Unos restos arqueológicos frenaron un proyecto donde se ha anunciado un ascensor
La aparición de unos restos arqueológicos llevó al Ayuntamiento de Santander a paralizar un proyecto previsto en la misma zona en la que recientemente se ha anunciado un ascensor y una pasarela.
Hablamos del Pasaje de Peña, donde ahora los planes son ubicar un ascensor y una pasarela que permitieran conectar el Cabildo de Arriba y la calle Alta con el centro de Santander, en unos trabajos con un presupuesto de 1,5 millones de euros que incluyen la remodelación de la plaza junto a los juzgados. Ambas zonas ya están comunicadas por las escaleras del Pasaje de Peña, por la cuesta de Ruamayor (la del cine Los Ángeles) o por la propia calle Cuesta del Hospital.
En concreto, los restos encontrados pertenecen a lo que se denomina Casa de Recogidas ‘María Egipciaca’, un edificio del siglo XVIII destinado a acoger prostitutas y mujeres abandonadas por sus maridos.
Un edificio erigido por el entonces obispo, Rafael Tomás Menéndez de Luarca, que se convertiría con el tiempo en una cárcel y que se encuentra soterrado en la zona del parque de los juzgados, según confirmó entonces el Ayuntamiento de Santander.
Entonces, apoyándose en informes municipales, el propio Consistorio descartó acciones en la zona ante el riesgo de causar efectos tanto en el túnel como en los edificios del Cabildo, y el proyecto se modificó.
LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS
El propio Ayuntamiento de Santander constató la existencia de los restos, no sólo al anunciar la paralización del proyecto, sino en documentación municipal como el Plan Especial de Protección Interior del Cabildo de Arriba que llevaba aparejado su correspondiente informe arqueológico.
La Casa de Recogidas fue fundada a finales del siglo XVIII por Rafael Tomás Menéndez de Luarca y Queipo de Llano, tercer obispo de Santander, como casa de recogidas para mujeres, en esos momentos en lo que era las afueras de la ciudad,
En este tipo de instituciones no sólo iban a parar mujeres con escasos recursos, sino sobre todo prostitutas, delincuentes e incluso en muchas ocasiones mujeres enviadas allí por sus maridos por desavenencias conyugales.
Al parecer, el edificio se fundó sobre un antiguo cementerio, probablemente el del hospital de Santa María de la Calzada. En 1819 el edificio es destinado a cárcel, manteniendo su uso hasta bien entrado el siglo XX, en que fue substituido por la actual prisión provincial.
En concreto, los restos son parte de dos cubos del muro y de los cimientos del edificio, actualmente casi soterrados.
Las referencias a este edificio aparecen obras de referencia sobre el patrimonio en la capital cántabra, como ‘Santander. Una historia de vientos y mareas’, de Francisco Ignacio de Cáceres; ‘Ideología y comportamientos del obispo Menéndez de Luarca (1784-1819)’ –edición del propio Ayuntamiento– o ‘Santander. Biografía de una ciudad, de José Simón Cabarga.
ESTE TIPO DE OBRAS NECESITAN CATAS PREVIAS
Según el propio Plan Especial del Cabildo, las zonas en las que se conoce por documentación histórica la existencia de elementos singulares soterrados se clasifican como lo que se llama Zona de Protección Arqueológica.
Los solares incluidos en esta zona deberán contar, ante una solicitud de remoción de terrenos y o construcción u obra, sea privada o, como es el caso, público, con un estudio arqueológico previo que incluya la realización de sondeos arqueológicos que verifiquen si el proyecto afecta o no a restos de interés arqueológico.
Si los sondeos ofreciesen resultados positivos, podrá optarse por una excavación arqueológica integral que permita definir la importancia, y estado de conservación de los restos y con ello evaluar la posible conservación o no de los vestigios
DUDAS VECINALES
Además, vecinos de la zona han trasladado a EL FARADIO dudas sobre el proyecto, por motivos que van desde la seguridad de las viviendas por las obras –una preocupación que se ha extendido en las comunidades de vecinos a raíz del derrumbe en la calle del Sol– o el miedo a que se convierta en zona de botellón.
También se oponen a que suponga la reducción de zonas verdes que usan vecinos y propietarios de perros, al ser el parque sobre el Pasaje de Peña uno de los pocos espacios verdes en el centro y aisladas del tráfico.
