Los sindicatos que conforman el sector de la limpieza en Cantabria continúan negociando con las patronales del sector, la Asociación Profesional de Empresas de Limpiezas (ASPEL) y la Asociación Regional de Empresas de Limpieza de Edificios y Locales (ARELCA), las reclamaciones que comparten los trabajadores y trabajadoras y que les llevarán a una huelga que se ha convocado a partir del 1 de agosto, después de que fracasaran las negociaciones de la semana pasada en el ORECLA.

Concentración de protesta frente al ORECLA || Foto: Israel Ruiz Salmón

El sector está conformado por más de 6.000 personas en Cantabria, especialmente mujeres con categoría de limpiadora y con una edad, en la mayoría de los casos, superior a los 45 años. Muchas de ellas trabajan en jornadas parciales y precarias.

Las mismas condiciones que se encuentran otras trabajadoras precarias como las Kellys (las camareras de piso, a las que se les ha ido rebajando su categoría y sus sueldos), las trabajadoras de la dependencia o del telemarketing, en la que a la precariedad de salarios se suma la de derechos.

La situación de las trabajadoras del sector es de por si dramática, ya que vienen de una congelación salarial total entre 2014 y 2016 y de un incremento salarial del 0,25% en 2017. Los sindicatos defienden que, una vez se ha tomado la senda del crecimiento económico, es hora de retomar las subidas salariales para dejar de perder poder adquisitivo en un sector donde aún son mayoritarios los salarios inferiores a 1.000 euros.

Esta semana se están negociando los servicios mínimos para la movilización y habrá asambleas de trabajadores en las sedes de CCOO en Santander, el jueves 26, y de UGT el viernes 27; ambos días en doble horario, a las 10,30 horas y a las 18,30 horas.

El objetivo es que los trabajadores decidan y voten por mayoría los servicios y los acuerdos a los que vayan llegando sobre el nuevo convenio colectivo regional, para el que aún no hay acuerdos.

Este lunes, tras cinco horas de trabajo, la patronal ha puesto sobre la mesa una propuesta que los sindicatos consideran inmovilista, con un convenio a tres años con un incremento salarial de 1,5% para el 2018, 1,5% para el 2019 y 2% para el 2020, pero “sin proponer ninguna medida social para reducir el número de contratos parciales”, según ha denunciado USO.

UGT y CCOO, por su parte, insisten en que se ha ofrecido una subida salarial anual media del 1,66%, cuando a finales de abril no superaban el 0,5%, además de incluir mejoras sociales.

USO se ha desmarcado de UGT y CC.OO., a los que ha acusado de actuar con “calculada ambigüedad y falta de valentía” al considerar estas propuestas pero no querer plasmar su firma en un preacuerdo y “oficialmente lo van a dejar en manos de las asambleas”.

Desde CCOO confirman que por el momento la huelga se mantiene en pie y que las decisiones “las están tomando en asambleas conjuntas”, tal y como se acordó en las asambleas realizadas el 2 y 3 de julio. “CCOO nunca va a tomar decisiones a espaldas de los trabajadores”, aseguran fuentes del sindicato que defienden que las asambleas en Santander y Torrelavega sirvan para que “los trabajadores del sector sean quienes valoren la propuesta de la patronal y tomen las decisiones, como se ha hecho siempre”.

Hoy, en una nota de prensa, los sindicatos mayoritarios han acusado a USO de buscar «un titular» y «debilitar la posición negociadora en la mesa al romper la unidad de acción sindical», y le han acusado de tratar de «sacar provecho electoral de una negociación tan compleja» de poner «sus intereses por delante de los de las 6.000 trabajadoras y trabajadores del sector».

USO también ha acusado a los grandes sindicatos de pretender “impedir la presencia de afiliados y delegados de USO en el sector a dichas asambleas” y por su parte CCOO y UGT insisten en que éstas siguen siendo las mismas que convocaban los tres sindicatos y que «son abiertas a todas las trabajadoras y trabajadores sin importar a qué sindicato están afiliados».