Tamara, ‘reina’ del bolero en el Palacio de Festivales
El Palacio de Festivales acoge esta semana un espectáculo de danza en el que se lanza una reflexión, a través de movimientos, sobre la esencia de la masculinidad y las distintas formas de afrontarla, todo en una semana en la que además se celebra el festival de Jueves de Bolero, con la actuación estelar de Tamara.
En concreto, el montaje de danza será el viernes 19 a las 20.30 horas en la Sala Pereda del Palacio de Festivales.
‘Dancing with frogs’ es una coproducción de: Mercat de les Flors, Festival Temporada Alta 2017 y de la compañía de danza Sol Picó.
En el montaje se reflexiona, cuestiona y analiza el mundo de la masculinidad, esa otra mitad, el complemento biológico de lo femenino.
Así, se parte de la búsqueda de respuestas a preguntas como: ¿qué es lo masculino sin lo femenino?, ¿hay límites entre ellos?, ¿cómo vive, siente, acciona, sufre, se relaciona con el mundo, el hombre del siglo XXI? ¿es igual que siempre o algo ha cambiado?, ¿cómo debe ser un hombre?, ¿qué hay que hacer para ser uno?
Durante el espectáculo, Sol Picó baila con sapos o con lumbersexuales, neo-macarras, metrosexuales y andróginos en una aventura ácida, sucia, gamberra y tragicómica.
Dirigida por Sol Picó con Carlos Fernández como asistente de coreografía, los intérpretes son Antoni Comas, Daniel Corrales, Elías Torrecillas, Guillermo Weickert, Junyi Sun, Pere Jou y Valentí Rocamora, que ponen en escena música original de Pere Jou (excepto “Haka” Antoni Comas).
Por otra parte, la Sala Argenta del Palacio acoge el sábado 20 a las 20.30 horas la séptima edición del Festival de Boleros, que contará con las actuaciones de la agrupación santanderina Jueves de Boleros y la considerada como “Reina del bolero”.
La cita ha agotado las entradas hasta que el mismo día del concierto salgan a la venta algo más de un centenar de las mismas, ya que, tal y como ha explicado el responsable de programación, Regino Mateo en la presentación de este evento, la Ley de Cantabria de Espectáculos Públicos obliga al Palacio de Festivales a reservar un porcentaje mínimo de entradas, equivalente al diez por ciento del aforo, para su venta directa al público sin reservas, el mismo día de la celebración.