Ruth Beitia abandera el «no al dopaje» del PP de Casado
Este fin de semana se celebra la convención nacional del PP, en la que casi tiene más protagonismo el proyecto de futuro del partido que la presentación de los candidatos a las elecciones autonómicas y municipales.
Inmerso en un bocata entre Ciudadanos y VOX, con el liderazgo discutido de Pablo Casado y un futuro muy incierto a corto plazo, con cambio hasta de marca (populares en lugar de PP), en Cantabria estábamos expectantes ante una nueva actuación de Ruth Beitia, después de una semana desaparecida, desde que cometió su primera torpeza como candidata a la Presidencia de Cantabria: igualar maltrato animal y violencia contra la mujer.
El primer nulo de Beitia llegó en su primer salto, en un debut angustioso ante su gente, en el Santemar. También delante de los adversarios internos de sus amigos. Porque Ruth, como tal, pensará que no tiene enemigos pero ya los tiene, por haber aceptado encabezar la candidatura del PP en Cantabria.
Es decir, todos los que le dan la espalda, lo que será un gran handicap hasta mayo: los afines a una presidenta autonómica, María José Sáenz de Buruaga, ninguneada por la dirección nacional, por los caprichos de Maroto y Casado, en una decisión de «boy scouts», como se desahoga en privado algún dirigente actual.
Pues una semana entera de periodo preelectoral en la que Beitia no ha tenido agenda, y en la que habrá podido ensayar un salto muy fácil, de precalentamiento, un listón tan simple como hablar de lo que sabe, sin leer, durante sólo tres minutos.
De eso charlarían Beitia, Maroto y su asesor, el único día de la semana en que ha sido portada, por una reunión en el Hotel Bahía que ha sido la imagen de la soledad: Beitia a solas, sin equipo, reunida con quienes tienen que tirar de su candidatura, los de la corazonada, la desesperación o las encuestas. O todo a la vez.
En la cafetería, frente al Centro Botín, sentada frente al presentador del acto en el que iba a tener que intervenir este viernes después de la angustia del jueves pasado. Sentada con el vicesecretario de Organización nacional del PP, en plan «qué hago yo aquí», y Maroto y su asesor animándola a levantar el vuelo y proponiendo titulares para ese mini discurso, que tenía que dar sí o sí.
Tres minutos, que se pasan volando. 540 palabras, que no da ni tiempo a hablar de deporte, de la base, de sanidad y de obesidad infantil. De valores. De «saber ganar y saber perder», muy apropiado para los sentimientos del PP cántabro, mires donde mires.
En su intervención, la candidata autonómica ha respondido a una pregunta sobre su visión de cómo la política puede mejorar el deporte. Pero en su respuesta, Beitia ha hablado tanto de deporte como de ópera, porque lo que importa aquí es hablar de España. En cualquier caso, las ideas clave en su candidatura, que parece buscar al votante del Marca, porque la prensa deportiva es muy importante, como dijo Casado hace una semana en Santander. Y la bandera española ni te cuento.
Forzando el discurso, ha abogado por trabajar el deporte base, «no porque vayan a ser los deportistas de nuestro futuro sino porque van a ser los españoles de nuestro futuro”. El deporte, que ha elevado a “cuestión de Estado” y que es, por supuesto, “Marca España”. Y le ha dado tiempo a introducir discurso de limpieza, que algo le interesará también un poco a la dirección nacional.
«No al dopaje», ha proclamado, para abanderar en nombre del presidente de los populares el juego limpio de una nueva etapa que pretende hacer olvidar el pasado reciente de una moción de censura por la corrupción del PP .
La candidata en Cantabria del partido desalojado en junio pasado de La Moncloa por la Gürtel (suena a prehistoria después de escuchar a Beitia); la diputada que en el momento de mayores recortes en España, también en becas deportivas, tuvo el privilegio de un escaño sin tener que trabajar; la atleta que en esos años consiguió sus mayores éxitos, las medallas de oro, en especial la de 2016 en Río de Janeiro; la que en vida pone nombre al complejo deportivo de la Albericia, en su ciudad de Santander, donde no se conoce otro gobierno democrático que el del PP, que le hizo una pista cubierta con dinero público para que pudiera entrenar en invierno.
Ruth Beitia ha proclamado «no al dopaje» y lo tenemos que imprimir y poner en la corchera con una chincheta. Entre por lo que es y por si acaso.
Este sábado a las 10 de la mañana interviene la alcaldesa designada, Gema Igual, que aspira a ser la primera mujer que gana las elecciones en Santander, mientras todos sus adversarios aspiran a hacer un Andalucía y alcanzar el primer gobierno de alternancia en 40 años de democracia.
Fernando Díaz
Todavía estoy esperando la reacción de las igualitaristas feministas ante el caso Beitia.
Cuando todos somos conscientes de que está ahí, en su nueva responsabilidad, por ser mujer, no por deportista de élite, por ser mujer. Hoy no hace falta explicar que pertenecer al sexo femenino es una condición fundamental para ostentar un cargo público, dejando en un segundo o tercer plano la competencia.
Ahora entiendo por qué no soy neofeminnista: los fenómenos discriminatorios sexistas me chirrían y el trato desigual contra la imagen de la mujer me rebelan.
Este mal entendido sentido de la igualdad de oportunidades lo que hace es:
1- perjudicar a las mujeres. ¿Por qué? porque pone en evidencia a las mujeres que no tienen la capacidad mínima para el puesto en cuestión. Forzar situaciones absurdas tiene estas cosas: acciones contra la mujer y seguir regalando argumentos a quienes están en contra de las políticas paritarias y discriminatorias.
2-Obviamente también perjudica a los hombres competentes. Al taponar un puesto con alguien que proviene de un colectivo a privilegiar que no da mínimos conseguimos dejar fuera a alguien que lo pueda hacer mejor, incluso mucho mejor.
3-Solo beneficia a la minoría que se deja llevar por prejuicios ideológicos y que quiere imponer sus ensoñaciones y sus idealizaciones personales. Pero lo pagamos el resto.
nonato@hotmail.es
“La candidata en Cantabria del partido desalojado en junio pasado de La Moncloa por la Gürtel (suena a prehistoria después de escuchar a Beitia); la diputada que en el momento de mayores recortes en España, también en becas deportivas, tuvo el privilegio de un escaño sin tener que trabajar; la atleta que en esos años consiguió sus mayores éxitos, las medallas de oro, en especial la de 2016 en Río de Janeiro; la que en vida pone nombre al complejo deportivo de la Albericia, en su ciudad de Santander, donde no se conoce otro gobierno democrático que el del PP, que le hizo una pista cubierta con dinero público para que pudiera entrenar en invierno”.
Hacía tiempo que no leía algo tan tendencioso. Si es envidia o rencor lo dejo para cada cual.