La Vorágine se rearma para hacer pedagogía y contrapoder en tiempos de odio
La Vorágine es unos de esos espacios de divulgación de cultura crítica que han germinado en Santander en los últimos años, con el compromiso de crear espacios de pensamiento analítico y de desaprendizaje de algunos hábitos que, hasta hace poco, dábamos por hecho.
Tras cinco años de experiencia, el proyecto crece y se traslada a un nuevo local. Este puente dijeron adiós a la pequeña librería de la calle Cisneros, cuya particular entrada con el callejón y el mural es tan característica. Este lunes 10 abren el nuevo espacio, y el miércoles a las 19.30 lo celebrarán con todos sus amigos, en un acto allí, en Cisneros 69
No se van muy lejos. Se mudan a la misma calle, a ese barrio del buen vivir. Aprovecharon este puente para la mudanza, que ya tienen muy organizada. “Pero siempre se agradecen las manos que se están ofreciendo a ayudar”, reconoce Carmen Alquegui, trabajadora del colectivo y de la librería, en una entrevista en EL FARADIO DE LA MAÑANA (ARCO FM 103.2).
“Está siendo durillo”, admite, aunque reconoce que hay muchas personas que se han acercado a despedirse del antiguo local y a ofrecerse de ayuda para trasladar los libros. “Tenemos camiones y todo pero hasta nos vino una señora que traía la carretilla con las nietas porque quería colaborar activamente”.
Mientras lo ultiman todo, continúan desarrollando los eventos de la última Surada Poética de la anterior etapa. Incluso, este martes han disfrutado de la última sesión en la librería antigua, con una cita de poesía bajo techo protagonizada por Sofía Castañón.
“Son cinco años en ese local y hay muchos recuerdos. Hemos compartido tanto, tantas presentaciones pero, sobre todo, es el sentir. La oportunidad de hablar, escuchar y, ante todo, aprender de las demás”, reconoce con un toque de nostalgia que se mezcla con las ganas de estrenar su nueva etapa.
“TENEMOS UN PAPEL A TRAVÉS DE LA ORGANIZACIÓN EN LA CALLE Y LA PEDAGOGÍA”
Esta nueva etapa viene cargada con amenazas del pasado, con el resurgimiento de ideologías de odio y discriminación (que ellos mismos han sufrido al ser señalados desde esos ámbitos como «enemigos de su pueblo»).
Estas nunca se han vencido del todo pero parecen haber tomado más fuerza desde las elecciones andaluzas, con un fuerte y preocupante aumento de la ultra derecha cuyo mensaje anti feminista, con el movimientos LGTBI y contra los inmigrantes protagonizan su programa electoral.
“Siempre hemos sido contrapoder”, ha defendido, recordando que es también el papel que le ha tocado a La Vorágine en Santander. “Nos tocará también a partir de ahora: esa pedagogía previa”.
Por ejemplo, ha recordado cómo esa noche y los días siguientes han entrevistado en la radio a personas que han votado a VOX. “No saben ni lo que han votado”, lamenta, “ni que quieren derogar la Ley contra la Violencia de Género o acabar con el matrimonio homosexual. La gente no lo sabía y se quedaban en shock al darse cuenta de que han apoyado eso”.
Por ello cree que es tan importante la pedagogía, “para saber lo que suponen los movimientos fascistas, que no deberían poder presentarse a las elecciones por esos relatos de odio y de discriminación que tienen”. “Somos conscientes de que tenemos un papel a través de la organización en la calle, la pedagogía o desde el desaprendizaje de cómo participamos activamente en política también”, afirma.
Fernando Diaz
Por una parte, estamos de acuerdo en que es lamentable e intolerable sufrir ataques por defender una determinada postura política, social o ideológica. Aunque en este escrito de El Faradio se hagan referencias reales más bien a épocas pasadas, no tanto a las actuales. En este sentido, no hace falta ponerse la venda antes de la herida.
Y es que comparar a la ultraderecha (Blas Piñar, Fuerza Nueva, Cedade, etc.) de aquellos años (+- 70) con sus supuestos continuadores hoy no resiste un mínimo de análisis serio. Se nota que quienes lo hacen no vivieron aquel tiempo, y si me apuras viven poco el actual, al no valorar de primera mano y confiar en consignas prefabricadas por los partidos grandes (actual partitocracia), la prensa a su servicio y los generalizados intereses centrados en mantener una población domesticada, acrítica, ñoña, buenista, idealista y, por tanto, muy manejable.
Una cosa es, decía, sufrir y defenderse de elementos agresivos -cuando los hay-, y otra creer que uno está llamado a ´evangelizar´ el mundo en una misión sacrosanta e insustituible.
“Nos tocará también a partir de ahora: esa pedagogía previa”.
El peligro está ahí, a la vuelta de la esquina, me refiero a caer en el dogmatismo consecuencia de la falta de autocrítica y en rechazar verificar tus posturas con la realidad.
Ahí tenemos al Psoe. Al poco de llegar al poder se retransmitió en directo por tv la llegada a Valencia de un barco de migrantes a la mayor gloria de su propaganda progre, ´buenista´ e irresponsable. Muy pocos meses después vemos, por un lado, cómo ha aumentado la llegada de pateras con el desbordamiento lógico de las instalaciones (efecto llamada). Y por otro lado, cómo esa misma acción de rescate privado en alta mar ha pasado a ser rechazada.
Habrá que deducir de esta evolución que el Psoe ha pasado a ser un partido xenófobo, fascista y de ultraderecha. Rigurosas puede que no, pero hay que reconocer que las recetas posmodernas son prácticas, rápidas y fáciles de usar.
-“es tan importante la pedagogía, “para saber lo que suponen los movimientos fascistas, que no deberían poder presentarse a las elecciones por esos relatos de odio y de discriminación que tienen”. “Somos conscientes de que tenemos un papel a través de la organización en la calle, la pedagogía o desde el desaprendizaje de cómo participamos activamente en política también””.
Ejemplo práctico:
-si somos veraces y realistas convendremos en que Vox no es un partido fascista, parto de la base de que conocemos el concepto “fascista”. Y también que no hay motivo para que no se presenten a las elecciones, de hecho, metidos en harina alguien podría pensar desde la frialdad del observador neutral que merece más la calificación de fascistoide quien quiere impedir el acceso electoral a aquellos que no piensan como él, aunque seguro que éste también sería un juicio superficial.
-Se dice que defienden “relatos de odio y de discriminación”. ¿Dónde? ¿Cuáles?
¿La Ley de VG?
¿estar en desacuerdo contigo es sembrar odio y discriminación? Considerar que el estar en contra de tus posiciones ideológicas ya implica un relato de “odio y discriminación” resulta cuanto menos llamativo y cierta dosis de hipersensibilidad, digámoslo así. Incluso podríamos hablar de sectarismo y pura arbitrariedad al no ver que, sin ir más lejos, en esa Ley se conculcan principios y derechos fundamentales para la mitad de la población (la presunción de inocencia, por ejemplo), lo cual no es precisamente un ejemplo de relato de conciliación, fraternidad, igualdad o solidaridad. Suena más bien a confrontación, agresividad y desigualdad.
Recuerdo que no estoy hablando de apreciaciones o de opiniones personales, sino de hechos fácilmente comprobables.
Partir de la base de que se practica la “pedagogía” política como vemos tiene sus riesgos y sus aristas, sobre todo cuando no se cuenta con el arsenal y la munición adecuada.