PRC de Revilla y el PSOE de Eva Díaz Tezanos.
Tan liberados quedan los líderes regionalista y socialista investigados, Francisco Javier López Marcano y Ángel Agudo, que no se sentarán en el banquillo de los acusados, como resignados el resto de cántabros (y racinguistas) que esperaban, al menos, la celebración de un juicio (con todas las garantías), que hubiera servido para depurar las responsabilidades por el quebranto a las arcas públicas de al menos 43,8 millones de euros, por las actuaciones del Gobierno PRC-PSOE entre 2003 y 2011.
El balón de oxígeno anticipa el arma política de los partidos y de los protagonistas políticos del procedimiento judicial. Marcano y Agudo (presidente del PSOE que no ha tenido que dimitir al no llegar el proceso a la apertura de juicio oral), venían operando en la sombra, sin cargo público, desde la victoria en las urnas de Revilla que precedió a la recuperación del poder por la coalición de intereses de PRC y PSOE.
Habrá que escuchar de nuevo argumentos que ya se han puesto sobre la mesa, sobre la caza de brujas política y partidista de un asunto, que es verdad que empieza impulsado por un Gobierno del PP al que le venía muy bien un caso potente para sostener la teoría de la herencia recibida, pero en el que la propia instrucción ha puesto de manifiesto que ha hecho temblar los cimientos de las estructuras del poder en Cantabria, que está muy por encima de las siglas PRC, PSOE o PP, cuyos intereses se funden a llegar nunca hasta el final. Bomberos del tripartidismo en Cantabria, que no se pisan la manguera.
No hay más prueba de esto último que los problemas que puso la administración regional del PP al abogado que lideró la acusación, Javier Noriega. Sobre todo esa especie de cueva de Batman donde residen todos los secretos de autonomía mejor guardados en que se ha convertido el ICAF (Instituto Cántabro de Finanzas), clave para entender las operaciones en el Racing y en otros proyectos de dudosa viabilidad, y que incluso tuvo que ser arrastrado por la jueza instrucora del caso, Paz Hidalgo, para personarse y reclamar el quebranto de decenas de millones de euros del dinero de todos los cántabros.
Tirando del hilo, la acusación fue poniendo encima de la mesa documentos que llevaban hasta un origen en la pérdida patrimonial: el rescate de un constructor, Santiago Díaz, al que liberaron de las deudas contraídas en su etapa de gestión en el club, y de ahí a un segundo rescate a un segundo constructor, Jacobo Montalvo, a través de un actor interpuesto, Ali Syed, un prófugo de la Justicia internacional por donde se han pretendido diluir todas las responsabilidades, con los cántabros como víctimas (sea o no delito, el dinero se ha perdido). Sin olvidarnos de la grieta social en el racinguismo derivada de la enorme politización de un club de fútbol. Y más preocupante es que la rehabilitación se está construyendo sobre el mismo esquema que ha fallado: otra empresa interpuesta que utilizará el Racing para obtener el favor del Gobierno de turno, a costa del Racing y de los cántabros.
Por un camino tan tortuoso, indicaba la instrucción judicial, que había habido indicios culpables en la gestión, además de Agudo y Marcano, del consejero delegado del ICAF, Luis Egusquiza, cerebro financiero. Y también beneficiarios: el arquitecto jurídico, que empezó custodiando el dossier Racing cuando todavía había que colocárselo a una empresa interpuesta, desde un despacho más de la firma Gómez Acebo y Pombo, y terminó abriendo su propio despacho, especializado en la ‘complejidad’, y facturando a prácticamente al Gobierno cántabro y sociedades públicas habidas y por haber, Emiliano Garayar
La investigación judicial abortada por las defensas y, a la postre, por el poder judicial autonómico, nos deja enormes sombras y preguntas sin resolver. La principal es cómo pudo el Gobierno de Cantabria de PSOE y PRC poner al frente del Racing a un hombre del PP, Francisco Pernía, a quien supuestamente tenían que controlar y a quien, nada más lejos, dejaron total e impune libertad de movimientos. Tan fue así, que en el verano de la UEFA, en el verano de 2008 el Racing ya había quebrado técnicamente, como acreditan pruebas periciales manejadas en diversos procedimientos judiciales. A partir de ahí, una huida hacia adelante que no ha terminado del todo.
Sin olvidar, claro está, algún movimiento clave para que el auto de este martes 17 de enero pase a la historia como uno de los más decepcionantes de la historia de la autonomía. Por ejemplo la sospechosísima dimisión del anterior Fiscal Jefe, José Ignacio Tejido Román, dos semanas antes del cambio radical de criterio de la Fiscalía, que pasó de acusar a justificar las políticas de quebranto patrimonial que se hicieron por el bien del Racing. Y sin olvidar tampoco que la vuelta de Revilla al Gobierno ha amparado otro movimiento definitivo: la retirada del abogado, Noriega, que había liderado las investigaciones y las acusaciones. Y la sustitución, directamente, por los Servicios Jurídicos del Gobierno, que están en la Consejería de Presidencia y Justicia, en Peñaherbosa. Y que tienen como titular al número 2 de Revilla, Rafael de la Sierra (PRC).
Culmina así la prioridad de este Ejecutivo, retirar la acusación del caso Racing, como mandó en los papeles, en las negociaciones con Podemos previas a la investidura de Revilla. Más allá del teatro que pueda quedar sobre la cuestión, queda claro el incumplimiento de aquel pacto PRC-Podemos.
Nos quedamos sin juicio del Racing. Hoy gana el mensaje político que pretende trasladar que no hay corrupción en Cantabria. Paradójicamente, gana la sensación de impunidad. Y espera que vuelvan por la puerta grande a los papeles, los protagonistas del carpetazo a las investigaciones, reclamando el papel que les ha restado su situación judicial estos últimos años.
Sin verdad judicial nos queda la verdad documentada. Nos queda el relato.
Pichucas
Amén. No se puede explicar mejor, ahí hubo de todo, menos ganas de la Audiencia de mojarse.