Michael Robinson: «La tele ha muerto»

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Michael Robinson concedió una entrevista a El Faradio de la mañana

Michael Robinson concedió una entrevista a El Faradio de la mañana

De vez en cuando, la vida te ofrece situaciones especiales. Para un periodista, poder charlar con una figura de la talla de Michael Robinson es una de ellas. No tiene el cartel de ser la típica estrella de televisión, pero sí es un referente, o debería serlo, para quienes pretendan hacer algo diferente y con buen gusto.

Robinson, británico, fue jugador de fútbol hasta 1989, y toda su carrera se desarrolló en Inglaterra, excepto las dos últimas temporadas, que las jugó con Osasuna. Desde 1987, año de su fichaje por el equipo pamplonica, ha vivido casi ininterrumpidamente en España. Su vida profesional siempre ha estado relacionada con el deporte, pero, al poco de colgar las botas, dio el salto a los medios de comunicación. «Tenía claro que yo trabajaría en la televisión al retirarme, pero no con un micro y delante de la cámara, sino en la creación de contenidos«, confiesa en una entrevista a EL FARADIO DE LA MAÑANA.

Recientemente ha recibido el XII Premio Internacional de Periodismo Vázquez Montalbán en la categoría de periodismo deportivo, por su contribución en televisión con programas como ‘El Día Después’ o ‘Informe Robinson’.

EL PROYECTO CAOS FC

Pasó por Santander para grabar una edición de uno de los proyectos a los que se dedica en la actualidad, el programa Caos Fútbol Club, de Movistar Plus, una manera de echar una mano a equipos modestos que necesitan un revulsivo para crecer y abandonar una situación delicada, ya sea en lo deportivo, lo económico o lo social.

Este programa se ha acercado por primera vez a Cantabria para interesarse por el San Justo, un club santanderino con 63 años de historia que lucha por sobrevivir. Ahora está en Segunda Regional, la categoría senior más baja del fútbol cántabro, pero es lo económico lo que más acucia a la institución.

Robinson, junto a otro clásico de la cadena #0 (anteriormente Canal +) como Raúl Ruiz, ponen su sensibilidad en el lado humano de los equipos para intentar dar un vuelco anímico a algunos de sus actores, y se apoyan en figuras del fútbol para que ayuden también en el aspecto puramente futbolístico. En este caso, contaron con dos clásicos de nuestra comunidad autónoma como José Emilio Amavisca y Pedro Munitis.

Con motivo de esta visita a Santander, hemos podido mantener una larga entrevista con Robinson, para hablar sobre deporte, pero también sobre el mundo de la televisión, que el inglés conoce tan bien.

Se le ve cómodo con el programa de Caos FC. Surgió como idea tras ver un formato parecido en un programa de Italia, pero no era perfecto. «Se reían de la gente, me pareció una mierda. Pero me pareció una muy buena idea, sólo que no es cuestión de reírse de, sino reírse con», opina.

Respecto al programa que ha grabado en Santander, con el San Justo, lo considera una «experiencia muy gratificante. Olor a fútbol de verdad, no hay nada postizo. Me suele molestar la posticidad en el deporte«. En este club ha reconocido el «ADN del fútbol».

Raúl Ruiz posa ante el San Justo, acompañado de Michael Robinson, Ruth Beitia y José Emilio Amavisca

«Lo que yo comento en televisión representa un 0,2% del fútbol», dice refiriéndose al fútbol de élite, que lleva comentando desde el Mundial de Italia 1990. Caos FC lo define como un «Docureality, en la jerga de la televisión», algo que, curiosamente, tiene mucho más de realidad que un ‘reality’ propiamente dicho.

Cuenta que no es una persona a la que le guste echar la vista atrás, prefiere centrarse en el futuro: «No me gusta mucho la nostalgia. La evito. Si vas a mi casa no ves fotos de cuando yo era futbolista, ni camisetas». Pero con esta experiencia de su programa con el San Justo, fue inevitable recordar: «Sí me vinieron a la mente momentos míos en el Campo de la Peña, porque es clavado a mi época de jugador (…), el olor del campo me trasladaba fácilmente al pasado».

