El pasado mes de septiembre ha sido especialmente negro para las cifras de los asesinatos machistas. Con 11 mujeres asesinadas, entre ellas dos niñas pequeñas, este mes es el peor del año y se ha convertido en el peor septiembre desde que existen registros de crímenes por violencia machista.

Protesta en Santander contra los feminicidios.

Por ello, las Asambleas Feministas de Cantabria han convocado este miércoles una concentración de repulsa contra este repunte de los feminicidios, que elevan a 77 -8 infantiles-, según Feminicidio.net, y que el Ministerio de Igualdad cifra en 41 al no contabilizar entre ellas a las mujeres asesinadas por violencia familiar o cuyo asesino no haya podido probarse que había sido su pareja.

En el manifiesto que han leído frente a las más de 100 personas que han cortado la calle frente a Delegación de Gobierno, las Asambleas han denunciado que son ya “demasiados días negros”.

Por ello, “para dejar de contarlos” o “dejar de llevarnos las manos a la cabeza cada vez que un «padre» asesina a sus hijas/hijos” insisten en que se requiere un cambio de conciencia social que llegue a las instituciones políticas y judiciales.

Y es que, como han recordado, todas las mujeres asesinadas en esa semana negra ya habían denunciado los malos tratos y las amenazas y, en todos los casos, la justicia había considerado que había “riesgo bajo” para sus vidas. No encontraron la protección que se les había prometido.

PIDEN QUE SE ESCUCHE A LOS HIJOS E HIJAS QUE SE ENTREGAN EN CUSTODIA A MALTRATADORES

Esquelas colocadas en la calle con los nombres de las mujeres asesinadas este 2018.

“Hay que dejar de decir que se nos está yendo de las manos cada vez que una medida mínimamente feminista intenta paliar estas aberraciones”, reivindican. En el caso de los menores, como el reciente asesinato de las pequeñas de Castellón de 3 y 6 años por parte su padre hace unos días, las Asambleas han reivindicado que se escuche a los y las menores a la hora de fijar la custodia.

“¿Cuándo van a empezar a escuchar los jueces y juezas a las hijas e hijos que están entregando a sus maltratadores?”, han preguntado, alertando de un preocupante dato.

Y es que, según recogen en el manifiesto con datos del CIS del año 2012, el 87% de la población española considera que un hombre que maltrata a su pareja no tiene por qué ser un mal padre. De hecho, el 64% rechazaba entonces que se deba quitar la custodia de las y los menores al maltratador aunque exista una sentencia condenatoria firme.

El cambio de conciencia social, afortunadamente, cambia en los más jóvenes, hasta el punto en que se invierten los datos. El 71% de la población de 15 a 29 años rechazan la idea de que un hombre que maltrata a su pareja pueda ser un buen padre. Y el 87% se muestran bastante o muy de acuerdo con que si hay una sentencia condenatoria firme, se quite la custodia a los maltratadores.

Para que esta conciencia social llegue a las instituciones, las Asambleas reclaman formación con perspectiva de género en la judicatura, en los servicios sociales, en la policía, en los servicios de abogacía o de psicología, así como que se destinen los suficientes fondos económicos en la lucha contra la violencia machista. “Porque la buena voluntad no nos va a librar de ser cómplices de estos asesinatos”.

En la protesta, las y los feministas han enarbolado varias pancartas con frases como ‘Disculpen las molestias pero nos está asesinando’, ‘Agresor, suicídate antes de matarla’, ‘Odio a los hombres que matan y maltratan’, ‘Un maltratador nunca es un buen padre. Fuera visitas’ o ‘No quiero flores, quiero vivir’.

Además, se han gritado consignas como ‘Ni una manos, vivas nos queremos’, ‘Nos quieren sumisas, nos tienen combativas’, ‘No estamos todas, faltan las asesinadas’ o ‘La lucha será feminista, o no será’. Al terminar de leer el manifiesto, varias mujeres han leído en voz alta algunos de los casos de mujeres asesinadas este 2018, colocando sus esquelas en la puerta de la Delegación de Gobierno y en la acerca de la calle Calvo Sotelo para escenificar la magnitud de esta tragedia a la que sigue sin ponerse remedio.