Comienza el 9M: “Las cosas ya han cambiado”
Una semana después de la histórica manifestación del Día Internacional de la Mujer, los ecos siguen resonando: distintas iniciativas en redes sociales tratan de revivir o analizar lo sucedido.
La Gistería, empresa especializada en el diseño de mapas por Internet, ha elevado a 40.000 el número de asistentes, aplicando un cálculo de superficies y densidad, y hemos podido ver vídeos que repasan lo vivido, como este de Burbuja Films,
o el de las propias participantes, como la joven Zoe Díaz.
Los movimientos feministas se reúnen este jueves 15, a las 19.30 horas, en la Biblioteca Municipal, en una asamblea abierta a quien quiera acudir, para evaluar la convocatoria y ver por dónde se encamina ahora ese 9 de Marzo, el día después del Día Internacional de la Mujer.
Activistas feministas de distintos movimientos implicadas en la organización de la huelga, consultadas por EL FARADIO, destacan el éxito que ha supuesto la búsqueda de alianzas, el cambio de visión sobre el propio feminismo, el haber sido capaces de abrir debate público sobre temas como los cuidados y la importancia de que a partir de ahora no se baje la guardia y la movilización social tenga una respuesta institucional traducida en políticas “efectivas”.
«UN MOMENTO DE JÚBILO»
Todas las consultadas recuerdan la jornada con “emoción” y conciencia de haber vivido un hito “histórico” con el que se ha conseguido que haya cosas que «ya han cambiado».
Entre las más veteranas, Ana Bolado, de la Asamblea de Mujeres, vivió un día “emocionante” desde que ya por la mañana comprobó la alta asistencia a un pasacalles que acabó circulando por la calzada. En ese momento. “supimos que habíamos ganado”. Ella pone en valor el carácter “transversal” de la “extraordinaria” movilización que aglutinó a “todo tipo de mujeres”, “abuelas, hijas y nietas”.
Miriam Bustillo, presidenta de MUJOCA (asociación de Mujeres Jóvenes de Cantabria), habla de una “gran revolución”, de haber “hecho historia”: “hemos gritado y manifestado lo hartas que estamos de estar discriminadas y sufrir violencia”.
Kiara Brambilla, integrante de Mujeres Jóvenes de Cantabria y desde hace escasas semanas presidenta de ALEGA, hace hincapié en el “innegable” éxito, con una manifestación “histórica”, “abarrotada de mujeres de todo tipo”, entre las que todas valoran especialmente la “gran cantidad de gente joven que estuvo”.
Marta Seror, astrofísica en la Universidad de Cantabria, implicada en los previos a estos intensos días, habla, directamente, de un “momento de júbilo” en el que “realmente tomamos las calles de una forma que quizás no habíamos hecho nunca”.
Y Ruth Ruiz, que sigue cada semana en redes sociales y en EL FARADIO la agenda de los movimientos sociales cántabras, repasa el “éxito” del día “histórico” en el que “mies y miles de mujeres y hombres llenamos las calles para exigir lo que nos merecemos por derecho”, lo que ha supuesto un “antes y un después para los colectivos feministas, sindicales, estudiantes”.
Ella habla de sentimientos como “una alegría que nos desbordaba”, que se alternaba con las “lágrimas”. “Yo vi a muchas mujeres con lágrimas de alegría, al verse tan respaldadas”, abunda Carmen Martín, de ACCAS, que ve como “hemos sido un espejo en el que las mujeres se han sentido identificadas”.
PROPUESTAS QUE SALIERON AL DEBATE PÚBLICO
Entre los logros del 8M, Patricia Manrique destaca que ya en los días previos sirvió para dar a conocer propuestas para mejorar el conjunto de la sociedad.
Para Carmen Alquegui, integrante de La Vorágine y muy implicada en los preparativos del 8M, lo que sucedió la semana pasada ha sido un “hito”, un “momento histórico que debería aparecer en los libros de texto”, y no sólo por el tamaño de la movilización, sino por la capacidad de poner temas sobre el tema público.
Así, recalca que uno de los principales logros ha sido “sacar del ámbito privado a la luz pública lo que sucedía en las casas” con los cuidados, las tareas de apoyo a niños o mayores, “que no se pagan”.
“Sólo el hecho de que mujeres mayores estuvieran siendo conscientes de que todo lo que hacen en su día durante toda su vida tiene un valor es superimportante para la propia transformación interna y la movilización colectiva”, valora.
En la misma línea, Miriam Bustillo, de Mujeres Jóvenes de Cantabria, la gran manifestación, un “despertar”, ha sido “una manera de poner sobre la mesa los problemas” y conseguir la “fuerza” para gritar que “esto no va a seguir así”.
LA FUERZA DE LAS ALIANZAS
Uno de los cambios que ha supuesto afecta a los métodos de trabajo: hay que ser “conscientes” de que en el seno del feminismo se han generado determinadas “alianzas” que son “muy difíciles de romper” al comprobarse la “energía” que ha supuesto conseguir “ese poder de movilización”, remarca Carman Alquegui.
Para Ruth Ruiz, el trabajo colectivo de mujeres, “mano a mano”, organizando actos, asambleas, etc, muestra que “algo está cambiando”.
