Salvador Blanco, en la comparecencia en la que ha anunciado su dimisión

El consejero delegado de  la empresa pública SODERCAN, Salvador Blanco, ha anunciado este viernes su dimisión, tras las reiteradas peticiones, todas rechazadas, que la nueva dirección del PSOE le había hecho a la vicepresidenta Eva Díaz Tezanos tras su derrota en las primarias.

Blanco ha explicado que ha presentado su dimisión «esta mañana, a primera hora, y por teléfono», a la vicepresidenta cántabra. Ha esgrimido «motivos personales y familiares» en esa decisión. Pero ha recordado que, para que la decisión sea firme, es la número dos del Gobierno la que debe aceptar esta decisión.

«Por eso y porque contribuyo a resolver la indeseada situación en la que se ha visto inmersa la vicepresidenta», ha explicado justo después, dejando clara su afinidad política y su voluntad de ayudar a su máxima valedora dentro del PSOE.

Tras un periodo de inestabilidad por las informaciones sobre su gestión y de tensión en el PSOE por la postura de Díaz Tezanos, Blanco ha dicho que espera que terminen las «interesadas interferencias, el ruido con el que quieren esconder sus incapacidades y enmascarar interesados objetivos».

Blanco ha pedido «respeto» hacia Díaz Tezanos hasta mayo de 2019, cuando se celebrarán las próximas elecciones autonómicas, destacando de ella que «se ha dejado la piel en las políticas progresistas». Su defensa de la vicepresidenta ha tenido varios argumentos, lo que visibiliza una postura contraria a la nueva dirección del partido, encabezada desde julio por Pablo Zuloaga.

«Me pongo a disposición de la vicepresidenta del Gobierno para todo aquello en que me crea útil», ha afirmado, reivindicando que lleva «40 años trabajando por y para lo público», algo en lo que ha dicho que cree firmemente, sobre todo ahora que algunos, «tanto de un extremo como del otro», arremeten contra lo público.

Ha manifestado también no querer ser un «obstáculo», y espera que «cesen las tensiones, la negatividad y las amenazas a una dirigente sin mácula y que ha buscado el ideal de solidaridad e igualdad». Se ha reconocido como amigo suyo, y valora su «capacidad de trabajo y compromiso», a la vez que le ha agradecido la oportunidad que le dio para intentar hacer retornar a SODERCAN «a la senda útil para los empresarios de Cantabria».

Respecto a su gestión en SODERCAN, ha querido ensalzar su paso por la empresa y todo lo que se ha hecho desde allí. «Decenas de empresarios ven ahora en SODERCAN la institución que ayuda a crear más empleo», ha declarado.

También cree que su marcha puede ayudar a que «cese la presión sobre los trabajadores». Ha querido poner en valor el compromiso de su equipo, que ha bregado «en defensa de los intereses de la comunidad autónoma», y por ello se siente honrado de haber trabajado con ellos. Ahora que se abre una nueva etapa en la empresa pública, Blanco espera que «se pueda culminar un gran trabajo».

OBJETO DE CRÍTICAS DESDE LA OPOSICIÓN

Salvador Blanco, al frente de SODERCAN, ha sido una de las figuras más controvertidas desde el comienzo de la legislatura: los cambios en esa empresa pública, sacada de su consejería natural, la de Industria (ahora para el PRC), marcaron las negociaciones del pacto.

Y luego ha sido objeto de las críticas de toda la oposición, especialmente Podemos y a raíz del informe de Intervención que señalaba malas prácticas en su gestión, en una situación que él ha llegado a achacar a una especie de conspiración.

Y eso que este cargo a cuyo destino ha ligado hasta el empecinamiento su futuro político Eva Díaz Tezanos ni siquiera es miembro del PSOE: es un funcionario que coincidió con Ángel Agudo en los años de ambos en la UC, y luego fue director general cuando este era consejero de Economía.

El que acabara siendo presidente del PSOE le situó en cuanto pudo, en la anterior etapa de Gobierno, al frente de la principal empresa pública que manejaban los socialistas, SODERCAN, que a la postre ha sido la que ha supuesto el final de su carrera política.

A la misma hora estaba prevista otra rueda de prensa, convocada, al igual que esta, sin anunciar motivo, por Rosa Inés García, máxima responsable de la empresa pública MARE y cuya cabeza también había pedido Pablo Zuloaga.