Desde este miércoles hasta el próximo viernes se está se está desarrollando en la programación de los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria un curso que versa ‘De la extinción a la gestión integral de los incendios forestales: experiencias y propuestas’.

Incendio forestal

Lo dirige Virginia Carracedo, experta en la gestión del fuego y de los incendios forestales e integrante de la Mesa del Fuego de Cantabria, que ha reunido a un equipo de invitados que mostrarán algunas de las experiencias y propuestas que se están desarrollando en diferentes ámbitos de España y Francia en la línea de la gestión integral de los incendios forestales.

El curso tiene como objetivo mostrar la posibilidades que tiene la gestión integral de los incendios en la prevención de incendios frente al tradicional modelo basado en la extinción, en un momento en el que en Cantabria y en otras muchas regiones se observa un incremento importante tanto de los incendios como de su peligrosidad poniendo en riesgo, cada vez en mayor medida, la vida de quienes participan en las tareas de extinción.

Porque si algo tienen en común los incendios, según informa Carracedo, “es la falta de gestión”. Algo que hay que gestionar cada vez más, ya que el cambio de climático afectará al cambio de las temperaturas en las estaciones, lo que va a provocar que “los incendios en el futuro van a ser más virulentos y complejos”.

“En lo que vamos de 2017 ya ha habido más incendio que en 2015, y vamos a superar el número de hectáreas quemadas en esos incendios mediáticos”, asegura la experta recordando los mediáticos incendios que asolaron la comunidad autónoma en las navidades de hace dos años.

Hasta muy recientemente la gestión de los incendios forestales en España ha estado encaminada preferentemente hacia la extinción de los incendios, lo que ha supuesto que tras varios años de fuertes inversiones en esta dirección, se haya logrado disminuir la superficie quemada en buena parte del país, si bien no se ha conseguido acabar con los incendios ni disminuir el riesgo.

“NUESTROS INCENDIOS TIENEN RELACIÓN CON LA ACTIVIDAD GANADERA”

En el ámbito de la montaña cantábrica la dinámica es diferente, y en Cantabria, Asturias, Galicia, León y Zamora, con un gran porcentaje de incendios vinculados a las actividades ganaderas, tal y como ha confirmado Carracedo en una entrevista a EL FARADIO DE LA MAÑANA.

La experta ha descartado las teorías que vinculan la creación de incendios con recalificar terreno. “No tiene ningún sentido”, asegura, ni en el caso de los incendios de las navidades de 2015 en Cantabria ni el de este verano en Doñana. “Nuestros incendios tienen relación con la actividad ganadera, pero no siempre tiene que ver directamente con la regeneración de pactos”, puntualiza.

Por ello, los resultados de este modelo de gestión han tenido un éxito aún menor. Por ello el Plan Estratégico de Prevención de Incendios Forestales de Cantabria, que en la actualidad está en proceso de tramitación, va encaminado a gestionar el fuego en Cantabria.

Este Plan Estratégico cuenta con una gran participación de diversas administraciones, asociaciones, fundaciones, etc., que cuentan con experiencias desarrolladas con este enfoque integrador que incluye seis objetivos principales:

– Participación social
– Los recursos materiales y protocolos de actuación internos
– Reducir el impacto de los incendios: investigación, normativas preventivas o modelos de gestión
– Sistema de planificación y coordinación de las administraciones
– Protocolos de restauración
– Estrategia de comunicación y sensibilización

Este viernes, 7 de julio, la jornada acabará con las intervenciones de Ramon Octavio (TRAGSA), Javier Jiménez (BRIPA Asturias) y Miguel Angel Toca (Ayto. Campoo de Yuso), que contarán sus experiencias en Planes de quemas, el papel de la investigación de incendios y un plan de prevención desarrollado en el municipio cántabro de Campoo de Yuso.

Las quemas “controladas” son una técnica que se usa mucho en la zona del Mediterráneo. “El fuego no siempre es malo”, defiende Carracedo. “A veces es bueno cuando se quema de forma controlada; se hace en condiciones muy concretas para reducir lo máximo posible el daño al suelo y a las especies animales y vegetales, que sí se verán afectadas, pero mucho menos que si se ven atrapadas en un suelo que no ha sido controlado”.