La historia de Ahmad es la historia de tantos millones de refugiados sirios que desde hace seis años abandonan su país para huir de la guerra.

Él fue de los primeros en irse, junto a su mujer. El viaje fue corto y sin apenas maletas ni dinero, solo algunas joyas encima que fueron vendiendo para costearse los autobuses.

Esta es la realidad de muchos barrios en Siria.

Atrás quedó su vida anterior. Una buena vida. Él era contable en tres empresas y ella profesora de matemáticas. “Tenía una vida muy cómoda”, asegura. “Tenía casa, coche, trabajo, a mi familia…”. Pero un día huyeron de Damasco, y ya no queda nada de lo que un día fue su vida. “Nuestra casa está destruida”, cuenta Ahmad en una entrevista a EL FARADIO.

Marcharon a Líbano cuando comenzó la guerra de Siria. Pensaron que sería algo breve. “Mi esposa y yo pensábamos que en tres meses acababa la guerra”. Pero han pasado más de seis años y aún no saben cuándo volverán, o si podrán hacerlo.

Lo que parecía ser algo temporal, se convirtieron en cinco años. “Los cinco años más difíciles de toda mi vida”, afirma. Y es que, la incertidumbre, la inestabilidad, la absoluta precariedad que se vive en los campos de refugiados es insostenible. “Esperar a que llegue el fin de la guerra es lo más difícil”, asegura. “Cada día pensaba: hoy acaba la guerra, y al día siguiente igual… y no acaba nunca”.

Ahora las cosas han mejorado un poco. Desde hace un año están en España, junto a sus dos hijos, una niña de 5 años y un niño casi de 2. “Yo nunca pensé en llegar a España como refugiado”, cuenta, aun recordando su antigua vida. “Pensaba venir un mes de vacaciones a España y ver un partido de fútbol y volverme a Siria. Pero no así”.

Hoy, con 35 años, Ahmad ve su estancia en España como una gran mejora con respecto a sus años vividos en Líbano. En Torrelavega se han afincado y se sienten a gusto. “Es una ciudad muy bonita y tranquila; y la gente son todos muy amables”, insiste.

“AHORA TENGO QUE PENSAR EN EL FUTURO PARA MIS HIJOS”

La tranquilidad de una ciudad no se aprecia hasta que no sabes los que es huir de las bombas, de las armas y de la ausencia de los servicios más básicos.

Es como lo que se encontraron Ahmad y su mujer al llegar a Líbano, un pequeño país de 5 millones de habitantes que acoge a más de 2 millones de refugiados sirios al tiempo que enfrenta su propio conflicto armado.

“Llegamos a otro país, a otra guerra, donde no hay hospitales, no hay colegios y no hay trabajo”, resume. Todo ello unido al racismo que crea la necesidad. “La gente en Líbano es muy amable pero la guerra y la vida con muchos refugiados es muy difícil. Yo lo reconozco pero, ¿qué podemos hacer? Teníamos que salir de la guerra”, explica, como tratando de justificar las ‘molestias’ que ha provocado su huida por salvar la vida.

La exposición de ’11 vidas en 11 maletas’ está en Casyc Up hasta el próximo viernes.

Su familia actualmente está dividida. Sus padres, su hermana y su sobrino siguen en Damasco, sobreviviendo en una sola habitación, y su hermano está en Alemania mientras él trata de hacerse camino en Cantabria, junto a su mujer y sus hijos.

Asegura sentirse muy agradecido. “Ahora tenemos buena vida, no como allí. Mis hijos tienen escuela y hospitales, y pueden salir a la calle”. Y, repite, “hay tranquilidad”, volviendo a dejar claro lo importantes que son aquellas cosas que damos por hecho.

“El Gobierno de España y el pueblo español nos ayudaron a llegar a España”, repite, queriendo recalcar los ‘afortunados’ que son, comparados con los miles de refugiados que siguen atrapados en Líbano, Jordania o Turquía.

Lo principal ahora es conseguir un trabajo para no depender de ayudas. “De lo que sea”, insiste. “No tengo problema, de cualquier cosa”. Sabe que sus títulos académicos no tienen validez aquí, y a través de Cruz Roja y con la colaboración de la ONG Acción Directa Cantabria, fundada por Fátima Figuero, ha realizado algunos cursos de energía solar y de ayudante de cocina para tratar de formarse.

También su mujer está haciendo un curso de costura que les ofrecen gratuitamente en la ONG. “Ahora hay que pensar en el futuro para mis hijos. Yo ya no busco mi futuro ya, lo importante es el futuro de mis niños”, cuenta.

BOLSA DE EMPLEO

Desde la ONG Acción Directa Cantabria se ha organizado recientemente una bolsa de empleo con el fin de ayudarlos a situarse en el mercado laboral y poder mantener a sus familias sin necesidad de recurrir a ayudas.

Es el modo en que trabajan incansablemente las voluntarias de la ONG cántabra, con el fin de aportar su granito de arena para hacer algo más fácil la vida de estas personas.

11 VIDAS EN 11 MALETA

Vidas como la de Admah protagonizan la exposición que acoge la sala de exposiciones CASYC Up. ‘#Derechos refugiados: 11 vidas en 11 maletas’.

Finaliza este viernes su periodo en Santander, donde cuenta algunas historias reales de refugiados que se encuentran en Cantabria. La de Ahmad es una de ellas, recogida por la Fundación Caja Cantabria.

Los protagonistas de la muestra son las vivencias de hombres, mujeres y niños que se han visto obligados a huir de las dificultades de sus países de origen -Siria, Mali, Camerún, Irak, Somalia, Marruecos o República Centroafricana-, y buscará sensibilizar a los asistentes acercándoles historias crudas, crueles y reales que ocurren a diario en nuestro mundo.

La iniciativa incluye contar estas historias a estudiantes de colegios e institutos, con los propios protagonistas junto a abogados, con visitas previstas de centros como el Cisneros, Salesianos, Santa Clara.