Vecinos de la calle Menéndez Pelayo en Santander alertan de la inminencia de una poda “salvaje” de árboles en esa calle.

Árboles señalizados para su tala, según denuncian vecinos de Menéndez Pelayo

Es algo que, según relatan a EL FARADIO vecinos de esta calle, se viene produciendo cada cuatro años, y que son siempre “bastante salvajes” ya que se aprovechan para “talar de raiz” los árboles más longevos.

En este caso ya se han producido algunas talas y se han marcado con un punto naranja los árboles que serán talados a partir del lunes, según temen los vecinos. El punto se pinta, además, en la parte inferior de los árboles del lado contrario a por donde pasan los peatones para que pase más desapercibido.

La sensibilidad por los árboles y los espacios verdes en Santander va creciendo, como demuestran las críticas a lo poco naturalizado que está el nuevo parque de La Remonta o en su día el temor a la reducción de árboles con motivo de las obras en La Marga (que fue germen de un movimiento vecinal que hoy día está al frente de la asociación de vecinos de Castilla-Hermida).

Y recientemente la asociación ecologista Arca, haciéndose eco de denuncias vecinales, llamó la atención de una tala de árboles en una finca privada en Reina Victoria, a través de un escrito al Consistorio y una nota a los medios.

La finca en la que se hizo la tala sin autorización de Reina Victoria

El propio Ayuntamiento de Santander –que reaccionó recriminando a Arca sus críticas y pidiéndoles que les hubieran preguntado abiertamente por la tala, como habían hecho—admitió que esa tala no había sido autorizada, que había excedido los permisos que se habían dado a los dueños de la finca para labores sencillas de desbroce y limpieza, por lo que se ha abierto un expediente.

La finca en cuestión pertenece a la inmobiliaria con intereses hoteleros Norcasa, socia de Sadisa (el grupo al que pertenece la constructora Ascan) en Playa de San Martín, la entidad que posee propiedades en todo el área de Reina Victoria y Gamazo, firmante de un convenio urbanístico que contempla realojos e indemnizaciones a los propietarios y que se aprobó de forma exprés para evitar que se redujera la edificabilidad de la zona.

La aprobación se hizo con la Jefa de Urbanismo de vacaciones, en pleno agosto, y entre avisos del Gobierno autonómico –entonces de su mismo signo político—de que había que hacer catas para localizar unos restos arqueológicos en la zona. Más de tres años después no se ha avanzado en nada, pese a la urgencia con que se aprobó el convenio.

Fuera de Santander, todavía está reciente la tala de árboles de Loredo, que a posteriori, una vez ejecutada, la CROTU del Gobierno de Cantabria rechazó legalizar, denunciada por la plataforma STOP Tala y por el partido municipal Iniciativa Vecinal Ribamontán al Mar; y en Torrelavega movimientos como Torrearboleda han protestado por la tala de árboles para cubrir el parque Manuel Barquín.