Presentada una querella por los altercados contra medios y asistentes al acto del 27O
Los altercados del pasado 27 de octubre en el Palacio de Festivales al término de un acto de Pablo Iglesias en Santander suman nuevas acciones judiciales.
Así, de momento ya se han abierto diligencias de investigación por el Juzgado de Instrucción número 2 de Santander, a raíz de las agresiones denunciadas ante la Policía Nacional por la reportera de Europa Press TV, que se suman a distintos incidentes protagonizados por un grupo de personas que participaron en una protesta que no fue comunicada a Delegación de Gobierno, como marca la Ley.
No fue el único incidente: a estas diligencias se añade una nueva acción judicial, una querella criminal presentada por el periodista Oscar Allende, director de EL FARADIO, que también sufrió la acción de los participantes en esa protesta.
Así, la querella, que tiene como letrado al abogado Juan Manuel Brun, conocido por haberse enfrentado a la antigua Caja Cantabria o el Banco Santander en asuntos como preferentes o cláusulas suelo, alude a delitos como lesiones, coacciones o amenazas, así como un delito de odio por motivos ideológicos.
Y se presenta contra varias personas, entre ellas Francisco Ruiz Ruiz (‘Paco Micros’) conocido por su labor de speaker o animador de carreras deportivas en municipios o federaciones deportivas de la comunidad autónoma.
Mientras, se está a la espera de que se sustancien más acciones judiciales por parte de otros asistentes al acto.
Los manifestantes se habían convocado, sin haberlo comunicado a Delegación de Gobierno como marca la Ley, para “recibir” a Pablo Iglesias con banderas de España (también hubo alguna bandera franquista) a su llegada a Santander, el mismo día que en el Parlament catalán se debatía sobre la declaración unilateral de independencia.
Entre los asistentes, junto a gritos de Viva España o contra Puigdemont, se escucharon vivas a Franco junto a mensajes racistas e insultos a los asistentes al acto, que se intensificaron a la salida llegando a varias situaciones de acoso físico.
Los sucesos tuvieron una amplia repercusión nacional y provocaron mensajes de condena por parte de la mayoría de la sociedad cántabra, además de un llamamiento de la Asociación de la Prensa de Cantabria contra las agresiones a los medios de comunicación.