EL PROYECTO
El proyecto, con una inversión estimada en 1,5 millones de euros, que incluirá la mejora integral de la plaza de Juan José Ruano (el entorno de los Juzgados de la calle Alta, el parque está encima del Pasaje de Peña.
Y se prevé que empiece a ejecutarse en la primavera de 2018, de manera que esté a principios de 2019.
La actuación consta de dos partes: la instalación del ascensor y la mejora urbana del entorno, con un plazo de 10 meses.
Se desarrollará respetando la actual fachada norte del túnel de Pasaje de Peña, evitando actuaciones que desvirtúen la apariencia visual de su volumen desde Jesús de Monasterio y Cervantes.
Así, se propone instalar un ascensor con capacidad para 13 personas, con embarque desde la acera este del túnel de Pasaje Peña, a unos 10 metros de la boca norte, donde se generará un hall de entrada que tendrá luz natural a través de una claraboya en la calle Fernández de Isla.
Tendrá un primer nivel en la calle Fernández de Isla y el segundo tramo de ascensor, que estará compuesto por una torre de acero y cristal, desembarcará en una pasarela que tendrá una anchura mínima de 7 metros y conducirá al espacio generado junto a la antigua Casa de Recogidas, punto en el que se habrán superado 16 metros de desnivel con respecto al túnel.
Asimismo, se regenerará la plaza de Juan José Ruano y el espacio verde existente en la ladera situada sobre la boca norte del túnel. Se llevará a cabo una mejora integral de todo ese espacio, que incluirá un área infantil.
En la plaza de Juan José Ruano se reorganizan los estacionamientos, suprimiéndose los que se encuentran junto a la zona verde, si bien, en el cómputo general, se mantienen las mismas plazas de aparcamiento, reubicando las que se eliminan en la calle Monte Caloca y en la plaza de Santa María Egipciaca.
PLANES PARA EL CABILDO
El Ayuntamiento recordaba en la presentación de ese proyecto otros planes para el Cabildo, como el ascensor para mejorar la movilidad entre la Plaza de las Estaciones y el Cabildo, o la prolongación del Parque del Agua con un paseo peatonal que lleve hasta la pasarela de Castilla-Hermida, lo que supondría cumplir los planes que se anunciaron cuando se presentó el parque, concebido como más extenso hace más de una década.
Mientras, permanecen sin grandes avances los planes de rehabilitación de edificios fijados por las instituciones cuando están a punto de cumplirse los diez años del derrumbe en la Cuesta del Hospital que causó la muerte a tres personas y tras el cual se trató de activar un proceso de regeneración del barrio.
(La del ascensor es, por cierto, una idea recurrente en el Ayuntamiento de Santander, que ha apuntado en los últimos años proyectos similares en la peña de Peñacastillo o frente al Chiqui, en el Sardinero, que no han llegado a ejecutarse).
PROYECTOS Y RESTOS
No es la primera vez que los proyectos de Santander ‘tropiezan’ con restos arqueológicos:
-en el promontorio de San Martín se ha advertido de que la zona en que se quiere construir viviendas gracias al convenio urbanístico express firmado con los propietarios (fundamentalmente el Grupo SADISA, del que forma parte la constructora ASCAN) alberga también restos arqueológicos que requieren catas previas que debe autorizar la Consejería de Cultura, como hizo notar el Gobierno de Cantabria (que en el momento de hacer esas recomendaciones era del propio PP), sin que se haya producido ningún avance.
-También fue el Gobierno del PP el que durante la tramitación del (anulado) PGOU hizo constar de la importancia de los denominados moríos en la costa norte de Santander, donde se preveía el Parque Litoral Norte, actuación municipal que incluía un campo de golf. Los moríos son los muros de piedra que cierran fincas en toda esta zona de Cueto, Monte, etc…
-En las obras del aparcamiento subterráneo de Alfonso XIII aparecieron unos restos portuarios cuyo traslado se anunció al parque de Las Llamas y sirvió para habilitar lo que el Ayuntamiento denominó Centro de Interpretación de los Antiguos Muelles, y que consiste en un reducido cubículo con visión a unos restos.
-En el refugio antiaéreo de la Guerra Civil en el subsuelo de la Plaza del Príncipe (junto a la Porticada) se han dado aún más vueltas: el exalcalde Gonzalo Piñeiro anunció su aparición y la intención de convertirlo en un recurso que pudiera visitarse, pero acabó tapiándolo. Años más tardes, ya con De la Serna, se eliminaría ese tapón y se habilitaría para su actual uso público.