Porque lo sabes
||por GEMA MARTÍNEZ, maestra, cantante (Spanish Peasant), activista, ‘gilda’. La Mala Hierba||
Venga, hombre, vamos a ser serios. Me dices que te faltan datos, ¿de verdad?.
No, no es cierto, tú lo sabes, sabes de lo que hablo. Sabes lo de los sueldos, lo de la prensa, lo de la publicidad; sabes lo de las violaciones, lo del maltrato, sabes lo del acoso; sabes lo del patio del instituto, lo del bar, lo de la oficina, lo de la casa; sabes de las ablaciones, de los matrimonios forzados, de la trata; sabes lo de la moda, lo de las redes sociales, lo de la prostitución; sabes lo de los asesinatos.
Lo sabes todo.
Y te agobia sentir que eres parte de este terror. ¡Pues claro y a mí!
Este es mi tiempo, mi realidad. No lo dudes, claro que de alguna manera formo también parte de ello, claro que tengo una cuota de responsabilidad. Y la asumo. Por solidaridad y porque en ello me va la vida, o al menos, cómo quiero vivirla.
Satura, lo sé, no te voy a mentir. Pero una vez que lo ves, una vez que lo sabes, no puedes hacer como que no va contigo.
Si ya, ya entiendo que no es cómodo, ni complaciente, entiendo que sientes que te persigue, que te juzga… y no sales bien parado a veces.
Pero necesito saber que estás conmigo.
¿De verdad hace falta que te recuerde a tu madre o a tu hermana o a tu hija, para apelar a tu empatía con otro ser humano?. En ese caso me das la razón, muy mal está armado todo esto si para que me entiendas tengo que mentártelas. Pero vamos, que si es por eso, pues te las pongo delante.
No, no es que esté todo el día enfadada o con la recortada a punto, no es así. No quiero que sea así. Pero es mi vida y la vida de las que me rodean y de las que están más lejos también… y de sus hijas e hijos, el futuro. Casi nada.
Son demasiadas las situaciones y actitudes que me rebelan, dices. Es verdad. ¿Pero consideras que exagero?, ¿crees que mi nivel de preocupación no es proporcionado al nivel de desigualdad?.
Mira, hay montones de personas a diario cabreadas: por el tiempo, por el fútbol, por el tráfico, por el consumo, por la falta de consumo, por trozos de tela, por el cambio de hora, porque es lunes… y se dedican horas y páginas a todas estas preocupaciones, “temas de calado social” dicen.
Pero nosotras tenemos que estar a tope de contentas, conformarnos con lo superficial del “ya se ha avanzado mucho”. Jodidas pero contentas, que no se nos note. El paisaje no queda bien si no sonreímos.
Todas las protestas, todo este jaleo, esta revolución que te cuesta entender, no es sólo por las mujeres ¿sabes?, esto también va por vosotros, va por todos, por mejorar la maldita vida de todos.
No sé… casi estoy segura de que en realidad llegas a verlo, pero ahí está toda esta cultura, atravesándonos, repitiendo todo el rato que el feminismo es peligroso y desmesurado, que un hombre no puede ser feminista, que os odiamos, que mover lo que “siempre ha sido así” trae descalabros irreparables. A mí también me costó trabajo y tiempo dejar de hacer caso a esas voces. Desaprender y recomponerse no es sencillo.
No enfocas lo suficiente si piensas que soy yo, que somos nosotras las molestas, las peligrosas. Lo verdaderamente molesto, lo trágico no es que yo diga todo esto, sino lo que está pasando cada día, cada hora, cada minuto.
Nuestra responsabilidad.
Me preguntas ¿qué quiero?
Quiero dejar de sentir rabia, miedo, vergüenza, cansancio…por ser mujer.
Quiero utilizar mi voz, mi posición privilegiada (soy blanca, occidental, tuve una educación, tengo un trabajo digno) para pelear por las que no pueden, no saben cómo o no se atreven.
Quiero confiar en un avance de vuestras posiciones en este campo de batalla, ¡hombres! Quiero que os decidáis sin reparos a uniros a nosotras.
Quiero seguir trabajando en bloque y reducir hasta hacer desaparecer al enemigo enorme y cruel del machismo.
Quiero que estés a mi lado porque queda mucho por hacer. Porque quizá tengamos siglos por delante y hay que plantar infinitas semillas.
Quiero saber y sobre todo sentir que puedo contar contigo.
Porque es lo justo, porque lo sabes.
(Consulta aquí los actos en Cantabria por el 25N. 016, teléfono para las víctimas de violencia de género).