Histórica manifestación por el orgullo LGTBI en Santander
Lo de ayer fue histórico. No era la primera manifestación, ni el primer acto de reivindicación y de orgullo en Santander, pero sí fue la primera vez que la bandera multicolor del movimiento LGTBI fue tan visible en el centro de la ciudad.
Cerca de 2.000 personas se animaron a bajar en una tarde que era para normalizar la diversidad, con la misma naturalidad que la tormenta de verano dio paso al sol y con ello a un gran arco iris que se dibujó al fondo, aproximadamente entre el Ayuntamiento de Santander y la Delegación del Gobierno, que estos días se ha unido al despliegue de grandes banderas LGTBI.
«No desfilamos, nos manifestamos», coreaban al frente las más jóvenes, como en la marea verde, las movilizaciones del 8 de marzo y contra las manadas, de nuevo las más jóvenes, que estallaban de euforia al ver aparecer el autobús del respeto y la diversidad, con el lema de la convocatoria («Conquistando la igualdad, transformando la sociedad, Ley LGTBI en Cantabria ya).
El bus, desde que esta misma juventud expulsó de Santander al del odio de Hazte Oir, se ha convertido en un símbolo; el de ayer fue un acorazado que siguió los pasos de la manifestación hasta la plaza Alfonso XIII.
Las más jóvenes junto a activistas históricas, señoras con paraguas arco iris o como Marta Peredo, referencia de militancias en Cantabria y que nos recordaba que ha estado «desde el principio» por la diversidad sexual. «Fíjate los pasos que se han alcanzado», nos decía visiblemente emocionada, por la visibilidad de la protesta LGTBI y por seguir ahí en la brecha, junto a una nieta de 24 años. «Después del 8 de marzo la igualdad está conseguida», se atrevía a pronosticar.
Cantaron y gritaron, desde cuestiones muy básicas que hay que seguir defendiendo («la transexualidad no es una enfermedad») hasta otras más provocadoras, divertidas y reivindicativas («no somos amigas; nos comemos el coño») y, sobre todo, «fuera los armarios de nuestros vecindarios», o «no hay revoluciones sin maricones».
También vimos políticos y como no había de todos los partidos pues al menos dos líneas para ellos, para el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Santander, Pedro Casares, la secretaria de organización socialista, Noelia Cobo, y el diputado de Podemos José Ramón Blanco.
La explanada entre Correos y el Centro Botín ha quedado muy bien para grandes movilizaciones. Un escenario, una barra de bar y muchas ganas de celebrar pusieron a la gente a botar, literalmente, cuando empezaron a sonar los himnos del orgullo: I will Survive, Mi gran noche de Rafael o Todos me miran de Gloria Trevi.
Con el ‘A quien le importa’ del World Pride Madrid 2017, la gente bailó, se abrazó, se hacían selfies y vídeos. Y con esta buena carga de emoción llegó la lectura del manifiesto de ALEGA, que sirvió, entre otras cosas, para recordar que Cantabria es una de las pocas comunidades autónomas que quedan sin legislar para proteger los derechos de la comunidad LGTBI.
Y después Oscar Allende, al recoger el Premio Aleguita 2018 para este medio de comunicación, arrancó los aplausos del colectivo, al recordar que todavía «hay una minoría ruidosa que nos quiere imponer su intolerancia, entre insultos y a hostias».
Luego las dracs tomaron el micro – seguro que nos hacían un chiste por escribirlo así-. Muchas risas. Carreras de tacones. Una cantó A mí manera de Frank Sinatra. Y también sonó Baloncesto, de La Prohibida – la de la carroza de Reyes de Vallecas-.