Recorriendo las calles, “veías en las caras de las chicas el sentimiento de solidaridad entre hermanas, lo que llamamos sororidad, un acompañamiento especial, un sentimiento de querer conquistar una justicia social”, evoca Marta Seror.
“Para mí, personalmente supone el hecho casi tangible de que nos entendemos y nos creemos, el eslogan del ‘Yo sí te creo quedó patentísimo”, añade.
Ella habla de la suma de experiencias de mujeres que, “aunque vengamos cada una de un sitio”, veían que hay “algo que nos conecta”, “el hecho de ser mujeres, de sentir la vida como mujeres, de sentir discriminaciones como mujeres, sabemos lo que significa cualquier acoso y violencia y nos entendemos más por ello”.
También se refieren a otro efecto, las voces que “se han sumado al carro después”, al ver el éxito, tras días de restarle valor o incluso mostrarse en contra.
UN CAMBIO EN LA VISIÓN DEL FEMINISMO
También ha sido una especie de salida colectiva del armario como feministas: tras años de ser vistas como “locas, histéricas o pesadas”, “ahora la sociedad tiene a millones de feministas que no se achantan”. “Y no vamos a decir que no lo somos, sino que vamos a estar con orgullo apoyándonos”, ensalza Marta Seror.
Sobre todo, valoran la “fuerza” que ha supuesto para el movimiento feminista y la didáctica sobre su “definición real”, es decir, la lucha por la igualdad, afirma Carmen Martín.
La filósofa Patricia Manrique cree que ha servido para “que la gente conozca el feminismo” y “acabe esa estupidez de entender el feminismo como lo opuesto al machismo”, de forma que se entienda que es “justicia social para todos y todas”.
“Se ha demostrado que es lo contrario de lo que esa definición interesada planteaba, porque se ha visto un feminismo transversal, con madres, abuelas, nietas y muchos varones que compartían las luchas” con “entusiasmo” y entiendo que era el momento de “dar el protagonismo a las mujeres. “Hemos conseguido que el feminismo sea cosa de todos y todas”, ensalza Patricia Manrique.
“Tal vez ahora sea más complicado en boca de cualquiera contraponer machismo a feminismo”, asegura Carmen Alquegui.
LA HORA DE LA POLÍTICA
Kiara Brambilla, una de las voces que leyó el manifiesto final en la Plaza del Ayuntamiento, tiene claro que “esto no es sólo un día”, sino que se trata de conseguir un “cambio” con políticas efectivas: “necesitamos un compromiso político, no necesitamos nadie que nos lidere, sabemos liderarnos muy bien solas”, advierte Kiara Brambilla.
De lo que se trata es de haber marcado un “punto de partida” que ahora necesita “apoyo institucional y voluntad política” para implantar medidas que empiecen con la lucha contra la violencia de género y abarquen la violencia sexual, la discriminación laboral y las políticas de conciliación, como detalla Miriam Bustillo.
“Lo que debería pasar ahora es un trabajo real para la igualdad, un compromiso real en romper las desigualdades”, añade Carmen Martín.
De este modo se esboza algo parecido a un programa de acciones políticas que, en su mayoría, requieren una apuesta institucional:
Entre esas medidas se encuentra conseguir la financiación suficiente para mejorar las medidas contra la violencia de género, haciendo hincapié en medidas efectivas y en la formación, subraya Ana Bolado, que recuerda que ya en el pasado las leyes estatal y cántabra contra la Violencia de Género fueron fruto de la movilización social.
Atacar la temporalidad en el mercado laboral, fomentar la conciliación de la vida familiar y laboral y un reparto “equitativo” de los cuidados a través de acciones sobre el sistema de bajas, junto a una educación en la igualdad que no mantenga “valores machistas” eran otras medidas apuntadas por Carmen Martín, coordinadora de ACCAS (la Asociación Ciudadama Cántabra AntiSida).
También apuntaba, Ana Bolado, a medidas como que los permisos de paternidad se igualen a los de maternidad, una medida que tendrá una “gran trascendencia” al permitir incorporar a los hombres a las tareas de los cuidados.
Son, resume Carmen Alquegui, políticas que “ponen la vida en el centro”, que buscan conseguir “vidas que merezca la pena vivir”, y que se reclaman tras el “destrozo” que estos años han supuesto los recortes en el Estado del Bienestar. Desde esta perspectiva, el “deterioro” de este años ha perjudicado más a las mujeres ya que ha afectado a los ámbitos más cercanos (educación, sanidad, dependencia…) y desempeñados por ellas.
Y políticas que habrá que vigilar tanto por su dotación presupuestaria como por su cumplimiento para denunciarlo si no se hace, recalca Carmen Alquegui.
Porque «no queremos lacitos el 8 de Marzo y olvidarnos el resto del año, queremos políticas efectivas porque si no, el resto es propaganda, ni más ni menos”, remacha Kiara Brambilla.
«UNA MECHA QUE NO DEBE APAGARSE»
“Ahora lo que toca es seguir trabajando y no romper las alianzas”, con “objetivos concretos a corto plazo” que se combinen con las acciones a medio y largo plazo, explica Carmen Alquegui, quien apunta que ya hay “momentos claves en el calendario” para los próximos meses.
En general, está claro que “ahora no hay que bajar la guardia”: “esta magnífica movilización no se va a perder”, aseveraba Ana Bolado. Fue, describe Ruth Ruiz, “una mecha que no debe apagarse”.