La crisis en el Partido Socialista de Cantabria se está cobrando nuevas cabezas dentro del Gobierno regional, con nuevas destituciones que serán oficiales después de la reunión que ha tenido lugar esta tarde la Ejecutiva autonómica en la sede de la calle Bonifaz.

Salvador Blanco

La reunión de la Ejecutiva regional se ha producido a puerta cerrada en la sede socialista, y al parecer, la ex secretaria general, Eva Díaz Tezanos, también ha reunido a su equipo más cercano, que actualmente ocupa los grandes puestos en el Gobierno.

Tras el primer cese producido (la ex portavoz parlamentaria, Silvia Abascal, sustituida por Víctor Casal) los cambios en el nuevo PSOE de Pablo Zuloaga, alcalde de Bezana, que venció en primarias a Eva Díaz Tezanos, vicepresidenta del Ejecutivo, se han extendido al Gobierno autonómico

-Ramón Ruiz, consejero de Educación y número dos de la vicepresidenta Eva Díaz Tezanos, será sustituido por Francisco Fernández Mañanes, histórico líder de la corriente crítica en el socialismo que había pasado a un discreto segundo plano.

– Rosa Inés García, responsable de la empresa pública MARE.

-Y, sobre todo, Salvador Blanco desaparece de la empresa pública SODERCAN, que ha estado en el centro de todas las miradas y cuya gestión habían cuestionado todo tipo de organismos: el Tribunal de Cuentas, la Intervención General, entidades europeas, la Justicia, y el conjunto de la oposición parlamentaria -que suman mayoría-.

Tras estos ceses, dentro del PSOE no descartan que se puedan llegar a producir una serie de dimisiones en las direcciones generales, tal y como se pronosticó tras la victoria de Zuloaga.

UN CONVULSO FIN DE SEMANA

Estos cambios se producen tras un convulso fin de semana -guerras cántabras incluidas- en el que después de  apuntar en primer lugar a cargos de segunda línea del Gobierno -directores generales, pero también el propio Blanco-, Zuloaga acabó señalando a Ramón Ruiz, consejero de Educación.

Este se resistió en público, negando que hubiera motivos para ello. El movimiento llegó a requerir una mediación de la Ejecutiva Federal, que desplazó miembros a Cantabria.

Y el propio Revilla ha hablado del tema con el máximo líder del PSOE, Pedro Sánchez, que respaldó a Zuloaga –previamente lo había hecho también Cristina Narbona, presidenta del partido-.

El papel de Revilla es importante porque es quien formalmente cesa los cargos del Gobierno, pero tras las peticiones de Zuloaga y Pedro Sánchez, quedaban claras las intenciones del PSOE, su socio de Gobierno.

LA REHABILITACIÓN DE MAÑANES

Pedro Casares, ahora miembro de la Ejecutiva Federal, junto a Ramón Ruiz

Ramón Ruiz será sustituido por Francisco Fernández Mañanes, líder de una corriente crítica, que llegó a ser portavoz parlamentario y que acabó descabalgado en uno de los cambios de alianzas que aupó al otrora influyente Juan Guimerans.

Mañanes se convierte así en otra figura socialista rehabilitada por Zuloaga en una Ejecutiva en la que no han querido estar los cargos cercanos a Díaz Tezanos pero en la que sí se han integrado perfiles que en el pasado se resintieron de las luchas internas del PSOE:

-El propio presidente del partido, Eduardo Echevarría, cercano a Mañanes, y a quien pese a nombrarle en su día secretario de Organización, el oficialismo le quitó competencias para que las siguiera manteniendo el histórico Pepe Guerrero, esta legislatura asesor en el Parlamento, que ya ha anunciado su retirada.

-O figuras como Javier García Oliva, que fue director general de Medio Ambiente, una de las bajas también en las guerras intestinas del PSOE, o Eugenia Gómez de Diego, que fue directora general de Juventud e incluso candidata socialista a la Alcaldía de Santander, víctima del auge de Guimerans, y criticada públicamente por Díaz Tezanos por defender a un menor inmigrante a quien el Instituto Cántabro de Servicios Sociales casi encamina a una expulsión que los tribunales demostraron que no debió hacerse.

Ambos nombres figuran en la nueva Ejecutiva, junto a figuras más jóvenes y otros cargos.

SALVADOR BLANCO

Pero el cambio más significativo es el relevo de Salvador Blanco, el segundo que se produce en la empresa pública SODERCAN tras la destitución de Víctor Gijón, responsable de Internacional inhabilitado judicialmente para gestionar empresas por su trayectoria anterior en un grupo de comunicación que fue a concurso pese a haber recibido ingentes adjudicaciones de publicidad de PSOE-PRC.

Salvador Blanco había logrado la unanimidad de PP, Podemos y Ciudadanos, que juntos suman mayoría parlamentaria y que habían pedido su destitución en varias ocasiones.

Salvador Blanco, ex de SODERCAN

Fue Podemos el partido que más hincapié hizo (con el diputado José Ramón Blanco desde el Parlamento y una minuciosa labor de fiscalización desde el partido de su responsable de Anticorrupción, Daniel Ahumada, o el propio exsecretario general, Julio Revuelta, al que Blanco llego a denunciar judicialmente, sin éxito), llegando a condicionar su apoyo a los presupuestos de PRC-PSOE al cese de este cargo, lo que supuso un cambio de alianzas en el Parlamento. El enroque en la defensa de Salvador Blanco por parte del PSOE -pese a no ser militante- y de la propia Díaz Tezanos les llevó incluso a cargar contra el presidente de la patronal, Lorenzo Vidal de la Peña.

Pero las críticas a Blanco no llegaban sólo del ámbito político: este alto cargo, procedente de la Universidad de Cantabria, y ligado a Ángel Agudo –fue director general en su consejería- ya había sido máximo responsable de SODERCAN en la anterior etapa PRC-PSOE, como relata Raúl Gil, que fue director general de Juventud, en su libro ‘En tinta roja’.

De aquella época proceden gestiones como la de la frustrada fábrica de fibroyeso GFB, con inversión pública y el Gobierno como socio, cuya gestión llegó a los tribunales y, aunque fue absuelto, la sentencia sí que señaló a la mala gestión hecha desde lo público.

Fue el Interventor General (recordamos, un alto funcionario nombrado por el Gobierno, que sigue en su cargo después de hacer estas afirmaciones) quien más sangre hizo: en un extenso informe detalló prácticas de SODERCAN, como la división de proyectos en fases para adjudicarlas directamente sin necesidad de concurso, el conocimiento por parte de empresas adjudicatarias de que se iban a realizar licitaciones, la adjudicación de contratos de asesoría sin que conste ningún informe, adjudicaciones a nombres como Garayar o Fraile y Blanco, la sobrefinanciación de proyectos como la boya de Apia XXI, o la falta de control general sobre las apuestas públicas.

Prácticas en las que ha insistido también el Tribunal de Cuentas, muy crítico en general con la política de inversión pública en empresas privadas de SODERCAN, que ha continuado en esta legislatura.

Pero la gestión de Blanco también ha sobrevolado el proyecto Comillas, el proyecto del siglo que acabó convertido en una universidad sin estudiantes y con unos gastos en alquileres que han funcionado como subvención del Gobierno, sin olvidar las adjudicaciones a la consultora ROMA, de cuyo máximo responsable Blanco llegó a ser compañero de consejo de administración.

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