“Creo que hay más delitos de odio de los que se denuncian”

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Jaime Ferreiro, el joven agredido en abril de 2015 en el Parque de las Llamas por motivos homófobos, ha hablado este jueves para los micrófonos de EL FARADIO DE LA MAÑANA, en Arco FM.

El joven, de 19 años, era menor de edad cuando fue agredido a la salida de un festival de música en Escenario Santander.

Entonces tardó en denunciar la agresión y no quiso hablar públicamente, aunque recientemente ha resucitado su caso en su videoblog, ‘TeaTalks’, para animar a los agredidos a que denuncien ante la policía.

Él reconoce que le costó hablar de ello en público al principio, porque el tema de la homosexualidad y la homofobia “aún no está normalizado” en nuestra sociedad. “Yo tenía miedo, me sentía avergonzado”, reconoce y admite que “esperaba que se pasara como una mala etapa”.

Sin embargo, “a los tres o cuatro meses me empecé a arrepentir” de no haberlo denunciado al momento y no haber hecho público su caso para ayudar a otros que pasaran una situación similar.

En EL FARADIO, Jaime ha relatado cómo, al finalizar el festival, se alejó  con su novio para pasear, hablar y tener un momento romántico.

En ese momento, en que no se dio cuenta de cuánto se habían alejado del grueso de los asistentes, pasaron un grupo de chicos que les insultaron. Aunque decidieron ignorarlos, como otros tantos insultos que habían vivido, de repente llegaron dos chicos corriendo hacia ellos y comenzaron a agredirles.

“Yo no entendía absolutamente nada”, relata, al tiempo que reconoce que “no tengo un recuerdo fijo, son imágenes que me vienen a la cabeza”, y que “había momentos en que no se les veía porque estaba muy oscuro”.

Tras recibir una patada en el pecho, Jaime perdió el móvil, por lo que se agachó a recogerlo y salió corriendo junto a su novio, que ya se había alejado.

No pudo ver las caras bien de sus agresores, aunque tiene claro que eran los mismos que los habían insultado. Su error, como reconoce ahora, fue que en ese momento no acudió a la policía, sino que fue al día siguiente, convencido por su padre.

La misma policía le dijo que sería muy difícil identificar a los agresores al haber denunciar tan tarde y haberle ocurrido en plena calle, sin ninguna cámara que lo captara.

“NUNCA ME HABÍAN PEGADO”

Jaime aún no sale de su estupor de que alguien llegara a agredirle por su condición sexual.

Ya en el pasado había recibido insultos, pero la situación jamás había llegado tan lejos. “Santander tiene una gente con un pensamiento muy antiguo”, reconoce, y sabe que “hay muchos más prejuicios porque no somos tan cosmopolitos en Madrid o Barcelona”.

Por ello, pese a que nunca antes había sufrido la violencia física, tiene claro que “hay más delitos de odio de los que se denuncian” en Cantabria”.

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