Salvad La Magdalena: «La solución está siendo el problema»
«La solución está siendo el problema». Es una de las principales críticas que se están haciendo al proyecto de construcción de escolleras en La Magdalena, concebido para evitar la pérdida de arenales de esta característico paisaje santanderino.
Y que está despertando preocupación precisamente por el impacto visual, aunque también por la preocupación por sus efectos en las mareas o la navegación en el conjunto de la Bahía de Santander, además de las dudas sobre si realmente evitarán la desaparición de la playa de La Magdalena, que, han recordado, nació como playa artificial.
Son los motivos que han provocado la convocatoria de una protesta, (es la segunda), este domingo, en el Balneario, frente a la escollera que ya está en construcción (que será más alta de lo que se atisba ahora, y que es una de las dos escolleras que contempla el proyecto).
A la protesta han acudido, pese a la lluvia, unas 200 personas, entre ellos algunos nombres conocidos en la ciudad como el biólogo Orestes Cendrero, Aurelio González Riancho, o Javier Gómez-Acebo, abogado. Es la segunda que se celebra, y entre ambas se ha producido una charla informativa con expertos en ingeniería o hidráulica ambiental que apuntaron los riesgos y dudas.
La crítica se está articulando en torno al movimiento ‘Salvar La Magdalena. Escolleras fuera’, que irá organizando futuras acciones.
Domingo de la Lastra, arquitecto, miembro del Grupo Alceda, uno de los convocantes de una nueva protesta este domingo, advertía de los posibles riesgos que puede suponer este proyecto y criticaba que «la solución está siendo el problema».
«Quieren resolver de un plumazo su falta de atención», aseveraba Domingo de la Lastra, citando la falta de medidas ante el avance, en el otro lado de la Bahía, de la playa del Puntal, y también a que se dejaron de hacer dragadas desde hace años.
Domingo de la Lastra les explicaba que tras la primera protesta, hablaron con expertos del Instituto de Hidráulica Ambiental, que les explicaron que propusieron distintas alternativas, eligiéndose este, e de más impacto, por lo que, en base a lo escuchado, tachaba de «escándalo para quien quiere a su ciudad» la obra, y se refería al incremento del oleaje que produjo la falta de trabajos de dragado.
También advertía del impacto sobre las especies marinas que viven en las rocas que se van a «enterrar».
Las intervenciones finalizaban con una llamada a la esperanza frente a los mensajes «pesimistas» de que «esto no se va a tirar», ya que, como recordaba ARCA, «esto ya no es así» y en los últimos años se han conseguido las demoliciones de El Cuco (la urbanización que se construyó en Piélagos desmontando el monte) o la de La Arena, una de las primeras urbanizaciones con sentencia de derribo en Cantabria.
La protesta ha concluido con el canto de ‘Santander, la marinera’, con el propio Chema Puente, autor de este himno popular santanderino y, por cierto, que ha compuesto también un tema en contra del MetroTus, que ha centrado otra protesta de este fin de semana, el viernes, multitudinaria, por los inconvenientes de este sistema de transportes. Además, los manifestantes han hecho una cadena humana, dados de la mano, sobre la propia escollera.
En el plano político han acudido representantes de PSOE, PRC, IU y Podemos en Santander, además de la diputada por Cantabria en el Congreso, Rosana Alonso;o la exdirectora general de Cultura, Marina Bolado, o la concejala de Equo en Miengo, Sara Gómez, muy implicada en este movimiento. También estaban Vicente Mediavilla y la arquitecta Miriam Ruiz, que fueron en su momento consejero de Ordenación del Territorio y directora general del ramo.
LA OBRA
Los trabajos son responsabilidad del Ministerio de Medio Ambiente y que está ejecutando Tragsa después de que la adjudicataria inicial renunciara tras haber conseguido la adjudicación rebajando el importe a 1,4 millones respecto a los 2,1 en que se licitó.
No son los únicos que ponen objeciones o matices al proyecto: durante la tramitación el Instituto Oceanográfico ya alertó en su momento sobre que la opción elegida era la de mayor impacto, pese a lo cual el Ministerio aprobó el impacto ambiental; o que el Puerto de Santander advirtió de los efectos en el canal de navegación, además de llamar la atención ambos sobre el impacto en las dinámicas de las mareas.