«NO CONSIDERO LAS RETRANSMISIONES COMO MI TRABAJO. YO ESCRIBO PROGRAMAS DE TELEVISIÓN»

Una vez que terminó su carrera deportiva y probó en TVE con el Mundial de 1990, Robinson se disponía a regresar a Inglaterra con su familia, pero surgió interés por él en el Grupo PRISA, en el momento de abrir Canal +, el primer canal de pago de la televisión en España, cuya redacción de deportes llevaba el ahora director del Diario As, Alfredo Relaño.

«Relaño me dijo que escribiera el programa que yo quisiera ver», relata. Y de ahí nació ‘El Día Después’, el programa que desmenuzaba, de manera desenfadada, la jornada de Liga del fin de semana el lunes por la tarde.

No era tarea fácil la que se planteaba Robinson: «Tuve que hacer un programa unisex, pero no desvirtuar el deporte y el fútbol«, pero también «hacerlo visible para las personas que no entienden la regla del fuera de juego».

Aunque suene un poco egoísta, el presentador reconoce que no escribía pensando en lo que podía gustarle al público: «Pienso que si a mí me gusta, le puede gustar a otro. Escribía para mí». Él protagonizaba una sección conocida como ‘La pizarra’ para desgranar aspectos tácticos de algunos partidos, pero no le divertía hacerlo. En realidad, el protagonismo no le atrae.

Se podría pensar lo contrario al ver cómo dio nombre a su siguiente gran proyecto: ‘Informe Robinson’. Pero huye de la cámara: «Es mi programa y yo no salgo, porque no es sobre mí, es acerca de otro u otra».

Durante 10 años, este programa ha sido especialista en buscar historias humanas y mostrar una cara del deporte distinta, más cercana para el público, que lo han convertido en un espacio televisivo de referencia, alabado por muchos, y siempre alejado de la televisión en abierto.

Robinson desmitifica que, por ser un producto que pudiera ser considerado de calidad ‘premium’, sea muy caro de producir: «Informe Robinson no es nada caro. Trabajo con grandes profesionales. En Caos FC hay 25 personas para rodar algo, en Informe Robinson, tres (…). Es crear un libro de estilo. El tema es el diseño, el sabor, la mezcla, no cuánto cuesta fichar a un cámara». Por eso parece caro, porque no es lo que se suele ver en televisión. «Es elegante, porque el deporte es elegante«, sentencia.

Se trata de hacer un trabajo en el que consigas fórmulas para que el telespectador se interese de otra forma por la figura que le acerca el programa. Robinson pone un ejemplo bastante gráfico: «Una leve sintonía nos ayuda a ver, y luego viene un cabrón y te habla y te estropea ese momento. El hablar, sólo cuando es necesario. No ves un periodista en el programa, y no oyes una pregunta».

«LA TELE HA MUERTO, PERO PARA LOS CREADORES VIVIMOS TIEMPOS MUY FÉRTILES»

El inglés tiene una visión muy particular del mundo de la televisión. Reconoce que cada vez la ve menos, porque cada vez encuentra menos cosas interesantes que ver. Por eso cuestiona el argumento de que las televisiones emiten lo que el público quiere ver: «Hay programadores de televisiones que me recuerdan a un mal entrenador. En realidad, no sabemos lo que la gente quiere ver (…). Los programadores pueden decir lo que la gente está viendo, pero ven lo que les echamos«.

Robinson piensa en que debe haber una forma de hacer televisión que llene a sus creadores, precisamente por el buen momento que atraviesan. Pero eso no llega a las cadenas en abierto: «Yo necesito invadir la sala de estar de las casas con algo que yo quiero decir. Vemos mucha mierda últimamente«, se sincera.

La crisis de la televisión para él es un hecho: «La tele ha muerto», dice sin dudar. «Ahora la gente consume su entretenimiento a través de ordenador, iPad, teléfono. Podemos gozar de nuestra programación cuando queremos«, explica.

Con una visión muy lógica, va desgranando los pasos que deben ir sucediendo en el futuro: «En el Reino Unido, la audiencia de los niños de 6 a 16 años ha bajado un 36% en ocho años. Ese dato es definitivo». Esto indica que los niños y adolescentes de hoy ya no serán televidentes clásicos en el futuro. «Las audiencias son menores, la publicidad es menor, y el coste de hacer un programa es mucho peor. Es todo un efecto dominó. Lo que vemos en la televisión es peor de lo que vemos en las diferentes plataformas», remata.

