La llegada del verano no ha acabado con las protestas contra los espigones de escolleras presentes en la playa de La Magdalena sino que ha rediseñado el carácter de las concentraciones.

Este domingo, primero del verano, la zona volvió a vivir otra jornada de protestas entre los veraneantes y bañistas. Hubo poesía y música, con Gema Martínez, de Spanish Peasant y Mario San Miguel, y también hubo marmitada, gentileza de Carlos Zamora, del grupo Deluz.

Miriam García, exdirectora de urbanismo e impulsora del POL en la protesta contra las escolleras.

La jornada pasó con alegría y reivindicación, con la intervención de varios agentes presentes en la protesta, entre los que destaca Miriam García García, exdirectora general de Urbanismo del Gobierno de Cantabria e impulsora del Plan de Ordenación del Litoral (POL), que supone el mayor avance en ordenación territorial de la democracia en Cantabria, un frenazo a la especulación urbanística en la costa.

La arquitecta, muy implicada en las protestas contra las escolleras, lamenta que su vida actual en Barcelona le impida ir a la protesta cada domingo. “No sé cómo no hay más gente que se pregunte si las cosas no se están haciendo de otra manera con tanto rechazo de científicos y expertos”, se pregunta en una entrevista en EL FARADIO DE LA MAÑANA (Arco FM, 103.2).

García se ha alegrado al ver que el carácter de la protesta “es más festivo, en positivo, que hay verano pero la gente sigue viniendo a protestar”. Y habla de la importancia del paisaje como la “construcción social de un territorio” que lo construye cada sociedad. “No hay nadie que nos pueda hacer un paisaje y nos diga que tiene que ser el bueno”.

“Lo que se hace aquí, manifestándose, es hacer aflorar valores del paisaje que quien ideó la obra no contempló”, reivindica García, que reclama las “miradas complementarias” de quienes ponen el foco en las especies que pueden desaparecer o en la imposición física de esta obra.

“ESTAS OBRAS NO TIENEN CABIDA EN EL NUEVO MARCO DE ACTUACIÓN”

Protesta de este domingo en la playa de La Magdalena.

Con la llegada de un nuevo Gobierno al Estado, la exdirectora de Urbanismo es positiva y confiesa que tiene la esperanza “y me atrevería a decir que el pálpito de que esto se va a parar, que se va a revertir y no va a seguir”.

“Estoy absolutamente segura de que es un Ministerio –el de Transición Ecológica- que va a afrontar la adaptación al cambio climático de todo el litoral de España desde otra postura, desde la resiliencia y no desde la defensa al riesgo”.

Es por ello que cree que “obras como éstas conceptualmente no tienen cabida en el nuevo marco de actuación contra el cambio climático” ya que “cualquier obra hoy en día que suponga un descreimiento de la biodiversidad está en entredicho”.

“ESTO NUNCA HA SIDO UNA PLAYA”

La arquitecta también ha sido clara al referirse a la morfología del paisaje de la Magdalena y los alrededores de la Bahía de Santander.

“Esto nunca ha sido una playa, es un perfil rocoso no uno sedimentario”, ha apuntado, y cree que lo que se está haciendo es “una lucha contra la naturaleza tremenda”, que choca con el discurso contra el cambio climático.

También destaca que estas obras provocaría la pérdida de “un vocabulario amplio y un ecosistema diverso” que “era rico y estaba funcionando” a cambio de “una imagen estereotipada de lo que nos han dicho que es una playa” que “no mancha, no molesta y no tiene bichitos”.

Por el bien de “un futuro más diverso en vez de espacios confinados, sintéticos, cerrados y sin vida”, cree que se debe recuperar el otro discurso.

“EJERCICIO DE ABSOLUTA CEGUERA Y PREPOTENCIA”

La jornada sucedió entre protestas con poesía y música y marmitada, gentileza de Carlos Zamora. 

“Estas obras tienen un alcance social. Si pasa en Santander, ciudad bella, culta y tratada, ¿qué va a pasar en otras zonas costeras de Cantabria?”, se ha preguntado, reclamando que “no queremos que sea un ejemplo porque es un mal ejemplo”, ha continuado reclamando García, que ha afeado el modo en que se presentó el proyecto a la ciudadanía y también el que se actúe sin pensar en cómo afectará al resto de la bahía.

“Pensar que uno tiene la capacidad de decidir sobre un paisaje sin provocar externalidades es un ejercicio de absoluta ceguera y prepotencia que yo pensaba que lo habíamos superado”, ha lamentado. “La naturaleza existe lo que llamamos el efecto mariposa, que todo es lo suficientemente importante. Todo lo que hacemos tiene efecto y magnitud”.

A los políticos ha reclamado que “tienen una responsabilidad con respecto a la gente que les escucha”. “Son altavoces y ahora lo son de ceguera y prepotencia en vez de solidaridad y transición ecológica”, ha matizado, reclamando un cambio de rumbo.