Uno de los grandes problemas que tienen los movimientos feministas en Cantabria es la falta de apoyo y de lugar estable desde el cual llevar a cabo su labor.

La nueva sede de MUJOCA. Foto: Asociación de Mujeres Jóvenes de Cantabria.

Es algo que adolecen colectivos ya consolidados como Las Gildas, y una de las preocupaciones con la que convivía la Asociación femenina y feminista de Mujeres Jóvenes de Cantabria (MUJOCA), que de hecho llegó a tener una campaña de búsqueda de sede temporal para realizar sus trabajos.

Sin embargo, actualmente MUJOCA ha puesto remedio a esta situación y recientemente ha estrenado una sede en el centro de Santander.

Es el MUJOCAL, un local alquilado que está ubicado en la calle Arrabal, cerca de Río de la Pila, en el número 25.

E invitan a celebrarlo este viernes a las 20.30 horas, allí mismo, pondrán algo de picar y quien quiera llevar a su vez algo para aportar podrá hacerlo.

“Queríamos tener un espacio para que la gente pueda ponernos un lugar, además de darle más formalidad y realidad a la asociación”, cuenta su presidenta, Miriam Bustillo. También cuenta que la prioridad ahora mismo es “aprovechar el local para hacer encuentros para compartir un feminismo más afectivo, charlar, hablar y conocernos”.

MUJOCA, cuya asamblea actualmente la forman una veintena de mujeres que van alternándose en las reuniones debido a la disponibilidad, ha optado a este alquiler por las ayudas concedidas por la Dirección General de la Mujer del Gobierno de Cantabria, así como las propias aportaciones anuales de cada socia.

Suelen reunirse cada quince días, alternando días y horarios diferentes para que puedan coincidir y compatibilizar con sus trabajos y vidas privadas. Las reuniones suelen ser los miércoles a las 20.00 y los jueves las 16.00.

PUNTO DE ENCUENTRO SOBRE RELACIONES TÓXICAS

Además, su próximo objetivo es comenzar un punto de encuentro en el que tratar las relaciones tóxicas. “Desde el año pasado lo tenemos y desde damos los talleres en los centros educativos ya lo ofrecíamos”.

Este punto de encuentro es un modo de tratar en persona y con confianza con adolescentes y chicas jóvenes (aunque también han tratado con algún chico) para darles pautas y ayudarles a ver si su relación es tóxica.

“En los institutos ya nos ponen cara y hay más confianza”, cuenta Miriam, que aclara que ellas no realizan “intervenciones”, sino que si consideran que la relación tiene un riesgo las ponen en contacto con servicios sociales del Gobierno.

“Lo que buscamos es dar continuidad al tema para que los chicos y chicas puedan venir y desahogarse”, cuenta. “De este modo, se dan cuenta e identifican si tienen una relación tóxicas”. “La idea es trabajar en el autoestima e informarles sobre los roles de género para ayudarles a que ellas mismas analicen su relación”, añade.