LA FALTA DE AUTOCRÍTICA DEL FÚTBOL INGLÉS

Como inglés que es (aunque jugó con la selección irlandesa), cada vez que se acerca un Mundial de fútbol le toca responder a la pregunta de si Inglaterra podrá estar en la pomada para llevarse el título. Sólo lo han ganado una vez, ejerciendo de locales, en 1966. Reconoce que «la pregunta es un disco rayado», pero contesta sincero: «Inglaterra no tiene suficiente fútbol para ganar el Mundial».

Pero no se queda ahí, sino que entra a valorar los motivos por los que la selección inglesa decepciona siempre: «El fútbol inglés sigue empleando modales victorianos, no se ha actualizado». Hay una gran diferencia, en su opinión, entre la liga inglesa como producto televisivo y fenómeno atractivo y la competitividad de sus equipos: «El público diría que Inglaterra es de los mejores lugares para perder un partido de fútbol, pero no necesariamente por lo que ocurre sobre el césped, sino por la liturgia, que sí es especial. Merece la pena ir a ver fútbol a un campo inglés, está lleno de valores«.

La falta de evolución es lo que ha lastrado a la Premier League y, por ende, a la selección inglesa: «Inglaterra ha seguido jugando como cuando yo jugaba. Tenemos pelo en el pecho, corremos, somos valientes, vamos al choque y, de vez en cuando, nos acordamos de que hay un balón por en medio».

Pero el exjugador de Liverpool y Manchester City, entre otros, no se queda ahí: «El problema en Inglaterra es la autocrítica. En 25 años de Premier League, que se consideraba el Hollywood del fútbol, han ganado tres Champions y dos Europa League, y la selección no ha ganado nada en color».

El ejemplo a seguir le parece que está en España y sale a jugar de azulgrana: «El Barça y, por continuación, la selección española, han convertido un ejercicio físico en algo artesanal», para después remarcar que «el fútbol ha ido cambiando paulatinamente desde Cruyff y su Dream Team«.

De todos modos, cree que algo está cambiando en Inglaterra, a quien ve jugando con un mayor sentido futbolístico: «Por primera vez en 30 años, veo casi una lucecita, creo que hay razón para un optimismo moderado».

EL CACIQUISMO DEL RUGBY ESPAÑOL

Robinson no sólo ha demostrado amor al fútbol a lo largo de su vida. Le gusta el deporte en general y, como buen inglés, no ha escondido nunca otras pasiones como el rugby o el golf. Un buen ejemplo son los dos programas de ‘Informe Robinson’ que dedicó a una de las más grandes figuras que ha dado el deporte cántabro, Severiano Ballesteros.

En cuanto al deporte del oval, el comentarista estuvo implicado en la mejora del rugby español, pero el resultado no fue como él esperaba. Se creó la Liga Superibérica con su ayuda, pero el proyecto acabó fracasando: «Los clubes no pagaban ni la tasa para participar», señala.

Su perspectiva respecto al estado de este deporte en España y su frustración porque no fructificara una idea tan ambiciosa la resume con una afirmación terrible: «Nadie puede hacer por el rugby lo que el rugby no quiere hacer para sí mismo«, algo que hace reflexionar sobre las posibilidades de hacer el rugby mucho más visible, pero que no se terminan de aprovechar: «Existen caciques en el rugby español. Ha padecido presidentes que se han agarrado a una poltrona y han usado el rugby», sentencia.

El problema es de los dirigentes, y así es como explica la cuestión de fondo: «No son proclives a darle un empujón al rugby español porque están contentos siendo los presidentes de sus clubes, de sus federaciones territoriales o del rugby español, aunque excluyo de eso a Alfonso Feijoo», el actual presidente de la Federación Española de Rugby.

Al ser un gran aficionado de este deporte, del que ha hecho narraciones también en Movistar Plus, se ve aún más decepcionado tras «conocer a los presidentes de los clubes o de la federación.» No ve reconocidos los valores que inspira el balón oval: «El rugby es el deporte de equipo por excelencia, sus jugadores son gladiadores, tiene un aroma de elegancia, pero la planta noble del rugby español no lo tiene«.

Robinson revela también que el propio Consejo Superior de Deportes intentó que volviera a implicarse en el desarrollo del rugby en España, «pero no lo haré mientras sigan mandando los mismos», concluye.

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