Sniace volvió a contar con un directivo condenado por delito medioambiental
La empresa Sniace está pendiente de un nuevo juicio por delito ambiental, por unos vertidos realizados al río Saja entre los años 2008-2010, y por el que están imputados por la Audiencia Provincial los miembros de su Consejo de Administración, incluido su histórico presidente, Blas Mezquita, y el jefe de Operaciones, José Francisco González Payno, tras acciones judiciales emprendidas por las organizaciones Ecologistas en Acción y Traperos de Emaús.
No es la primera vez que la empresa con fábrica en Torrelavega se enfrenta a un juicio por delito ambiental, y en concreto por la realización de vertidos sin autorización.
En mayo de 2010, el Tribunal Supremo ya condenó al secretario de su Consejo de Administración y consejero del mismo, Miguel Gómez de Liaño, a un año de cárcel y de inhabilitación para ejercer actividades profesionales que precisen autorización ambiental, todo por unos vertidos hechos en 2006 al Saja-Besaya, y cuando le había sido revocada la autorización de vertidos de la Confederación Hidrográfica del Norte
Esa sentencia corrigió a la previa de la Audiencia Provincial de Cantabria, que no vio delito alegando que el vertido se adaptaba a lo establecido en la autorización provisional que le había concedido el Gobierno autonómico (Consejería de Medio Ambiente, entonces con Francisco Martín, actual consejero de Industria, al frente), si bien esa autorización estaba revocada.
Ese fallo judicial fue recurrido, y el Tribunal Supremo entendió que sí que hubo riesgo, por lo que acordó la inhabilitación de este directivo.
El abogado Miguel Gómez de Liaño entró en el Consejo de Administración de Sniace el 29 de junio de 1997, junto con Blas Mezquita. Estos dos directivos han formado el núcleo duro de la compañía durante los últimos 18 años, y Gómez de Liaño ha llegado a ser presidente en funciones de la fábrica en determinados momentos.
Tras cumplirse el plazo de la sentencia, Gómez de Liaño volvió a sentarse en el Consejo de Administración de Sniace, como consejero ejecutivo. Y en 2016, dentro de una serie de movimientos dentro de la empresa y sus órganos de dirección, dejó de ser consejero ejecutivo, pero eso no significa que finalizara su relación con la compañía, de la que pasó a ser consejero externo.